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'Desmadre de padre': 30 minutos o menos

Vía El Séptimo Arte por 30 de agosto de 2012

Este es el tiempo que pretendo tardar en hacer esta crítica cuyo primer párrafo escribo unas pocas horas antes de ver la nueva película de Adam Sandler, justo después de haber publicado a altas horas de la madrugada la noticia correspondiente al proyecto sobre Brian Douglas Wells, el pizzero que sirvió de inspiración indirecta para el filme del que, precisamente, me he servido a su vez como referencia para no perder tanto tiempo escribiendo esto como los 80 minutos que sentí que perdía cuando la ví en su momento. Y es que gracias a la que posiblemente sea la peor película en la que se ha dejado ver Sandler (en mucho tiempo), la insultante 'Jack y su gemela', que además viene a coronar -cruzo los dedos- el evidente declive de la calidad y efectividad de sus cada vez más pobres producciones, que ya es decir, no espero absolutamente nada de esta nueva "comedia", pongámoslo entre comillas por si aca, a la que tan sólo le pido una cosa: que al menos no duela. ¿Y bien? Las respuestas, después de haberla visto y haber echado una cabezadita, para reposarla como si fuera arroz, a continuación.Tres, dos, uno... allá vamos. Por suerte para todo aquel que se ponga en su camino, 'Desmadre de padre' no es tan mala como cabía temer después de todo. Es más, si le seguimos el rollo incluso podríamos decir que dentro de la escala Sandler no es una mala comedia, más bien por encima de la media, y que sin ser para nada una experiencia que vaya merecer la pena recordar para contársela algún día a nuestros nietos al menos sí mejora al Sandler visto en producciones tan impropias de la primera división cinematográfica como 'Os declaro marido y marido', 'Niños grandes' o por supuestísimo, esa invitación al horror llamada 'Jack y su gemela'. No es que 'Desmadre de padre' sea la buena película que tampoco pretende ser, hablamos de Adam Sandler por Dios, pero sí cumple con la exigencia que cabe demandar a toda producción que diga parapetarse bajo el género de la comedia, provocar una ración de carcajadas lo suficientemente generosa como para no dar por perdidos los ciento y pico minutos que dura. En ese sentido 'Desmadre de padre' aprueba, y tonterías al margen, que haberlas haylas, con el suficiente bagaje como para darla por buena, incluso, y especialmente si nos atendemos a los resultados ofrecidos en base a sus pretensiones (y a sus antecedentes).

¿Significa esto que merece la pena su visionado? Ni si ni no, sino todo lo contrario, y el placer no tiene por qué ser lo mismo que los negocios. Con esa temida subida del IVA a la vuelta de la esquina es cierto que la respuesta a esta pregunta se vuelve algo más peliaguda, si cabe, si bien siempre podemos salirnos por la tangente para responder un "ni lo merece ni lo deja de merecer", según el respeto y afinidad que uno pueda tener hacia un cómico que, en esta ocasión que el traje no le viene a medida, recupera su lado más gamberro y adulto no apto para menores, soltando tacos a diestro y siniestro, alguna que otra broma de mal gusto y sin perder ocasión para emplear el sexo como estímulo cómico. En ese sentido es curioso el parecido más que razonable que podemos encontrar entre 'Desmadre de padre' y 'Ted', de Seth MacFarlane, dos comedias cortadas con un patrón similar y que saben suplir sus evidentes (y voluntarias) carencias como películas a base de hacer de (casi) todo un chiste (sin olvidarse de cierta ración de moralina -más presente y molesta en 'Ted', eso sí-). En ambas, por ejemplo, encontramos ese sentido del humor muy influenciado por la nostalgia de un tiempo pasado en donde se le saca brillo a algunos iconos olvidados de los años 80 ó 90: si por ejemplo en la de MacFarlane es a Sam J. Jones, más conocido como 'Flash Gordon', en esta lo es a Robert Matthew Van Winkle, más conocido como Vanilla Ice quien goza de un bienvenido (y divertido) protagonismo (como pueden comprobar en la imagen adjunta a esta parrafada insustancial).

No diría que fuera una primera opción ni muchos un filme que pueda ser considerado de alguna manera imprescindible, pausa para soltar una sonrisa maliciosamente sarcástica, pero 'Desmadre de padre' tampoco merece ser la cabeza de turco de 'Jack y su gemela' y, al fin y al cabo, Sandler se ha pagado sin duda una buena vida a base de producciones por el estilo con el beneplácito del público, yo entre ellos que como las moscas a la mierda siempre se las acabo viendo... aunque sea gratis. La incógnita más importante a desvelar, lo que verdaderamente cuenta, es que a la producción que se esconde debajo de este "desmadrado" título castellano no hay que tenerla miedo, ni tanto como amenaza su cartel ni más que el que se pueda tener a otras tantas comedias por el estilo ya vengan firmadas o no por un nombre tan reconocible. Se puede ver, se puede sobrevivir a su visionado, e incluso se puede dormir sólo dos horas y verla sin cara de amargado somnoliento mientras se frunce el ceño tratando de simular inteligencia. Viene a ser lo que Adam Sandler llama comedia, que elija cada uno su definición particular de lo que significa esto, si acaso bastante más burra y sobre todo más divertida de lo que en él es habitual últimamente. Si para un servidor ese excelente ejercicio de marketing llamado 'Ted' era algo así como "una de Sandler con algo más de gracia", esta vendría a ser salvando las distancias que aporta el timing de MacFarlane, como "una de Sandler con algo más de gracia". Para todo lo demás...

Por cierto, aunque sea sólo por curiosidad... decir que si esta crítica hubiera sido una pizza les habría salido gratis, la palabra que más cachondo pone a los adictos a la red (me perdonen el eufemismo). Y por bastante, algo que entendería hasta el bueno de Charlie Sheen (víctima de uno de los mejores chistes de la cinta junto a los NKOTB). Pero bueno, ni viendo la película ni escribiendo esta crítica he tenido la sensación de perder el tiempo (si acaso 3 ó 4 horas de sueño, nada que una buena siesta no pueda remediar), que ya es más de lo que puedo decir en otras ocasiones... y aunque peque de condescendiente como me han acusado alguna vez. Pero es que hay días en los que basta con comer, y para esa clase de días una de Sandler como este 'Desmadre de padre' cuyo final, por cierto, sorprende con un giro argumental que evade en cierta manera el clásico happy end de turno más que lo que podríamos considerar como cameos "del cura" y de "la madre" (que no voy a revelar por si acaso... aunque importe bastante poco), puede no venir nada mal, incluso mejor para darle así un merecido descando al cerebro. Y si no, a una mala, siempre nos quedará Tonelete...

Nota: 5.75

por Juan Pairet Iglesias

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