Tengo que reconocer que la sensación al salir del cine no fue del todo positiva.
A continuación expondré lo que me ha transmitido McDonagh y también otras lecturas que he investigado por ahí que hilan tan fino que pueden llegar a ser hasta contraproducentes, según mi prisma, para la propia película si es eso lo que el director nos pretende hacer llegar.
Como comenta Saeki, la fotografía, dejando unas estampas bucólicas, junto con la ambientación rural irlandesa de los años 20 crean una inmersión sensacional con la que se conecta desde el minuto uno. A partir de ese momento se nos presenta la historia de dos amigos de toda la vida, muy buenos según comenta la gente del lugar, y comienza a despegar y a ponerse de lo más interesante...hasta que se nos presenta el personaje interpretado por Gleeson.
A partir de este instante comenzó una lucha interior por adivinar qué verdaderas razones podrían haber llevado al distanciamiento entre estos dos buenos amigos, en teoría, hasta ayer. Y es que la actitud de Gleeson hacia su mejor¿? amigo es totalmente desproporcionada, intransigente y hasta cierto punto despiadada dejándome bastante incómodo durante todo el trayecto preguntándome qué quería McDonagh que pensara realmente sobre lo que me estaba ofreciendo. Y aunque Gleeson confiesa el porqué lo hace no terminé de encontrar ningún tipo de señal que indicase que Gleeson en algún momento anterior apreció a Farrell lo cual me desorientó aún más si tan buena amistad existió.
No sabría decir si la película pretende reflejar el paralelismo con las actitudes provocadas por una guerra civil, que está presente pero se siente más como un lejano susurro que como algo realmente tangible, que pueda afectar a la historia que se nos está narrando. Esta conclusión es la que he podido extraer de compañer@s de otros foros y es posible que así sea pero mi enfoque y por lo que vine a verla fue en todo momento el de sentir la relación de dos amigos y sus razones sin acudir a figuras literarias que expliquen la "complicada" visión del director. Espero no equivocarme y haber entendido a McDonagh si no el fallo sería claramente del que suscribe.
Llegamos al turno de Farrell. Otro momento incómodo que McDonagh se encarga de servirnos más bien frío por la propia naturaleza del personaje. Farrell podría haberse convertido fácilmente en la víctima de todo el sarao y propiciar un sólido asidero al que agarrarse pero McDonagh, creo, tampoco pretendía eso. El retrato de un Farrell no demasiado elocuente tampoco ha ayudado a empatizar con esta pareja a la que todos mis sentidos veía como imposible en su anterior relación y, por tanto, me ha costado mucho creerme. Importante este detalle que luego comentaré.
Con Condon, McDonagh ha creado al personaje con el que seguramente más he conectado convirtiendo la relación con su hermano Farrell en uno de los mejores momentos de la experiencia. Aún así, McDonagh se las ingenia para no dejarme durante mucho tiempo en mi zona de confort recordándome que a este lugar bucólico he venido a disfrutar pero mayormente a sufrir.
El bueno y picarón de Keoghan redondea una faena aportando cierta frescura al conjunto convirtiéndose en el único apoyo de Farrell junto a su hermana.
Y como epílogo sólamente pienso en la verdadera razón por la que Gleeson aparta de su lado a Farrell de esa manera. Supongo que Gleeson compartió una evolución personal similar a la de Farrell y llegado un punto Gleeson continuó su desarrollo personal mientras que su amigo se iba quedando, poco a poco e irremediablemente, más y más atrás hasta que un día ambos caminos se separaron. Esta conclusión viene avalada por la elocuencia que adquiere Farrell con la bebida y que despierta en su "amigo" la ilusión imposible de que se quede ese Farrell para siempre con el que quizá sí podría tener una relación casi al mismo nivel.
Un punto de vista sobre el aprecio y la amistad diferente a lo que yo entiendo como tal pero igual de válido y que ha conseguido mantenerme alerta y crearme cierto desasosiego durante todo el visionado lo cual valoro positivamente.
Resumiendo, una experiencia ecléctica y un verdadero quebradero de cabeza es lo que me ha ocasionado McDonagh en nuestro primer acercamiento y al que en breve disfrutaré de nuevo en Tres anuncios a las afueras a ver si le voy cogiendo el tranquillo.
Un 7.