El prisionero de Zenda
FICHA TÉCNICA:Título Original: The prisioner of Zenda
Año: 1952
Nacionalidad: USA
Dirección: Richard Thorpe
Intérpretes: Stewart Granger, Deborah Kerr, James Mason, Louis Calhern, Robert Douglas, Jane Greer
Guión: John L. Balderston & Noel Langley
Música: Alfred Newman
Fotografía: Joseph Ruttenberg
Productora: Metro Goldwyn Mayer
Duración: 96 minutos
Premios: 3 Oscar (Dirección Artítica, Montaje y BSO) y 1 Nominación (Mejor Película)
SINOPSIS:En un imaginario país, la víspera de la coronación de su soberano, éste es secuestrado por su ambicioso hermano que desea para sí el trono. Los súbditos de confianza del monarca, adivinado las intenciones del perverso hermano, convencen a un turista para que suplante al rey. Su parecido es tan extraordinario que ninguno de los restantes súbditos nota la diferencia, aunque en la coronación se enamora de la que deberá ser la reina. Pero hay que rescatar al verdadero rey, por lo que al día siguiente se prepara una expedición para sacarlo del Castillo de Zenda, donde está secuestrado.
CRÍTICA:La Metro Goldwyn Mayer, viéndo que las películas de aventuras estaban en auge, y que el público respondía en taquilla, decidió hacer un remake “casi”exacto (idénticas secuencias, e incluso ángulos de cámara) de la película de 1937 del mismo título producida por David O. Selznick con la ventaja del Technicolor, y les salió redondo. Incluso la banda sonora fue encargada a Alfred Newman, el mismo que había puesto música a la primera película.
Con un guión más basado en la película anterior que en la obra en la que se basa, se busca una dinámica rápida en el que apenas se da respiro al espectador, llegando a su climax al final de la película con un majestuoso duelo de espadas que hace de la película una de las mejores exponentes de lo que debe ser una película de aventuras, eclipsando ya de paso la anterior película, que ya de por sí era considerada como la mejor del género.
El plantel de actores secundarios, acompaña Stewart Granger lleva a la perfección los dos papeles que interpreta, tanto el del Rey (creido y borracho como suele ser lo habitual, o lo fue a partir de este film) y el del Rodolfo, el turista que acaba suplantando al rey. Aunque hay que decir que Deborah Kerr en este caso no sobresale especialmente, esta correcta pero poco más, si que se denota cierta química en pantalla en la pareja pero no pasa de ahí.
En definitiva una película de las de capa y espada a la antigua usanza, puro entretenimiento con una gran elegancia.
ANÉCDOTAS Y/O CURIOSIDADES:1) Este remake hecho de la anterior película de 1937, es más plagio que remake, dado que no sólo la mayoría de las escenas son iguales, sino que se copiaron hasta los ángulos de cámara, haciendo que tan sólo se diferencien en los actores, la pelea final y en que aquella fue en B/N y esta se hizo en color.
2) Aun siendo una de las obras más veces versionada, cabe destacar la divertida versión de 1979 con Peter Sellers a la Cabeza titulada “El estrafalario prisionero de Zenda”.
3)Curiosamente la continuación literaria Rupert de Henzau nunca fue evaluada seriamente para hacer una secuela (hoy en día eso no habría ni que soñarlo, se hubiesen hecho hasta 4 sin pestañear)
4) Deborah Kerr y Stewart Granger también habían formado pareja anteriormente en la película Las Minas del Rey Salomón en el año 1950.
5) Al contrario de lo que se solía (y se suele) hacer, durante la promoción de esta película nunca se insinuó que los dos protagonistas tuviesen un romance para beneficiar a la taquilla.
6) Cuando se publicó la autobiografía de Stewart Granger tras su muerte, este indicó que Deborah Kerr le sedujo en la parte trasera de un taxi allá por el año 1950, y que aunque los dos estaban casados (él con otra belleza llamada Jean Simmons) si que mantuvieron un romance que nadie supo. Mantuvieron una gran amistad el resto de sus vidas
7) Deborah Kerr recibió el Oscar honorífico a toda su carrera en 1994, un año antes había muerto Stewart Granger de un cáncer de próstata en California.
Si aun no la habéis visto, os estáis perdiendo algo bueno

P.D. Lo prometido es deuda
