Hay ocasiones en las que la realidad supera, o al menos iguala, a la ficción. Esta puede ser una de ellas. Tony Jaa, el conocido actor y director tailandés protagonista de la saga de acción 'Ong Bak', ha decidido retirarse del mundo del cine para convertirse en monje budista. El actor fue ordenado como tal en el Monasterio de Surin, su localidad natal, al noroeste de Tailandia. Jaa se ordenó junto a otras 35 personas en una ceremonia en la que también se celebraba el 60 aniversario de la coronación del Rey, un trance por el que deben pasar todos los hombres y con el que, según la tradición, el ordenado también rinde tributo a la comunidad y presenta sus respetos a sus padres.

Se trata, por tanto, de una ceremonia ritual que no supone necesariamente el ingreso permanente de Jaa en el Monasterio budista y, tal vez, tampoco su retiro por siempre del mundo del celuloide. De hecho, se especula con que el actor y director haya elegido precisamente este momento para poder librarse del compromiso contractual de una década que le liga con Sahamongkol, la productora con la que acaba de estrenar en su país natal 'Ong Bak 3', que protagoniza y dirige, y con cuyos responsables no se lleva especialmente bien tras empeñarse en ser también el realizador a partir de la segunda entrega de la franquicia. Y es que el rodaje de ambas películas estuvo plagado de polémicas y rumores; se dice que Jaa incluso llegó a abandonar su rodaje durante un par de meses o que Jaa practicaba magia negra, con sacrificio de animales en pleno set de filmación, para asegurarse el éxito y la buena marcha de la película. Sea como fuere, ahora se ha estrenado en Tailandia la tercera entrega de la serie, cinta que toma escenas descartadas de dicha secuela entremezcladas con nuevas secuencias filmadas para la ocasión, creando un montaje que parece no haber convencido a su público y que podría responder antes a un interés puramente comercial por encima de cualquier otro pretexto artístico.