Reconozco que yo le odiaba un montón, desde el accidente con Barberá o sus declaraciones sobre Pedrosa. Fue muy polémico fuera y dentro de los circuitos. Su forma de pilotar, demasiado temeraria para mi gusto pero me hizo pasar muy buenos momentos. Le dedico unas líneas porque su muerte me ha impactado, me ha puesto muy nerviosa.
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Arriesgado, loco, bocazas, rápido, temerario, constante... muchos adjetivos más podrían definir el carácter del piloto italiano Marco Simoncelli. Su forma de pilotar siempre fue criticada. Arriesgaba al máximo sin importarle poner en riesgo la vida de los otros pilotos. Los seguidores del motociclismo recordamos cuando puso en juego la vida de Barberá en aquel incidente tan feo en el que el español salió por orejas.
Y era tan arriesgado que solía caerse. La temporada pasada no fue su año; en 2011, con la Honda, parecía haber mejorado considerablemente aunque, su temperamento, le seguía llevando al suelo de vez en cuando. Hoy, en su encarnizada lucha con Bautista, nos estaba haciendo disfrutar. Se rozaban, se adelantaban. Es la emoción que buscamos los amantes de este deporte. Y esta emoción es la que nos ha traído un fatal desenlace.
A las pocas vueltas de comenzar la carrera en Malasia, SuperPippo se ha caído y ha sido arrollado primero por Colin Edwards y segundo por su gran amigo, Valentino Rossi. El choque con Il Dottore le ha quitado de cuajo el casco a Simoncelli, que ha quedado inerte en el suelo de Sepang. Rápidamente se ha temido lo peor. La organización de la carrera no ponía las imágenes del accidente. Mal presagio. Dorna no confirmaba ni desmentía el estado de salud del italiano. Veíamos las caras del padre, de la novia, de Fausto Gresini, todos muy preocupados. Y seguíamos sin tener noticias.
Marco ha llegado a la clínica móvil con una parada cardiorespiratoria y una marca de rueda en el cuello. Su estado era muy crítico. Una hora después se ha confirmado su fallecimiento debido a las graves heridas.
Simoncelli, campeón del mundo de 250cc, no merecía este final. Un piloto bastante odiado por la afición española que nos deja en la plenitud de su carrera. Descansa en paz, SuperPippo.