“A VECES EL MUNDO NO NECESITA UN HÉROE, LO QUE NECESITA ES UN MONSTRUO”
PrólogoLas críticas hacia este nuevo Drácula eran horribles. Lo peor de la cartelera. Y el destino no quiso que pudiera verla en el cine, cosa de la que me alegré, ante la perspectiva de poder ver otras que sí me apetecía ver, como Boyhood o Perdida.
Y el caso es que mi pasión por el personaje de Vlad Tepes, su leyenda, y el género del vampirismo en general, me obligaba a probar suerte. Total, por una escasa hora y media no iba a perder gran cosa.
Drácula, de Bram Stoker, de Coppola, pasó sin pena ni gloria por mi vida. Después de verla dos veces, puedo confirmar que me parece un auténtico castañazo sin precedentes, aburrida y bizarra a más no poder.
Entrevista con el vampiro, protagonizada por Brad Pitt y Tom Cruise, me supuso una agradable experiencia, y a día de hoy la considero la mejor película de vampiros que he visto.
Drácula, la leyenda jamás contada es otra cosa. Es oscuridad, fantasía y pura acción. Recuerda por momentos al cine de superhéroes como Batman Begins, sobre todo, o incluso El hombre de acero. Nada que vaya a pasar al Olimpo de las grandes joyas del cine, pero sí una película que posee algo muy valioso, y que parece estar infravalorado: entretiene.
CríticaEl director novel Gary Shore prueba suerte para iniciar su andadura en la gran pantalla con un tema arriesgado. La lista de películas, series y novelas sobre Drácula es tan extensa que no cabría en una página.
Ciertamente, la novatada le ha salido un poco cara en cuanto a crítica, pues todo el mundo tiene en mente la sobrevalorada Drácula, de Bram Stoker, de Francis Ford Coppola”. Sin embargo, el éxito económico está ya garantizado. Con un presupuesto de 70 millones de dólares, ya ha recaudado más de 200.
La producción se siente grandilocuente, y algunas imágenes cenitales son espectaculares. Además, su corta duración la hace rápida, entretenida, sin excederse en nada. Sin embargo, la dirección es muy pobre, los efectos especiales tienen mucho margen de mejora, y las escenas de acción están rodadas de forma mediocre, provocando una sensación al espectador de no saber qué está pasando. Pero bueno, por ser su ópera prima, le podemos perdonar, esperando que aprenda de sus errores para próximas producciones.

Las interpretaciones tampoco quedan mucho más allá. Para no extenderme demasiado, lo resumiré:
Luke Evans, como Vlad Tepes (Drácula) es un personaje con tan poco carisma que la historia pierde credibilidad.
Sarah Gadon, su esposa, tiene más matices dramáticos, carentes en el frío Luke Evans. Aunque es de lo poco salvable del reparto, no llega a ser notable.
Dominic Cooper, como el sultán Mehmed de Turquía, archienemigo de Vlad Tepes, parece una marioneta en manos de un ya de por sí pobre Luke Evans. Con eso lo digo todo.
Art Parkinson, Rickon Stark en Juego de Tronos, demuestra una vez más que es uno de los peores actores jóvenes del mundo. Su cara me provoca escozor ocular. Es algo que me supera. De todos los actores de esa maravillosa serie, han ido a escoger al peor.
Pero esta elección queda compensada con la elección de uno de los mejores intérpretes de la serie de la HBO: Charles Dance (Tywin Lannister). Con un personaje perfectamente dibujado, como ese alma en pena que negocia con Drácula acerca de cuestiones que no pretendo desvelar, Dance es el auténtico amo y señor de la película.

En cuanto a la banda sonora, de Ramin Djawadi, compositor también de Juego de Tronos, cumple con solvencia las exigencias de la historia. Épica bañada en violines y percusión, con tintes medievales y muchos in crescendo. Se acerca mucho a la música de Hans Zimmer, y eso es decir mucho. ¿Será Djawadi el nuevo maestro de la composición para cine?
Finalmente, la fotografía y la ambientación hacen que las carencias en los terrenos interpretativos y de dirección se maquillen un poco. El tenebrismo, la eterna oscuridad, la lluvia y esos paisajes de ensueño siempre me han enamorado. Y no podían faltar en una cinta que lleve por nombre al gran príncipe de Transilvania.
EpílogoEn ocasiones, el cine, como todo en la vida, te da pequeñas lecciones. No hablar antes de tiempo es un signo de sabiduría. Me pasó con Torrente 5, y me ha vuelto a pasar con Drácula, la leyenda jamás contada.
Y es que tener altas expectativas puede desvirtuar tu visión de una película, y hacer que la veas directamente como si fuera una obra maestra, o justo al contrario, decepcionarte de la más absoluta de las maneras.
Recientemente, escuchando un podcast sobre cine, “La órbita de Endor”, he podido aliviarme al saber que no soy el único que se atreve a criticar obras maestras del cine por no herir sentimientos. Lo cierto es que una vez que los primeros en ver una película dicen que es sobresaliente, cuesta ya despegarse de esa opinión, y todo lo que sea criticarla te cuesta un aluvión de insultos, y por poco casi hasta amenazas.
Yo pienso que el cine es algo tan subjetivo que si no fuera así no sería tan hermoso y mágico como es. En el cine no debe caber el “esta película es una obra maestra porque se hizo hace 40 años y está muy bien hecha”. No. El cine es como la música: sensaciones personales. Y a mí me vale de más una película poco conocida que no me canse de ver mil veces, antes que un clásico aclamadísimo que no sea capaz de ver ni por segunda vez.

___________________________________________________________________________________
VALORACIONES
- Interpretación y dirección: 4/10
- Guión: 6/10
- Banda sonora: 7/10
- Fotografía y ambientación: 8/10
Nota objetiva (media de las valoraciones): 6,25/10
Nota subjetiva: 6/10