Río Escondido (Río Escondido, 1948)

Iniciado por Supraphon, 28 de Julio de 2025, 07:36:07 AM

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Supraphon


RÍO ESCONDIDO (Río Escondido – Emilio Fernández, 1948)
https://www.filmaffinity.com/es/name.php?name-id=300416344

«Ayer te vi rodeada por la tarde. Ibas como un cuchillo, desafiando al aire.» (Pita Amor – poetisa-, sobre María Félix)

¡Qué película más bonita de ver es RÍO ESCONDIDO¡ Su restauración fue todo un acontecimiento cultural en México y Jean Luc Godard le dedicó una de sus primeras críticas profesionales situándola como un hito del cine político y equiparándola a la obra de realizadores como Eisenstein, Gerassimov, Rossellini o Riefensthal....  Una película que puede disfrutarse en muchos niveles, porque es un melodrama desaforado, una colección de imágenes grandiosas, un mitin propagandista, un potpurrí folklórico, si... pero también un alegato a favor de la salud y de la escuela públicas y una advertencia de lo que puede pasar cuando esos bienes esenciales para la sociedad se desatienden y se abandonan...

Gracias a ese magnífico esfuerzo técnico,  podemos gozar hoy del espléndido trabajo visual del gran operador Gabriel Figueroa, un auténtico mago de las luces y de las sombras, experto en dar a las figuras y a los ambientes un aspecto carnoso y aterciopelado que hace surgir a las imágenes del marco de la pantalla como si estuviesen en relieve (... las nubes, los cielos plomizos, las ruinas de los edificios, las bóvedas de las iglesias, los cactus, los árboles secos y los crucifijos recortados en sombra sobre el paisaje, las aldeanas entoquilladas, el rostro y los negros cabellos de María Félix azotados por el viento del desierto...). En este otro enlace podemos disfrutar de este interesante coloquio acerca de la fotografía de RÍO ESCONDIDO https://www.youtube.com/watch?v=KbJ-gpwgdwU

La dirección de ese titán que fue Emilio "El Indio" Fernández -de quien se dice que trabajaba habitualmente armado con pistola al cinto- y la presencia majestuosa de "La Doña", mujer de rompe y rasga y carácter volcánico e indomable,  son otros alicientes inexcusables para disfrutar de una película protuberante y por la que, a título particular, tengo debilidad.

En la pantalla palpitante, nadie ha sabido ni odiar ni despreciar con la mirada como  la mexicana María Félix, la pantera de ojos radioactivos en cuyas pupilas cohabitaban el azabache y el plutonio, quien aseguró que "el dinero no trae la felicidad,  pero siempre es mejor llorar en un Ferrari" y de cuyo fulgor llegaron aquí no pocos resplandores. Su físico magnético junto a su temperamento huracanado dominan la acción e incendian la pantalla hasta la encarnación total del mito y de uno de los símbolos nacionales mexicanos por antonomasia. El nombre de María Félix, quien siempre prefirió hablar bien de si misma a hablar mal de los demás,  es un asteroide de enorme y absorbente fuerza centrípeta alrededor del cual pivotaron de una u otra manera muchas de las grandes figuras de la cultura mexicana del siglo XX,  desde Fernández y Figueroa, por supuesto, al muralista Diego Rivera que la describió como "un animal monstruosamente perfecto"; su archirrival y megadiva del cine mexicano Dolores del Río; sus ex maridos - el compositor Agustín Lara  a quien la honda cicatriz que cruzaba su mejilla se le quedó pequeña en comparación con la que le desgarró el "cuore", y  el cantante Jorge Negrete que solo aguantó unos meses en el tálamo nupcial hasta que una hepatitis de caballo se lo llevó por delante-; el novelista Juan Rulfo que en su calidad de fotógrafo la retrató con detalle durante el rodaje de LA ESCONDIDA (Roberto Gavaldón, 1955);  los escritores,  premio Cervantes ambos,  Carlos Fuentes – con quien se enemistó- y Elena Poniatowska la cual, tras una entrevista,  afirmó de la gran actriz que "Caminaba como una fiera, desplazando a su alrededor ondas misteriosas"; ... y el también literato y Cervantes... y premio Nobel,  Octavio Paz quien en su texto "Razón y elogio de María Félix" llegó a a definirla como "Un relámpago que desgarra las sombras"...

El columnista cubano Manolo García Oliva escribió hace cuatro o cinco años un artículo en el que etiquetó a María Félix como "la mujer que llevó la belleza como un insulto". Como esa belleza fue precisamente su trono y su cruz, al igual que muchas otras colegas de profesión, María Félix no supo alejarse del foco público en el momento preciso y, a pesar de negarlo, las imágenes demuestran que se empeñó infructuosamente en estirar la goma elástica de su apogeo. Peinados aparatosos, vestuarios inconstitucionales, maquillajes grotescos, gesticulaciones exageradas, películas innombrables, ... todo ello para dilatar en el tiempo una batalla que, sin tener demasiada importancia, está perdida de antemano como es la que siempre finaliza con la inevitable derrota a manos de la decrepitud. Bajo sus restos criogenizados, sin embargo, seguía latiendo la llama de la criatura salvaje. Del mismo modo que ocurría con los bloques de mármol trabajados por Miguel Ángel, en su interior vetusto se hallaba aun fosilizada  la figura sin  esculpir de lo que en su día fue la gran María Félix y toda su pompa ... y su juventud flamígera y tempestuosa.

"Los papeles de india los hago en mi país. En el extranjero solo hago de reina..." (María Félix)


"En el cine todo es mentira... es un truco..." (El espíritu de la colmena -Victor Erice, 1973)