Nadie puede vencerme (The Set-Up, 1949)

Iniciado por Supraphon, 17 de Julio de 2025, 08:45:34 PM

Tema anterior - Siguiente tema

0 Miembros y 1 Visitante están viendo este tema.

Supraphon

Buenas tardes. Esta es mi primera intervención en este foro. Gracias por dejarme participar. Me gustaría dejar algunos comentarios sobre determinadas películas que me han acompañado durante toda la vida y que se han consolidado hasta convertirse en imprescindibles. No busco polémicas... Espero que os gusten...


THE SET-UP (Nadie puede vencerme -Robert Wise 1949)
https://www.filmaffinity.com/es/film253001.html

"Estabas a un solo golpe de ser el campeón... Siempre estás a un solo golpe de distancia."

Se dice que la primera vez que un jovencísimo Francisco Umbral , recién llegado de Valladolid, arribó al Café Gijón de la capital para participar en una de sus tertulias, Fernando Fernán-Gómez dijo de él: "... Ha llegado alguien..." Cada vez que Robert Ryan aparece en el encuadre, la sensación es precisamente esa... la de que "ha llegado alguien", y no un cualquiera. La entrada de Robert Ryan en el plano cinematográfico altera notablemente el PH del mismo otorgándole un significativo incremento en su grado de alcalinidad. Y es que cuando Robert Ryan ocupa el plano escénico allí siempre "pasa algo". A veces juego con la imaginación a sustituir a los actores de las películas que veo, por muy diversas que sean, por Robert Ryan y, al efectuar dicha operación, el hipotético resultado sale casi siempre reforzado. ¿Hasta que altura , por poner solo un ejemplo, podría haber llegado la ya formidable THE BIG HEAT (Los Sobornados – Fritz Lang, 1953) con Robert Ryan...? Naturalmente, Robert Ryan no sería el indicado para suplir a Dick van Dyke en CHITTY CHITTY BANG BANG (Ken Hugues- 1968) pero, al margen de casos extremos como éste, no veo muchos papeles que Robert Ryan no sea capaz de igualar y/o mejorar. Creo que fue Ingmar Bergman quien empleaba como termómetro para medir la magnitud de un intérprete la cantidad de "peligro" que éste era capaz de insinuar en la pantalla (De hecho, yo creo que Gunnar Björnstrand era su "Robert Ryan particular"). De acuerdo con esa "escala de Richter" bergmaniana, la sensación de peligro que Robert Ryan aporta en cada una de sus intervenciones es máxima. Peligro, si, pero también inquietud, ambigüedad, firmeza, violencia... Basta un pequeño rictus en los labios o un ligero fruncimiento de cejas para pasar de la nobleza más augusta a la indignidad más vil; véase esa capacidad en filmes excepcionales como CROSSFIRE (Encrucijada de odios- Edward Dmytryk, 1947) ó ON DANGEROUS GROUND (La casa en la sombra – Nicholas Ray, 1951). THE SET-UP es un recital -uno más- del telúrico Robert Ryan, experto instintivo en plasmar en la pantalla todas las contradicciones, fortalezas y debilidades del ser humano... ("Colorado Jim", "Los implacables", "El día de los forajidos", " Conspiración de silencio", "Los profesionales", "Grupo Salvaje", etc...) Con Barbara Stanwyck, Gloria Grahame, Broderick Crawford y Robert Ryan, un director podría hacer todas las combinaciones posibles, rodar todas las películas que le viniesen en gana y llenar su carrera de éxitos para la eternidad... Si -de nuevo- Fritz Lang, que trabajó con todos ellos, hubiera podido contar con los cuatro juntos para CLASH BY NIGHT (Encuentro en la noche -1952) aquello podría haber sido el acabose... En la discreta, pero entretenida FLYING LEATHERNECKS (Infierno en las nubes- Nicholas Ray,1951) Robert Ryan le disputa a ese polo magnético natural que era John Wayne todos y cada uno de los planos en "technicolor" que comparten...y en ninguno de ellos sale perjudicado...

"The Set-Up" es una expresión anglosajona de imposible trasposición directa al castellano. En el ámbito de la electrónica se podría traducir como "configuración" o "montaje" pero en el argot boxístico alude a la maniobra de preparación táctica que antecede a la ejecución de un golpe definitivo, lo que precisamente un boxeador en decadencia como Stoker Thompson busca con ahínco, como último recurso, durante estos cuatro extenuantes asaltos, rodados en tiempo real y con una verosimilitud casi documentalista que aún no ha sido superada. THE SET-UP es la película de boxeo definitiva, un golpe ganador cuya influencia resultó determinante décadas después nada menos que para Martin Scorsesse. Todas las anteriores muestras del subgénero son meros preparativos ("sets-up" de THE SET-UP)... Todas las posteriores no son sino variaciones más o menos afortunadas sobre un tema central explorado y casi agotado por esta obra colosal. La acción se concentra en 70 minutos vertiginosos en los que se nos presentan decenas de pequeños personajes los cuales han de darse a conocer de modo inequívoco al espectador con apenas un gesto, una frase, un rictus, una mueca... El guión, con esa limitación temporal, no tiene más remedio que organizarse en términos de precisión absoluta. Gran parte de su contenido reincide en mostrar la crueldad y la insensibilidad de un público ávido de casquería y hemoglobina. De todos los caracteres marginales retratados con brevísimas y concisas pinceladas destaca por su sadismo el del aficionado ciego que acude a los combates acompañado de un "lazarillo" encargado de narrarle de viva voz los acontecimientos que se suceden en el "ring"; el invidente paladea su relato virulento con evidente fruición y cuando un golpe tremendo abre la ceja de Stoker haciendo manar la sangre y dejándole un ojo en condiciones precarias, el rostro del ciego se transfigura de maldad mientras grita "¡Golpéale en el otro ojo...!". En la cartelería anunciadora de los combates y en las conversaciones de los boxeadores leemos o escuchamos los nombres de púgiles rústicos que luchan por encima de sus posibilidades como "Tiger" Nelson, Frankie Manila, "Chamaco" López, "Gunboat" Johnson o "Boom Boom" Gastogne...  La ambientación hiperrealista roza lo milagroso y el operador de fotografía Milton Krasner extrae de un Robert Ryan espléndido muchos de los mejores primeros planos de su carrera explorando todos los ángulos de un rostro de piedra que, cuanto más avanza el metraje, más cicatrices y hematomas va acumulando en su superficie. Entre las mejores películas de la RKO de los años 40 es difícil encontrar alguna en cuyos títulos de crédito no aparezca el nombre de Albert S. D'Agostino como director artístico y en THE SET-UP su trabajo es sobresaliente: el pabellón deportivo, los callejones, los pasillos, los vestuarios, el mobiliario decrépito, el cronómetro, la campana... grandes superficies y pequeños rincones... todo está reproducido de manera microscópica para que la lente implacable de Milton Krasner lo fotografíe en un blanco y negro expresionista y tridimensional. Robert Wise firma aquí, en mi opinión, la mejor película de su vida con una lección enciclopédica de concisión, ritmo y gestión de actores. Los premios y los trofeos populares le llegarán, sin embargo, a este realizador en los años 60 con musicales espectaculares que gozarán del favor del público generalista, pero la sobria y económica potencia de THE SET-UP, el golpe final preparado metódicamente durante 70 minutos trepidantes, se antoja imposible de batir.¡¡¡ SEGUNDOS FUERA...!!!
"En el cine todo es mentira... es un truco..." (El espíritu de la colmena -Victor Erice, 1973)

Wanchope

Bienvenido Supraphon. Y gracias a ti por participar.  :guay
  •  
    Cinéfilos que han agradecido este tema: Supraphon

Predator33

Cita de: Supraphon en 17 de Julio de 2025, 08:45:34 PMBuenas tardes. Esta es mi primera intervención en este foro. Gracias por dejarme participar. Me gustaría dejar algunos comentarios sobre determinadas películas que me han acompañado durante toda la vida y que se han consolidado hasta convertirse en imprescindibles. No busco polémicas... Espero que os gusten...
Spoiler


THE SET-UP (Nadie puede vencerme -Robert Wise 1949)
https://www.filmaffinity.com/es/film253001.html

"Estabas a un solo golpe de ser el campeón... Siempre estás a un solo golpe de distancia."

Se dice que la primera vez que un jovencísimo Francisco Umbral , recién llegado de Valladolid, arribó al Café Gijón de la capital para participar en una de sus tertulias, Fernando Fernán-Gómez dijo de él: "... Ha llegado alguien..." Cada vez que Robert Ryan aparece en el encuadre, la sensación es precisamente esa... la de que "ha llegado alguien", y no un cualquiera. La entrada de Robert Ryan en el plano cinematográfico altera notablemente el PH del mismo otorgándole un significativo incremento en su grado de alcalinidad. Y es que cuando Robert Ryan ocupa el plano escénico allí siempre "pasa algo". A veces juego con la imaginación a sustituir a los actores de las películas que veo, por muy diversas que sean, por Robert Ryan y, al efectuar dicha operación, el hipotético resultado sale casi siempre reforzado. ¿Hasta que altura , por poner solo un ejemplo, podría haber llegado la ya formidable THE BIG HEAT (Los Sobornados – Fritz Lang, 1953) con Robert Ryan...? Naturalmente, Robert Ryan no sería el indicado para suplir a Dick van Dyke en CHITTY CHITTY BANG BANG (Ken Hugues- 1968) pero, al margen de casos extremos como éste, no veo muchos papeles que Robert Ryan no sea capaz de igualar y/o mejorar. Creo que fue Ingmar Bergman quien empleaba como termómetro para medir la magnitud de un intérprete la cantidad de "peligro" que éste era capaz de insinuar en la pantalla (De hecho, yo creo que Gunnar Björnstrand era su "Robert Ryan particular"). De acuerdo con esa "escala de Richter" bergmaniana, la sensación de peligro que Robert Ryan aporta en cada una de sus intervenciones es máxima. Peligro, si, pero también inquietud, ambigüedad, firmeza, violencia... Basta un pequeño rictus en los labios o un ligero fruncimiento de cejas para pasar de la nobleza más augusta a la indignidad más vil; véase esa capacidad en filmes excepcionales como CROSSFIRE (Encrucijada de odios- Edward Dmytryk, 1947) ó ON DANGEROUS GROUND (La casa en la sombra – Nicholas Ray, 1951). THE SET-UP es un recital -uno más- del telúrico Robert Ryan, experto instintivo en plasmar en la pantalla todas las contradicciones, fortalezas y debilidades del ser humano... ("Colorado Jim", "Los implacables", "El día de los forajidos", " Conspiración de silencio", "Los profesionales", "Grupo Salvaje", etc...) Con Barbara Stanwyck, Gloria Grahame, Broderick Crawford y Robert Ryan, un director podría hacer todas las combinaciones posibles, rodar todas las películas que le viniesen en gana y llenar su carrera de éxitos para la eternidad... Si -de nuevo- Fritz Lang, que trabajó con todos ellos, hubiera podido contar con los cuatro juntos para CLASH BY NIGHT (Encuentro en la noche -1952) aquello podría haber sido el acabose... En la discreta, pero entretenida FLYING LEATHERNECKS (Infierno en las nubes- Nicholas Ray,1951) Robert Ryan le disputa a ese polo magnético natural que era John Wayne todos y cada uno de los planos en "technicolor" que comparten...y en ninguno de ellos sale perjudicado...

"The Set-Up" es una expresión anglosajona de imposible trasposición directa al castellano. En el ámbito de la electrónica se podría traducir como "configuración" o "montaje" pero en el argot boxístico alude a la maniobra de preparación táctica que antecede a la ejecución de un golpe definitivo, lo que precisamente un boxeador en decadencia como Stoker Thompson busca con ahínco, como último recurso, durante estos cuatro extenuantes asaltos, rodados en tiempo real y con una verosimilitud casi documentalista que aún no ha sido superada. THE SET-UP es la película de boxeo definitiva, un golpe ganador cuya influencia resultó determinante décadas después nada menos que para Martin Scorsesse. Todas las anteriores muestras del subgénero son meros preparativos ("sets-up" de THE SET-UP)... Todas las posteriores no son sino variaciones más o menos afortunadas sobre un tema central explorado y casi agotado por esta obra colosal. La acción se concentra en 70 minutos vertiginosos en los que se nos presentan decenas de pequeños personajes los cuales han de darse a conocer de modo inequívoco al espectador con apenas un gesto, una frase, un rictus, una mueca... El guión, con esa limitación temporal, no tiene más remedio que organizarse en términos de precisión absoluta. Gran parte de su contenido reincide en mostrar la crueldad y la insensibilidad de un público ávido de casquería y hemoglobina. De todos los caracteres marginales retratados con brevísimas y concisas pinceladas destaca por su sadismo el del aficionado ciego que acude a los combates acompañado de un "lazarillo" encargado de narrarle de viva voz los acontecimientos que se suceden en el "ring"; el invidente paladea su relato virulento con evidente fruición y cuando un golpe tremendo abre la ceja de Stoker haciendo manar la sangre y dejándole un ojo en condiciones precarias, el rostro del ciego se transfigura de maldad mientras grita "¡Golpéale en el otro ojo...!". En la cartelería anunciadora de los combates y en las conversaciones de los boxeadores leemos o escuchamos los nombres de púgiles rústicos que luchan por encima de sus posibilidades como "Tiger" Nelson, Frankie Manila, "Chamaco" López, "Gunboat" Johnson o "Boom Boom" Gastogne...  La ambientación hiperrealista roza lo milagroso y el operador de fotografía Milton Krasner extrae de un Robert Ryan espléndido muchos de los mejores primeros planos de su carrera explorando todos los ángulos de un rostro de piedra que, cuanto más avanza el metraje, más cicatrices y hematomas va acumulando en su superficie. Entre las mejores películas de la RKO de los años 40 es difícil encontrar alguna en cuyos títulos de crédito no aparezca el nombre de Albert S. D'Agostino como director artístico y en THE SET-UP su trabajo es sobresaliente: el pabellón deportivo, los callejones, los pasillos, los vestuarios, el mobiliario decrépito, el cronómetro, la campana... grandes superficies y pequeños rincones... todo está reproducido de manera microscópica para que la lente implacable de Milton Krasner lo fotografíe en un blanco y negro expresionista y tridimensional. Robert Wise firma aquí, en mi opinión, la mejor película de su vida con una lección enciclopédica de concisión, ritmo y gestión de actores. Los premios y los trofeos populares le llegarán, sin embargo, a este realizador en los años 60 con musicales espectaculares que gozarán del favor del público generalista, pero la sobria y económica potencia de THE SET-UP, el golpe final preparado metódicamente durante 70 minutos trepidantes, se antoja imposible de batir.¡¡¡ SEGUNDOS FUERA...!!!
[/i]
[close]

Bienvenido Supraphon,

Lo cierto es que el que suscribe no ve nada de cine clásico, pero cuando digo nada, es nada y esta puede ser una buena manera de cambiar eso. Aplaudo tu iniciativa y te animo a que continúes y esta sea la primera de muchas críticas que nos quieras regalar.

Por cierto, ya la tengo lista para ver. Ahora a ver si encuentro el hueco.  :guinar
  •