Acabadas ambas temporadas por partida doble (el mérito es de la serie no mío).
Resumen:
Temporada 1:
Caos por todas partes.
Temporada 2: Orden dentro del
Caos.
es una serie sobre personas
No se me ocurre mejor definición para The Bear.
Aquí no existe pirotecnia alguna sino personas rehaciéndose a sí mismas y haciéndonos partícipes de sus logros y tropiezos en ese complicadísimo proceso es lo que nos ofrecerá The Bear en sus dos magníficas temporadas empezando por una primera que viéndola después de la segunda la he notado quizá algo lenta en sus inicios pero pronto se convierte en un auténtico Big Bang donde cada componente de este ecléctico grupo de chefs adapta el trabajo a su propia forma de ser tratando de sobrevivir convirtiéndose en el perfecto sinónimo de la Hell´s Kitchen con serios problemas de organización y coordinación.
Una primera temporada que ofrece la disculpa perfecta para que en esta segunda se haya hecho un reseteo dedicando el tiempo y dinero necesarios a trazar un plan que pueda tener alguna garantía de éxito en la difícil tarea que les aguarda. Tarea que se divide en diez magníficos episodios, dos más que en la anterior, que dan ese respiro y tiempo extra que en mi opinión le ha venido de perlas para otorgar su merecido espacio a cada uno de estos chefs en su camino para convertirse en verdaderos Chefs.
Conoceremos más en profundidad a
Carmy (
Jeremy Allen White) que se define a sí mismo como un tipo serio y sin gracia, y no anda desencaminado, pero con otras muchas virtudes capaces de enterrar a miles de kms ese ¿defecto?.
Un Carmy que en esta ocasión se dará algo más de tiempo para disfrutar (no demasiado de hecho) de la vida fuera de su negocio y dará pie a que conozcamos a una de las caras nuevas de esta temporada que en mi opinión ha sido todo un acierto. Me refiero obviamente a la increíble y maravillosa
Claire interpretada por
Molly Gordon que me ha dejado impresionado por su excelente trabajo regalándonos un buen personaje por dentro y por fuera con unos primeros planos bellísimos y realmente hipnóticos. Y ya que lo menciono, este es otro de los aspectos que me encantan de la serie. Sus primeros planos. Impagables y que ayudan a conectar con cada uno de sus personajes gracias a unas expresiones e interpretaciones extraordinarias.
Tina (
Liza Colón-Zayas),
Syd (
Ayo Edebiri),
Marcus (
Lionel Boyce),
Richard (
Ebon Moss-Bachrach),
Nat (
Abby Elliott),
Mickey (
Jon Bernthal),
Tío Jimmy (
Oliver Platt) y un largo etc todos y cada uno de ellos han tenido su desarrollo y propiciado grandes momentos que han hecho de esta segunda temporada una experiencia mucho más redonda que la anterior y que la sitúan en lo más alto.
Además, genialmente integrados en el devenir del elenco principal se cruzarán caras nuevas que han aportado mucha frescura como por ejemplo cuando
Marcus conoce a
Luca (
Will Poulter) en su viaje a Copenhague. Cada uno interesándose por las circunstancias del otro en un alarde de empatía mutua que se siente natural y orgánica a la vez que nos deslumbran con unas creaciones culinarias al mismo nivel que su conversación. Un episodio delicioso.
O la Navidad en la casa de Carmy donde conoceremos a una grandiosa e histriónica
Jamie-Lee Curtis o a
Bob Odenkirk que protagonizará uno de los momentos más intensos (impresionante, de verdad) de toda la temporada bajo mi punto de vista.
Mención especial al capítulo dedicado a
Richard Jerimovich, me encanta su apellido, pero éste episodio mejor descubrirlo por vosotros mismos. Enorme.
Y qué decir de su
BSO. Pues dos cosas: primero, que la
selección de sus
canciones está hecha con un gusto
envidiable que hacen que su visionado se transforme en una experiencia vital
y segundo que fuera del score tiene algunos momentos puntuales muy buenos en los que brilla
su propia bso de fondo que no he sido capaz de encontrar todavía.
Otra mención especial a la fotografía de la ciudad de
Chicago y sus característicos
metros metalizados elevados que atraviesan sus calles y que sirven de nexo de unión entre cada acto del capítulo creando una inmersión y ambientes incomparables.
Buenos personajes, diálogos con miga y si os gusta que os toquen la fibra no lo dudéis es una experiencia redonda.
Un 10.