EL MUNDO EN SUS MANOS
FICHA TÉCNICATítulo Original: The World in His Arms
Año: 1952
Nacionalidad: Estados Unidos
Dirección: Raoul Walsh
Intérpretes: Gregory Peck, Anthony Quinn, Ann Blyth, John McIntire, Andrea King, Carl Esmond, Eugenie Leontovich
Guión: Borden Chase
Música: Frank Skinner
Fotografía: Russell Metty
Productora: Universal Pictures
Duración: 104 minutos
El director y sus tres protagonistas principales en una escena de la película
ANÉCDOTAS Y/O CURIOSIDADES1) Otros carteles de la película:

2) El guión está basado en una novela de Rex Beach.
3) Está fue la segunda colaboración de Gregory Peck y Raoul Walsh. Un año antes ambos habían presentado una película que en España se llamó
El hidalgo de los mares, de calidad bastante inferior a la que nos ocupa.
SINOPSIS Y COMENTARIO PROPIOLa historia se inicia en 1850, unos años antes de producirse la compra de Alaska por los Estados Unidos a los rusos el 30 de marzo de 1867. Esa compra es el sueño del capitán Johnathan Clark (Gregory Peck), que intenta conseguir los 10 millones de dólares que necesitaría para hacerlo. Ha fondeado su barco, la goleta “La peregrina” (Pilgrim) en la bahía de San Francisco, cargado de pieles de focas, burlando una vez más a los rusos que han puesto precio a su cabeza y lo consideran un pirata.
A Clark se le conoce como “El hombre de Boston”, aunque él en realidad es de Salem. Nada más llegar a puerto, tiene que ir a liberar a los hombres de su tripulación, que han sido… “requisados” por “El portugués”, un Anthony Quinn en uno de esos papeles pintorescos que él bordaba.
Por otro lado está la condesa rusa Marina Selanova (Ann Blyth), que necesita salir de San Francisco a toda prisa para eludir un matrimonio concertado por el propio zar con su sobrino, al que ella odia, y pretende llegar a la ciudad de Sitka, en Alaska, cuyo gobernador es su tío, para pedirle ayuda contra ese matrimonio. Uno de sus ayudante ha contratado a “el portugués”, pero como éste no tenía tripulación, tuvo que secuestrar a la de “La peregrina”, de ahí que el capitán Clark tenga que liberar a sus hombres nada más empezar la película.
Y así, a los 3-4 minutos de película asistimos a la primera pelea. Ah, claro, es que ésta es una película de acción y aventuras, ¿no? Pues no, en realidad no lo es o, al menos, no del todo.
He leído por ahí comentarios sobre esta película definiéndola como una obra maestra o como una de las mejores películas de aventuras jamás rodada. Luego ves a Peck y a Quinn con esos atuendos, al director de
Murieron con las botas puestas, Raoul Walsh, al mando, al autor del guión de
Horizontes lejanos, Borden Chase, en el equipo, y lees un poco de qué va y, claro, uno piensa que es de aventuras. Pues yo disiento, no estoy de acuerdo en absoluto. Gran parte de la película no tiene ninguna acción ni aventura y es, simplemente, una película romántica.
Quizá ése sea el principal problema de la película, que Walsh navega entre el género de aventuras y el romántico sin tener muy claro con cual quedarse, y así va dando tumbos del uno al otro, haciendo las transiciones un tanto bruscas, con lo que consigue que uno nunca llegue a meterse de lleno en la historia. Vamos, que podríamos decir que es una película romántica con toques de aventura, o una de aventuras con una gran parte romántica.
La banda sonora no es precisamente la principal virtud de esta película, pero cuando suena música con aires rusos a mí me gusta. Tampoco los decorados son una maravilla y en muchas escenas se nota el cartón-piedra a la legua o el fondo de pantalla delante del cual los actores realizan su trabajo. En cambio el vestuario sí que está bastante cuidado.
Los personajes son bastante arquetípicos. El lobo de mar honrado a su manera, alegre, fuerte y decidido, que siempre consigue lo que se propone a base de tenacidad que representa Peck tiene su contrapunto en el tramposo y marrullero Quinn, ladrón pero simpático. La chica es eso, la chica de la película. Y el personaje al que me parece que no se le saca todo el partido que podría tener es al del pintoresco esquimal y sus “voy-voy”, que con un poquito más de interés podría haber proporcionado secuencias mucho más divertidas. Todo el reparto está correcto, sin más, así que no esperéis grandes interpretaciones ni diálogos de leyenda.

Tal como os la estoy poniendo pudiera parecer que la película es un bodrio. No, no lo es. Es sólo que, siempre bajo mi punta de vista, a la película le falta… “algo”, no sé exactamente qué, pero ese algo que tienen otras obras que las hace grandes, que las hace únicas. Y a mí en ésta me falta ese “algo”. No obstante, también tiene un montón de cosas buenas: personajes pintorescos, amor y aventura, mensaje ecologista sobre las focas mucho antes de que Brigitte Bardot se convirtiera en la abanderada mundial del tema, y el detalle de incluir imágenes reales de un documental de lugares de cría de focas como si fuera parte de la película, con los personajes pululando por ahí. Cierto que mirando esas imágenes hoy en día “cantan” un poco, pero es que no olvidéis que la película tiene ¡casi 60 años!
Como escenas resaltaría el original pulso entre cuchillos que se marcan Peck y Quinn y, sobre todo, la carrera de las goletas en mar abierto que nos ofrece unas imágenes preciosas. Además, los momentos finales son intensos y trepidantes, como está “mandao”, que es lo que todo el mundo espera en este tipo de películas.
Como curiosidad os voy a poner un par de imágenes para que vosotros mismos juzguéis.
1)
Uno tiene el mundo en sus manos…
2)
… y el otro es el rey del mundo.
Quizá son esos comentarios exagerados sobre ella lo que le hace un flaco favor porque uno se espera mucho más y al final puede quedar decepcionado. Pero si se mira como lo que es, una de aquellas entrañables películas de antes que ya tiene más de medio siglo de antigüedad, nos encontraremos con una buena película, que no sólo tiene un título bonito si no que además está entretenida y que es una buena opción para uno de esos ratos tontos en los que no se tiene nada que hacer. Y además tiene una ventaja añadida: ¡Qué bonitas son las películas en Technicolor!
A los que os animéis a ver esta película, que la disfrutéis. :guiñar