La diligencia (Stagecoach, 1939)

Iniciado por Supraphon, 08 de Agosto de 2025, 08:42:54 AM

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Supraphon


STAGECOACH (La diligencia - John Ford, 1939)
https://www.filmaffinity.com/es/film288500.html

"Somos víctimas de una plaga llamada 'prejuicios sociales'..."

Quienes se apresuran a etiquetar de "conservador", así sin matices, al cine de John Ford deberían ver con algo más de calma LA DILIGENCIA, película en donde algunos ficticios precursores del movimiento MAGA, como el malvado y profético banquero Gatewood (" ¡ Quieren imponer inspectores en los bancos ! -dice- ¡Como si uno no supiera dirigir su propio negocio! [...] ¡América para los americanos...! ¡ Ya basta de intervención económica ¡ [...] ¡ Y menos impuestos ¡ [...] ¡ Lo que necesita este país es un empresario como presidente...!")  o las "Señoras de la Liga de la Ley y el Orden" quedan inequívocamente retratados por un creador que a lo largo de su vida y de su obra se movió habitualmente por terrenos inciertos pero que en esta película, determinante y de ineludible pátina autoral, tomó partido por el débil y por el marginado de manera transparente ... El cine de John Ford mueve a la controversia básicamente por motivos ideológicos, y los juicios sobre su obra no suelen escapar a razonamientos que se apoyan más en cimientos sentimentales que en herramientas exclusivamente críticas. Los argumentos que sirven para defenderle son exactamente los mismos que se emplean para denostarle lo cual comporta una evidente quiebra del principio de no contradicción y aun hoy cuesta trabajo no deslizarse hasta lo puramente subjetivo a la hora de justificar una trayectoria tan marcada como la suya haciendo alusión a un supuesto y no demostrado "sentido común" que ponga de acuerdo a todo el mundo.

La relación de John Ford con "La historia del Oeste" es enormemente poliédrica, como lo fue igualmente su propia vida y su comportamiento personal y social. En el libro de Joseph McBride "Tras la pista de John Ford" se explican bien los constantes bandazos que se observan en la filmografía del director en todo lo que respecta a la "cuestión india" y se incide en que las aparentes incongruencias del cineasta obedecen, más que a la indefinición, al no del todo ordenado -aunque si coherente- deseo de éste de plasmar "las dos caras de la historia" . Las películas "indias" de John Ford, más que ambiguas, deberían considerarse como "complementarias" y la síntesis de ese perpetuo conflicto podríamos hallarlo en el brumoso personaje de Ethan Edwards en THE SEARCHERS (Centauros del desierto, 1956). Si juntamos todas esas películas contemplamos efectivamente una exposición global y pluriangular del problema con sus luces y sus sombras... en la que finalmente parece imponerse una posición tan nostálgica como desencantada que no solo afecta al tema indio, sino a toda la época del "Far West" en general desde que LA DILIGENCIA parte camino de Lordsburg hasta que el ferrocarril de THE MAN WHO SHOT LIBERTY VALANCE (El hombre que mató a Liberty Valance,1962) se aleja de Shinbone,...

 A lo largo de su trayectoria, el gran director colaboró efectivamente con guionistas de pensamientos políticos podríamos decir que irreconciliables... Por poner dos ejemplos extremos podríamos recordar al progresista Dudley Nichols en LA DILIGENCIA y al ultraconservador James Warner Bellah en RIO GRANDE (Rio Grande, 1950). Como suele ser frustrantemente habitual, cada dato que seleccionemos para ilustrar una opinión o una afirmación sobre John Ford tiene , a poco que la busquemos, su réplica antagónica, lo que suele dar lugar a debates espirales y sin fin... pero da la sensación de que la potencia artística de John Ford se alzaba claramente por encima de la de sus guionistas y en la mayoría de sus grandes películas parece haber motivos para pensar que el realizador sabía elegir perfectamente al escritor que le convenía para contar la historia que en ese momento deseaba narrar... El propio cineasta, se encargó a lo largo de su vida de borrar todas las pistas creativas de su arte y de sembrar todo tipo de dudas más que razonables, sobre su manera de pensar y sobre sus, a menudo, inexplicables conductas. Sus escasas entrevistas eran endiablados laberintos en las que sus interlocutores acababan desesperados tras buscar infructuosamente respuestas claras a sus, con frecuencia alambicadas preguntas. La filosofía, por su antigüedad, precede e inspira a no pocas formas de arte y los hábitos de John Ford a menudo le emparentan con Heráclito -un pensador muy cinematográfico dada su obsesiva fijación con el concepto de "movimiento"-, por lo oscuro, si, pero también: por lo circular: "Principio y fin coinciden en el contorno del círculo..." En LA DILIGENCIA,  famosa entre otros aspectos por sus, por entonces, desconcertantes "saltos de eje", apreciamos una aparente discordancia a la que se le podría dar un significado, por supuesto apócrifo. En torno al minuto 21'  de la película, una espléndida panorámica de Monument Valley, desplazada de derecha a izquierda del encuadre, nos muestra al carruaje escoltado por la caballería camino de su incierto futuro. En un determinado momento los soldados desaparecen tras un montículo y el plano se interrumpe... Tres cuartos de hora más tarde, en el 66', y después de un viaje que se supone que ha durado varios días, la continuación natural de la anterior panorámica, rodada en el mismo emplazamiento, nos muestra el mismo paisaje, milimétricamente cortado en la edición para que no aparezcan las formaciones montañosas exhibidas en el movimiento original, con la diligencia, ahora ya sin escolta militar, siendo observada por las huestes de Gerónimo, justo antes del ataque final, como si el trayecto hubiera transcurrido siempre por el borde de una circunferencia sin salida, ... como si nos encontrásemos ante una alegoría de Moisés vagabundeando al frente de su pueblo durante años, sin rumbo fijo, en mitad del desierto. La "oscuridad" también se manifiesta en otro momento referencial y presuntamente inapropiado desde un punto de vista técnico, cuando la cámara se desenfoca al aproximarse al rostro de John Wayne en su primera entrada en pantalla sin que dicha anomalía fuese corregida, por repetición, en el momento de la toma ni subsanada en el montaje final. Metafóricamente podríamos tirar de esos hilos enredados, utilizarlos a beneficio de inventario en nuestro argumento y, llegando a un punto extremo, afirmar que seguir el rastro, siempre difuso, del titánico John Ford es como seguir las huellas circulares de LA DILIGENCIA o de alguno de sus escurridizos Comanches Nawyeky en THE SEARCHERS, "los que nunca llegan a donde se dirigen", "los que habíamos estado buscando todo el tiempo", y que tan pronto estaban en un lugar como en otro, para terminar, paradójicamente, no demasiado lejos del punto en el que iniciaron su larga aventura...

LA DILIGENCIA, testimonio germinal de uno de los géneros más característicos del medio, es también la partida de nacimiento oficiosa para el mito cultural de John Wayne, un personaje ciclópeo en su apariencia fílmica, capaz de dominar la escena de una manera intuitiva, con su sola presencia física y sin la necesidad técnica de "actuar" (hágase en ese sentido la curiosa prueba de visionar LA DILIGENCIA con el sonido quitado). En lo meramente personal, no me puede resultar más ajeno el credo ideológico de este individuo, caracterizado por posturas retrógradas y recalcitrantes que acabaron trasladándose, a través de un rudimentario sistema de vasos comunicantes, al perfil de los rústicos personajes que interpretó de forma obsesiva al final de su carrera... Pero en lo estrictamente cinematográfico la figura de John Wayne, como la de Chaplin o la de Marilyn trasciende a lo puramente humano y se convierte en un auténtico icono occidental ante el que me inclino, aunque en su vida privada y en muchas de sus actitudes públicas se tratase de un señor despótico e intransigente al que, de ninguna manera me gustaría tener como vecino... Un verdadero centauro que, enterrando sus sombras más oscuras bajo las piedras de valle, se transformaba místicamente en la inmensidad del desierto, a los lomos de su rocín, y que hacía realidad la altiva sentencia proclamada por Don Quijote de la Mancha cuando afirmaba que "el andar a caballo a unos hace caballeros y a otros caballerizos..."

"En el cine todo es mentira... es un truco..." (El espíritu de la colmena -Victor Erice, 1973)