EL DESTINO FINAL
Sin destino al finalCuando pensábamos que una cuarta parte no nos podía ya asombrar, llega
El destino final (
The final destination: Death trip, EUA-2009) para darnos la razón. Para ser la cuarta parte de una serie de películas que tratan más o menos de lo mismo, esperábamos que “el destino final” nos relatara cambios más visibles en su poca corpulenta dinámica de la diversión y entretenimiento
semigore. A diferencia de sus predecesoras, esta se presenta con la tecnología
3D, lo que le da un plus afortunado para creer que las cosas pueden verse superadas apenas por los incesantes planos superpuestos que dan la idea de experimentar que se está ahí, con la muerte misma. Una cuarta parte de una franquicia que por más final que anuncian este no llega jamás. Y si se ve en
3D, digamos que es ya la única forma de atraer público a las salas de este tema que ya se cansa de gastado.
La historia no varía por ningún momento de sus antecesoras donde alguien tenía una premonición acerca de un accidente. En lo que resta de trama de la franquicia, todo comienza cuando
Nick y unos amigos acuden a un circuito de carreras para presenciar una prueba de
Nascar. Durante ésta tiene lugar un terrible accidente que conlleva desastrosas consecuencias para el estadio, que acaba derrumbándose.
Nick descubre que solo se trata de una visión de algo que está a punto de suceder y junto con otras doce personas consigue salir del recinto y escapar de una tragedia segura. Pero hoy como antes, la muerte no renunciará a lo que es suyo, y regresará para terminar con ellos de uno a uno.
Elementos característicos de las cintas se asoman una y otra vez para dejarnos con aires de suspenso acerca de cuál será la posible causa de los accidentes que traigan la muerte a cada uno de los protagonistas, resultando desde luego, en los más increíbles e insospechados eventos donde lo que menos faltan son cadáveres que cada vez muestran mucha más sangre de la que el cuerpo humano suele almacenar. Es triste decirlo, pero una historia inicial en términos de la franquicia y no de esta historia en particular, se vuelve harto repetitiva a cada momento; pero eso ya se había vuelto latente desde incluso la primera trama. Con cada cinta, y con cada accidente todo se ha vuelto mucho más risible no porque no sea cada accidente más trágico que el que le precede, sino porque ya no nos importa tanto lo que les pasa a los protagonistas porque la trama no nos hace sentir empatía por ellos.
El
3D tampoco es suficiente para conseguir salvar una cinta que el mayor susto lo provoca una gran cantidad de objetos volando hacia la pantalla. Las muertes muestran cada vez más y más y más y algunas escenas son duras de ver y hasta algo asquerosas, pero ahí entra la risa de nuevo, y no nos sorprende como debiera. Esta cinta es un mero
remake de la primera y de la segunda y de la tercera, como las anteriores lo fueron de las mismas. El guionista Eric Bress nos presenta personajes muy planos, acompañados de actores que hacen desear que el encargado de
casting fuera despedido. Nada importa mucho, y un poco de la explicación se la dejan de mano a los
flashbacks; y excusarse al final con una explicación que vendría a ser como la explicación simple al plan que la muerte ha tenido para todos. Pero cada quien con su interpretación.
Una explicación bastante confusa como cuestionable que nos deja mal sentados en una sala de cine donde la premonición acerca de cuan mala podría ser, se hace realidad. A David R. Ellis como director de la cinta, le hizo falta mucha destreza en el manejo de la tensión sin que el acomodo de las piezas la hiciera predecible como si puede resultar en la mayoría de las ocasiones. Y a los desconocidos actores les falta intención para salir del estereotipo. Tanto, que dan ganas de que los maten a la primera oportunidad. Lo que debió haber sido un verdadero destino final, debió haber servido para poner fin a una saga que ya estaba fulminada.
Sin embargo no funciona y sólo se limita a ser una indigna continuación, o un pésimo
remake que fuera de entretener no da nada nuevo a excepción de la técnica
3D. Hipotéticas fatalidades y facilidades para que ocurran muertes de carácter casi casual e imposible que sobrepasan algunos límites y el ridículo, y dejan en absurdo el contexto de lo ofrecido en pantalla. Fue necesario hacerse del
3D para ofrecer algo distinto al público, pues sin él, la cinta no vale absolutamente nada. Pero ni con esa técnica la cinta es recomendable. Ni que decir para quienes tengan que verla en
2D.
El destino final, no se acerca para nada al final que se prometía desde un inicio; pero con el mal tratamiento del mismo, y por el bien de todos, ojalá que ahora sí lo sea.