8
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10
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El tren que no cesa.
Un zas en toda la boca de la jerarquía Vaticana (un tren de mercancías pasa en dirección Este con la puertas cerradas) porque lo que se pueda decir de (el mismo tren pasa en dirección oeste, vacío, con las puertas abiertas) los nazis ya se ha hecho otras (vuelve a pasar el tren con las puertas cerradas) veces. Los bogavantes supongo (el tren vuelve a buscar su carga mortal) que estarían buenos, la pinta (ya la ha dejado, y van...) era deliciosa. Unos artistas en lo (¿He dicho que ha pasado un tren cargado de personas destino a los campos de exterminio?) de mirar hacia otro lado, sobre todo cuando (pasa el tren).
Menuda joyita
Extraña, para una película coreana, y a la vez agradable selección musical (tangos, boleros, cantados en español) que se amoldan de maravilla a la temporada más rosa de la pareja, cuando reina el encantamiento y que se transforma ya, para el resto del metraje, en música sinfónica puesto que no tendría cabida ningún tema de los anteriores en la nueva situación. Una película que entra muy bien, con situaciones en las que arranca una muy buena sonrisa (la del encuentro y la réplica en la máquina de refrescos hace reir francamente) pero que, poco a poco, nos va haciendo remover en el asiento, subiéndonos el corazón a la garganta, con unos veinte últimos minutos tremendamente emotivos que llevan a la escena cumbre en la tienda donde ya no hay quien aguante las emociones.
Hay que ser coherente y, si se tiene un 10, se marca uno un autogol épico.