Bresson era jansenista (la gracia no está dada para todos, sólo algunos nacen con la gracia efectiva, existe predestinación). Que la película anuncie desde el título su resolución argumental desplaza por completo el centro que el director se propone trabajar. Nos dice que no pongamos nuestra expectativa y atención a la peripecia de todo relato, eso no es lo más importante, sino el cómo se consigue la resolución, y más aún el quid de ese cómo el preso consigue escapar tampoco está en las acciones que realiza sino en la forma en que las realiza: el ascetismo gestual, el ascetismo de los intercambios con los otros presos. Y esto se debe a que hay una segunda lectura que se nos ofrece a la vista detrás de la historia manifiesta y es la metáfora respecto del hombre en el mundo, si es libre o no, si está predestinado o no a una salvación, si hay esperanza siquiera de una salvaión. Bresson no usaba actores sino "modelos" en los que el papel, el personaje se identificaba completamente con la persona que lo encarnaba, buscaba evitar la separación entre actor y personaje y buscaba evitar todo efecto teatral, porque concebía al cinematógrafo como un arte absolutamente distinto y específico respecto a los demás, y que necesitaba llegar a su propia verdad despojándose de los restos de las otras artes. Por eso su cine es tan "raro" respecto de todo lo que estamos acostumbrados a ver de la misma época.