Tarsem Singh estrena en España su segunda película en apenas tres meses, algo llamativo si tenemos en cuenta que desde que debutase en el año 2000 con la incomprendida (e incomprensible) 'La celda', película que demuestra que se puede (mal)vivir sin guión, tan sólo ha estrenado cuatro largometrajes incluyendo estos dos últimos. ¿A la cuarta fue la vencida? A pesar de las bondades de 'The Fall. El sueño de Alexandria' probablemente esta 'Blancanieves', la primera de las tres versiones que del conocidísimo cuento están por llegar este año, sea la mejor película de este director indio afincado en Estados Unidos, especialmente si atendemos a su relación entre intenciones y resultados, y al que por primera vez vemos hacer uso de su innegable poderío visual en favor de la causa sin convertir este don visual en la causa misma (como si ocurría en la preciosidad hueca que era 'Immortals'), regalándonos así un cuento "a lo Disney" tremendamente fresco, simpático y divertido que recupera en parte la esencia clásica de fábula que hizo grande a la compañía de Mickey Mouse.Como decía a raíz del estreno de 'Immortals' el pasado mes de diciembre de cuya crítica echar mano me resulta demasiado tentador, me disculpen, no hay duda de que Tarsem Singh es lo que se conoce como un autor en toda regla, un realizador que ha sabido imprimir su sello personal a cada uno de sus trabajos para la gran pantalla por muy distintos que puedan parecer a simple vista, una apariencia que a veces engaña... como es el caso: De partida sus cuatro películas están ambientadas en mundos de fantasía, sean soñados o épicos, y que además le van ni que pintados a un cineasta tan plástico; y si seguimos tirando del hilo veremos que sus elecciones profesionales tienen poco de caprichosas, que se mantienen enlazadas entre sí a través de una indudable ética artística que le ha valido hacerse con un nombre reconocible dentro de la industria que va más allá de los números de la taquilla (o de la sangre vista en pantalla).

Eminentemente visual y profundamente estético, anteponiendo siempre la fuerza de la imagen a la razón de la palabra como él mismo reconoce abiertamente, la diferencia sustancial con respecto a ese referente por el que le conocerán muchos, la mencionada 'Immortals', es que si con aquella ratificaba sus excelencias como artista visual a la par que evidenciaba sus carencias como narrador dramático, en esta ocasión Singh se aplica el cuento y, nunca mejor dicho, al cuento para alejarse de dicha visceralidad y reducir en un tanto considerable su aporte como autor para dar aire al cineasta que ahora sabemos puede haber en él, cediendo el protagonismo tanto a la historia como a los personajes y minimizando el alcance de un look visual que realza el contenido en vez de prevalecer sobre él, permitiendo que la narración fluya de tal manera que el espectador pueda dejarse llevar como si tal cosa por esta producción ligera, de fácil consumo y mejor digestión, más no por ello menos encantadora y verdaderamente disfrutable.

Esta 'Blancanieves', conocida como 'Mirror Mirror' en su título original, bien podríamos decir que es lo Disney pretendía que fuera la decepcionante 'Alicia en el país de las maravillas' de Tim Burton, un filme que si bien triunfó comercialmente de forma abrumadora en todo el mundo estuvo más cerca de provocar molestas pesadillas que de evocar esa magia que emana de los grandes clásicos de la compañía concebidos en otros tiempos, en sus buenos años y al amparo de un público menos curtido por un mundo más ingenuo. La 'Blancanieves' de Tarsem Singh es una especie de "back to the future" que nos transporta a ese mundo mágico y atemporal de las mejores fábulas de Disney, referente esencial, donde pase lo que pase no hay maldad que con una sonrisa no se pueda vencer ni problema alguno capaz de hacer dudar del "... y comieron perdices" final, todo ello elaborado desde un punto de vista tan blanco como amoralmente optimista del que emana una alegría tan inocente que resulta difícil no verse corrompido por su buena y vacua predisposición.

Dejando al margen su atractiva puesta en escena y demás aspectos técnicos, y que mantienen el buen nivel medio que cabe exigir de toda gran producción destacando particularmente su fastuoso y arrebatador diseño de vestuario, el verdadero peso de la función recae sobre los hombros de un muy acertado reparto al que se le permite lucir, y sobre todo relucir, ya sea esa dulce muñeca con alma rebelde bautizada como Blancanieves, ese príncipe de noble corazón y radiante sonrisa, o esa brillante reina vagamente malvada a la que da forma una autoparódica y sarcástica Julia Roberts, irresistible en el mejor y más divertido papel en el que la hemos visto en años, y todo ello sin olvidarnos del siempre sensacional Nathan Lane como secundario robaescenas o unos siete enanitos de cuya conjunción en pantalla irradia una innegable simpatía natural.

Esta 'Blancanieves' es todo un descubrimiento, una grata sorpresa que da forma a una muy libre reinterpretación del clásico cuento popular tan divertida y alegre como ingenuamente disfrutable, un filme para casi toda la familia cuya pretendida inocencia, lejos de resultar molesta o anacrónica, da forma a uno de los pasatiempos más irresistibles y frescos de entre todos los que han llegado en los últimos meses tanto para grandes como para no tan grandes, aunque quizá no tanto para los más pequeños. En una palabra, una producción "encantadora", y en la que se aúnan a favor y con naturalidad todos los posibles intereses volcados en ella, ya sean artísticos o comerciales, sin por ello dejar de ser una película de Tarsem Singh. Es una delicia, una sorprendente delicia que nos recuerda que la magia aun puede existir en un mundo que permite que producciones tan infames, mezquinas y denigrantes como 'Lorax' triunfen de forma alarmantemente apocalíptica, arrojando algo de luz y un rayo de esperanza, si me apuras. Si es que es una de esas películas de las que no apetece decir nada malo... aunque lo hubiere. I believe.

Nota: 7.5

por Juan Pairet Iglesias