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'Noche de miedo' - ¡Jo, qué noche!

Vía El Séptimo Arte por 08 de septiembre de 2011
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¿Es negativa por definición la palabra "remake"? O mejor dicho, ¿tendría que serlo de por sí? Aunque a veces se olvide no son pocas las películas bien consideradas que en realidad son "remakes", casos tan populares como los de 'La cosa' de John Carpenter o 'El amanecer de los muertos' de Zack Snyder, sin que a nadie parezca importarle. O puede que no se nos haya olvidado, simplemente puede ser que los méritos de dichas películas son los que nos han incitado a olvidar/perdonar/ignorar al preocuparse estas por ofrecer propuestas dueñas de su propia voz y que van más allá de la calcomanía. Y es que la clave está en diferenciar lo que es un remake, caso tan desederables de un cielo en el que pasar la eternidad como el de ese 'Psicosis' de Gus Van Sant que duele sólo de pronunciar, de lo que vendría a ser una nueva versión, caso de por ejemplo esta nueva y gozosa 'Noche de miedo'.

La 'Noche de miedo' de Craig Gillespie no solo viene a ser a la 'Noche de miedo' de Tom Holland lo mismo que fue 'El amanecer de los muertos' de Zack Snyder a 'El amanecer de los muertos' de George A. Romero, una respetuosa pero algo gamberra puesta al día de un clásico menor que se atreve a dar un paso al frente sin miedo al que dirán, sino que además y al igual de aquella puede valer perfectamente como uno de los filmes más disfrutables de la temporada en la que le ha tocado ser ignorada por la siempre "complicada" audiencia gracias a su desprejuiciada combinación de comedia y terror, una combinación bañada en un constante goteo de sangre digital, humor y un 3D que incluso sorprende por momentos -aunque resulte igualmente prescindible-, que va de menos a más y que no convence porque sea necesariamente la buena película que podría parecer, que no deja de serlo si se quiere, sino porque al igual que la cinta de Snyder sabe hacer muy buen uso de sus armas para hincarle el diente a un público sediento de pasárselo de miedo.

En un momento dado, hace apenas unos días, me sentí tentado de volver a echarle un vistazo al filme original de Holland como una difusa parte de la responsabilidad de escribir una crítica sobre una nueva versión de la misma. Pero luego pensé, ¿y para qué? ¿acaso merece la pena? Algún día, pero no como una obligación llamémosle "cinéfila", porque ese no es la razón de su existencia. Al margen de que sea dueña de uno de los mejores y más populares carteles de los años 80 (que aun no sé discernir si inteligentemente o no esta nueva versión no ha querido emular), la 'Noche de miedo' de 1985 no es que fuera exactamente un gran filme que merezca ser reverenciado; una propuesta tal vez simpática, eficaz y entretenida, pero tan arraigada a su tiempo que su éxito momentáneo fuera de contexto no le ha permitido ser un referente de nada en particular como para adoptar la forma de un 'must see' para las nuevas generaciones.

¿Es pues 'Noche de miedo' un clásico inviolable realmente? Para nada, y en muchos aspectos sería un film olvidado y/o desconocido si no fuera por la propia existencia de este acertado, coherente y muy propicio remake que sabe serlo sin aparentarlo, y donde manteniendo la esencia le aplica un hábil lavado de cara -que valiéndose del chiste malo "le ha sentado de miedo"- para ofrecer un 'oldie' mejor y más bonito que luce con toda la frescura del siglo XXI y que, tal vez, incluso sea en proporción mejor 'Noche de miedo' de lo que lo supo ser su fundamentado referente aportando, entre otras cosas, un Las Vegas como inmejorable marco de acción.

La 'Noche de miedo' de Craig Gillespie, realizador sorpresa de una propuesta de esta índole tras su peculiar e independiente 'Lars y una chica de verdad', puede que no sea una gran película a pesar de la notable labor del citado Gillespie, quien sabe hacer funcionar y mantener de forma elegante y bajo control en todo momento el difícil tono de un relato de suspense y terror que nunca deja de ser una comedia sin caer en el ridículo, capaz de la risa, el suspenso o del grito incluso al unísono (sirva de ejemplo la escena en la que los muy convincentes Farrell y Yelchin dialogan bajo el marco de la puerta de la casa del segundo...), y cuyas escenas de acción están tan bien resueltas como planteadas (otra cosa es que lo ajustado de su presupuesto no permita a sus efectos especiales pasar de correctos y aportar algo más memorable).

Y probablemente no sea una buena película para quien no quiera verla así, cuestión del cómo te pille, aunque un servidor debe admitir que mejores o peores películas hayan pasado entre medias hacia al menos un par de meses que no se lo pasaba tan bien en una proyección, prácticamente desde ese 'Paul' que sin sorpresa alguna se ha encaramado en el top de entre lo más recordable del año palomitero al que 'Noche de miedo' presenta su candidatura. Y es que esa es la clave, 'Noche de miedo' más que considerable como película merece la pena considerar como pura diversión, algo perfectamente evidenciado especialmente en las interpretaciones de Colin Farrell, una especie de camionero macarra con colmillos, o de David Tennant, una cachonda y paródica caricatura de lo que vendría a ser un anti héroe.

Al igual que lo fuera su predecesora en su momento, estamos ante una producción inequívocamente de serie B simpática y divertida, apta para ver en pareja o con amigos, con un tercio final intenso y trepidante, particularmente eficaz como en los buenos años de Mr. Bay y sobre todo muy entretenida, y que en ningún momento se toma en serio a sí misma como algo más que el desvergonzado pasatiempo que es.

Si, puede que no sea un filme perfecto pero eso no le resta un ápice a un filme plenamente satisfactorio, recomendable para todo aquel ansioso de pasar un rato de lo más distraído y que en cierta manera recoge el espíritu del cine más ligero de los ochenta de una forma mucho más acertada, convincente y fidedigna que la expuesta por JJ Abrams en su 'Super 8' aunque sólo sea por la sencillez de su modestia -de la que carecía la citada producción de Spielberg- puesta al servicio de ese espectador que pueda sentirse ofendido ante la simple sospecha de ser señalado como un posible lector potencial de 'Crepúsculo', inevitable referencia extraída de la propia película y un ejemplar cinematográfico de lo más distante a las intenciones de este remake concebido con la intención de satisfacer a los adolescentes más adultos de su tiempo.

Así pues esta 'Noche de miedo' logra los resultados que cabría esperar de ella, al menos para quien tuviera algo de fe, y ofrece lo que promete ya desde su más que efectivo prólogo, lo hace con buena letra (atención a la fotografía del español Javier Aguirresarobe o a la música de Ramin Djawadi, con ecos al 'Drácula' de Coppola), un especial mimo por mantener un ritmo muy dinámico, un guión bien construido (al menos en base a sus livianas intenciones) y con una puesta en escena no exenta de inteligencia a la hora de manejar sus elementos sin demasiados excesos para lograr sus humildes propósitos que, además, ofrece algún que otro momento realmente memorable que trasciende más allá de la mera distracción (por ejemplo toda la secuencia de la carretera, un 'set piece' al que sólo los irregulares efectos especiales privan de situarse de entre lo mejor del año).

Además, alcanza el honor de situarse en ese punto intermedio de tan difícil equilibrio en el que se le reconocen tanto sus deudas (impagable el cameo de un actor del original) como sus novedades respecto al original (el empleo de la sangre digital o del 3D en la escena final), sirviendo tanto de reválida como de descubrimiento sin desentonar en ninguna de ambas facetas. Lo que se dice, en resumen, un film al que no hay que tenerle miedo ninguno, más bien todo lo contrario...

Nota: 7

 

Por Juan Pairet Iglesias

 

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