Cautivos del mal (The bad and the beautiful, 1952)

Iniciado por Supraphon, Hoy a las 07:02:13 AM

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Supraphon


THE BAD AND THE BEAUTIFUL (Cautivos del mal- Vincente Minnelli, 1952)
https://www.filmaffinity.com/es/film417133.html

"Hacer una película es como cortejar a una chica. La ves, la deseas y la sigues. Llega el gran momento... Luego, la desilusión. La tristeza después de filmar..."

El 3 de mayo de 1948 una sentencia de la Corte Suprema norteamericana en el caso "U.S.A vs Paramount Pictures", dictaminó que los grandes compañías de Hollywood venían incurriendo en prácticas monopolistas que atentaban contra el principio de libre competencia y les obligaba a desmantelar su sistema industrial en virtud del cual dichas empresas acaparaban no solo la producción de películas, sino también su distribución, forzándoles a optar por uno de los dos modelos de negocio. Con ese fallo crucial se dictaba el acta de defunción del Sistema de Estudios que había gobernado la actividad cinematográfica estadounidense desde la fundación de Hollywood hasta dicha fecha. Se iniciaba asi un lento proceso de transición hacia una nueva forma de trabajar que pondría patas arriba la estructura vigente que tan alto había llegado

Resulta muy coherente que una corporación como Metro-Goldwyn-Mayer, que había liderado el sector junto a la Paramount durante las tres décadas precedentes, rodase en 1952, en pleno desmantelamiento de un sistema casi blindado, una película como THE BAD AND THE BEAUTIFUL, un canto a la figura del productor cinematográfico, el elemento que había caracterizado a la política del estudio del león y le había llevado a la cima del éxito. La MGM era, efectivamente, el estudio del productor. Los directores eran, como regla en esa casa, apenas unos técnicos cualificados cuya misión era llevar a la pantalla toda una política de marca elaborada y supervisada en los despachos, lo que no era óbice para que de manera calculada se permitiera que ciertos nombres "de prestigio" levantaran proyectos personales y "artísticos" que redundasen en beneficio del nombre de la empresa. Apellidos de acero como Adolph Zukor, Carl Laemlee, Louis.B Mayer, Samuel Goldwyn, Irving.G Thalberg, David O. Selznick, Jack L. Warner, William Fox o, Darryl F. Zanuck, habían puesto en pie una industria floreciente, la de las "Majors", combinando un hábil sentido de los negocios con una perspicaz sensibilidad para el arte cinematográfico dirigido a satisfacer las cada vez más urgentes demandas de un público ávido de entretenimiento y de novedades constantes. Todos ellos eran hábiles y duros empresarios, halcones de la contratación y de las masas salariales, ambiciosos inversores, maestros de la competencia. Algunos como Thalberg, Selznick o Zanuck eran, además, artistas en potencia, dotados de un especial ojo para apreciar la calidad de una buena película no ya como un simple producto comercial, sino como una seña de identidad y como una obra de arte. Mano de hierro en guante de seda. THE BAD AND THE BEAUTIFUL toma como modelo a este tipo de productor, el empresario-artista que no se conforma con obtener tan solo un beneficio económico sino que además persigue un triunfo estético, un lugar en la historia... un reconocimiento personal. Las figuras de David O. Selznick e Irving G. Thalberg, productores y supervisores azotados por un irresistible afán intervencionista en la tarea del director, siempre en nombre de la calidad del producto y de la marca de la casa, inspiran al personaje de Jonnathan Shields interpretado con enorme vigor por Kirk Douglas en este magnifico largometraje de Vincente Minnelli.  Otro nombre, el de Val Lewton, productor creativo y arriesgado que con cuatro céntimos logró sacar adelante en la RKO un proyecto destinado al fracaso como CAT PEOPLE (La mujer pantera- Jacques Tourneur, 1942) convirtiéndole en un clásico incontestable, completa el grupo de fuentes históricas interrogadas para completar el retrato del insaciable protagonista.

Cuando el cine se atreve a mirarse a sí mismo - SUNSET BOULEVARD (El crepúsculo de los dioses – Billy Wilder, 1950) A STAR IS BORN (Ha nacido una estrella- George Cukor,1954) TWO WEEKS IN ANOTHER TOWN (Dos semanas en otra ciudad- Vincente Minnelli, 1962) OTTO E MEZZO (Ocho y medio- Federico Fellini, 1963) , lo que la superficie pulida en la que se contempla suele devolverle es una imagen distorsionada, grotesca y amenazante como la que ofrecían los laberintos de espejos imprescindibles en los antiguos parques de atracciones y de los que Orson Welles extrajo tanto partido en THE LADY FROM SHANGHAI (La dama de Shanghai, 1947). Hollywood, en concreto, aparece retratado como un monstruo devorador en el que todo vale para la obtención de sus objetivos, ya sean artísticos o meramente pecuniarios. El conjunto coral de la película se ve rematado con una dulce guinda gracias al personaje de Rosemary Bartlow, interpretado de manera cimbreante y escurridiza por una Gloria Grahame, de nuevo, en estado de gracia. Su figura polinizadora e inquieta zumba como la de una abeja en el interior de un coche en marcha y con las ventanillas cerradas. Allí donde se posa reina el desconcierto, se rompe la simetría, se instala el desorden pero todo con un encanto irresistible que hace que cualquier tropelía le sea perdonada. "Un retrato sensible e inolvidable de una dama del Sur. Alegre, tonta, ingenua, astuta y despiadada a la vez "A Woman of taste" (Una mujer de gusto)" Rosemary representa al pueblo, al público, la víctima no del todo inocente, aunque ajena a los engranajes de la industria, que termina fascinada y fagocitada por su influjo, tan falso como deslumbrante. Todo lo demás ya funciona perfectamente, como una película producida por el propio Jonnathan Shields, pero esa perla en la cima de una corona repleta de joyas y servida por Gloria Grahame, no le añade precisión a la pieza final pero le proporciona el brillo y el carácter que separa a lo impecable de lo divino.

En el superficial y ya agonizante homenaje a este pequeño grupo de películas, procedía hacer una penúltima parada en la visión que Hollywood tenía de sí mismo precisamente en un punto de inflexión histórica que miraba hacia atrás con nostalgia y hacia adelante con incertidumbre pero con determinación. El escudo heráldico de la familia de William Shakespeare incluía en su diseño un lema escrito en francés antiguo "Non sanz droict" (No sin derecho). En THE BAD AND THE BEAUTIFUL Jonnathan Shields encuentra en la casa de su difunto padre una vieja jarra de cerveza decorada con el busto de un caballero medieval subrayado con dicha frase y adaptada al idioma moderno: "Non sans droit". El productor hereda la imagen y el texto francófono como logotipo de su compañía. Todos sus actos, abyectos y lucidos, generosos y egoístas, se ejecutan de manera implacable, pero "no sin derecho", el del artista, el del visionario a dejar su legado por encima de todo, incluso de si mismo. La película es un retrato del fanatismo estético llevado a efecto por causa de un supuesto bien superior que exige que la belleza haya de pagar un inexcusable precio de mezquindad para ver la luz. Algunas víctimas quedan inevitablemente despedazadas por el camino, otras, que en principio parecieron injustamente sacrificadas, acaban beneficiándose en diferido de su impredecible onda expansiva. Todos acaban fatalmente enganchados, como diría John Huston en THE MALTESSE FALCON (El halcón maltés, 1941) al adictivo "material con el que se fabrican los sueños". La Metro-Goldwyn-Mayer, máximo exponente de la dictadura comercial, laboral y propagandística que catapultó a Hollywood hasta la cúspide nos dice que en el camino de rosas fue necesario sembrar muchas minas y ejecutar muchas acciones que puede que no estuvieran del todo bien... pero "no sin derecho". Cuando el león de la Metro ruge al inicio de la película, sobre su fauces leemos por enésima vez otra leyenda ya familiar, esta vez en latín, que dice "Ars gratia Artis" (El arte por el arte)... Si uno está dispuesto a creerse sus propias fantasías será capaz de justificarlo de cualquier manera, aunque en el fondo de todo su argumento, no siempre desinteresado, es posible que encontremos sedimentada una parte de razón. Pero conviene tener presente, y la película nos lo recuerda, que el arte y el derecho supremo que le asiste para salir a flote y perdurar tienen que pagar con frecuencia su precio de maldad a la hora de entretener y sustentar debidamente a un público y a unos protagonistas que, casi sin darse cuenta, viven para siempre cautivos de ella.





"En el cine todo es mentira... es un truco..." (El espíritu de la colmena -Victor Erice, 1973)