LA MANERA DE CHICAGO
Hacía mucho tiempo que a esta película le debía una revisión, y es que ya ni recuerdo cuando fue la última vez que vi a Eliot Ness y sus 'sumachos', si bien recuerdo perfectamente que ya tenía este filme en los altares de su género. Hoy ha sido incluso mejor su revisionado.
De Palma puede que nunca haya recibido los vítores de los premios más relevantes de la industria cinematográfica; no obstante, sus películas hablan por él, desde como tratar con los acosadores en 'Carrie', el ascenso al poder de un inmigrante cubano en 'El precio del poder' o la búsqueda del asesino en su interpretación del mundo de Alfred Hitchcock en 'Vestida para matar'. Sería grotesco olvidar su huella en este filme que, en principio, contaba una historia más simple, aunque maravillosa en los pequeños detalles.
Muchas cosas en esta historia son magníficas. Cuando en los títulos de crédito iniciales aparecen Kevin Costner, Andy García, Sean Connery, Ennio Morricone en la banda sonora, David Mamet en el guion y hasta Giorgio Armani en el vestuario es que van a por todas y, efectivamente, hicieron saltar la banca.
Todos y cada uno de ellos (sin menospreciar el trabajo de Charles Martin Smith o Billy Drago como Frank Nitti) están en estado de gracia. Costner demostrando que ser guapo y buen actor no tienen que ser agua y aceite dando vida a uno de esos hombres de valores que suele interpretar con total verosimilitud, Sean Connery en uno de los mejores papeles de su carrera que le brindó por méritos propios el Oscar como actor de reparto y protagonista de algunas grandes escenas como cuando ejerce de tutor preocupándose por sus muchachos en una secuencia que dice mucho con tan poco y también en su última aparición con ese "¿qué está dispuesto a hacer"" recogiendo todas las fuerzas de su cuerpo; Morricone compone el que, yo diría, es de sus mejores trabajos con una banda sonora descomunal desde el principio hasta el fin, tanto en los momentos de acción como en los más dramáticos o familiares y Armani se saca el miembro viril con esos impecables vestuarios de los años 30.
Mención aparte para Robert De Niro que vuelve a encontrarse con el realizador con el que dio sus primeros pasos profesionales en un papel de cortas apariciones, aunque certeras. Su primera escena con el barbero y su famosa escena del bate de béisbol son sus más meritorias aportaciones a un largometraje ya de por sí excelso.
Así pues, 'Los intocables de Eliot Ness' ha cumplido con lo que ya sabía que iba a ser y ha ido un paso más allá. Con el paso del tiempo, me parece incluso mejor película al poder apreciar mejor todos los elementos y si antes estaba cerca del olimpo ahora lo está por derecho propio.
9