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'¡Piratas!': ¡Al alunizaje!

Vía El Séptimo Arte por 16 de agosto de 2012

Aunque parezca mentira hay algo peor que salir de una sala de cine de ver una verdadera mala película de esas que siquiera nos permiten reírnos de ellas, especialmente si se ha invertido una considerable suma de dinero o de esfuerzo en dicha incursión (cada vez más equiparable a ir a la ópera, por cierto), y es haber visto una película que aunque no podemos decir que sea mala, pues nuestra conciencia nos advierte de que sería un veredicto tremendamente severo, sí nos resulta muy insatisfactoria... molestamente insatisfactoria, más bien, y en una medida considerable que amenace con ser carne de diván porque, dicho de forma algo más cinematográfica, "sentimos la existencia del bien en su interior"... la impotencia, un factor a tener en cuenta y muy relevante para que se trate "de algo personal", casi lo menos.Da igual que sepamos o no exactamente el qué es lo que le falla porque algo le falla, eso lo tenemos meridianamente claro, y esa frustrante sensación del podría haber sido pero no ha sido que nos asalta con la simple mención de su título, que nos carcome las pocas neuronas que el calor nos permite disponer operativas al menos en esta época del año, es lo que puede hacer de ella esa pesada carga difícil de ahogar ni en una sesión intensiva a base de jarras de melocotón con vino en la que, sencillamente, no se transforma una deleznable mala película que si se recuerda, en ocasiones, es tan sólo para ponerla de mal ejemplo... a evitar (por ejemplo 'Off', y quien estuviera al comenzar aquel pre-estreno que tuvo lugar en el madrileño cine Capitol de la Gran Vía sabe a qué me refiero, o fue uno de los héroes que se quedó hasta el final).

En fin, que llevo una semana dándole vueltas en mi cabeza a estos '¡Piratas!' de la Aardman sobre quienes en un primer momento, recién salido de la proyección, preferí no pensar por miedo a precipitarme en un veredicto preliminar erróneo que pudiera condicionar el resultado final de forma dramática, y así dar tiempo a que mis ideas se posicionarán de alguna manera con algo más de fundamento y tranquilidad. Esta sensación, salir de una sala de cine sin saber muy bien que pensar, tiene su parte buena y su parte mala como se puede comprobar en un ejemplo tan reciente como el de 'Prometheus'... o sin ir más lejos, con '¡Piratas!', lo que de partida puede considerarse una mala señal de cara a un filme que debiera disfrutarse inconscientemente, ante todo. Desde que mis ideas empezaron a cuajar por más que me lo pienso, lo pienso y me lo vuelvo a pensar, quiera o no quiera, siempre terminó chocando contra la misma conclusión: es una lástima, pero la citada compañía británica nos ha regalado la que sin duda es su peor (y más decepcionante) película.

Tras títulos tan interesantes y simpáticos -que no necesariamente logrados- como 'Chicken Run', 'Wallace & Gromit. La maldición de las verduras', 'Ratónpolis' y 'Arthur Christmas: Operación Regalo' la hasta ahora relativamente infalible Aardman (desde un punto de vista crítico...) decepciona con '¡Piratas!', un título que si bien no naufraga si queda un tanto a la deriva dentro de la indiferencia que provoca un visionado particularmente insípido, sin alma. Sigue siendo un filme con el inconfundible sello de Aardman, personalidad ante todo, y precisamente esto es lo que está cerca de provocar un hundimiento que no se produce, a su vez, por el mismo motivo, ese toque Aardman tan característico, el mismo que hace de un filme en apariencia para toda la familia un filme más proclive para los solteros, afirmación que cabe entender entre líneas y no de forma lineal (dado que así leído suena verdaderamente estúpida, la verdad).

Todo esto requeriría de una suma mayor de palabras de las que voy a emplear para ello, pero si han visto cualquiera de los cuatro filmes anteriormente citados es probable que sepan que intento decir (en caso de que crean que estoy en lo cierto, claro), y es que se tratan, tal vez a excepción de la última (y más sólida como película), de esa clase de filmes para toda la familia que disfrutarán más los mayores... que los pequeños, si es que estos últimos son capaces de sacar algún partido de ellas que no se derive de la inconsciencia de disfrutar a través de los ojos más inexpertos e impresionables de un espectáculo de luces y colores. Y al mismo tiempo, añado, que es también de esa clase de filmes que disfrutará más los llamados críticos que los considerados como simplemente contribuyentes, afirmación quizá algo más personal y gratuita, que todo puede ser, en relación a los que suelen despreciarse e ignorarse de forma mutua. Tal vez sea la razón sobre el corazón, o tal vez sea la brillantez de la estupidez.

En lo que se refiere a esta última parte si recurrimos a los números la verdad es inexcusable: el cine de Aardman no causa el mismo impacto, a nivel popular y crítico, que el de otras compañías, y no concreto más para intentar ser lo más objetivo posible (y no despertar más suspicacias de la cuenta). No tiene por qué decir más de lo que puede llegar a decir, que cada cual lo interprete como prefiera, pero con '¡Piratas!' encontramos una cierta desesperación en su realización que termina por sacar punta a los principales defectos de Aardman, una falta de medida y mesura que luce, principalmente, en el intento constante por pretender que todo sea un chiste siempre, lo que provoca un exceso de humor facilón (y tontorrón) poco elaborado; un ritmo tan desenfrenado que produce el efecto contrario al teórico, complicando el empatizar con una historia demasiado volátil y caprichosa; una cierta indeterminación a la hora de centrarse en un público en concreto, dispersando continuamente la atención en lo que podría definirse como un altibajo vitalicio; y un cúmulo excesivo de referencias, lo sean o no, que de no conocerse pueden dejar al incauto espectador completamente en fuera de juego incluso cuando no lo esté.

Si ¡Al abordaje! es el grito de guerra más famoso de los piratas, da la sensación de que Peter Lord y sus muchachos han malinterpretado que hacer con él a la hora de encarar su nueva producción permitiendo que este derive más en un ¡Al alunizaje!, de que su narración resulte empleando una expresión más coloquial como un elefante en un garaje. O mucho ruido y pocas nueces, que también nos vale e incluso es más concluyente. Lo que en títulos anteriores ofrecía unos resultados principalmente divertidos, excéntricos, desenfrenados, alocados, vivos, y etcétera etcétera, en '¡Piratas!' traza el camino opuesto hacia sus antónimos luciendo con la misma frialdad que el material en el que están esculpidos sus personajes sin que la sucesión de fotogramas, quien sabe si por culpa de un 3D muy poco favorecedor (y poco recomendable), logren dotar de vida unas intenciones que no dudo sean las mejores, he aquí donde al menos cabe tener cierta piedad para con la producción, por más que no cuajen en un todo que pueda verse como si nada.

Así, '¡Piratas!' se convierte en uno de esos filmes que están continuamente amenazando pero que no logran culminar sus amenazas, que a cada escena que acaba con una sonrisa le sigue otra que no le da continuidad a esta, y que terminamos de ver a trancas y barrancas sin disfrutar en ningún momento de ella, agotados -que no cabreados- por el esfuerzo de estar continuamente al filo de la navaja entre el bien y el mal, entre el amago y los hechos, entre las posibilidades y los resultados. No es que aburra, no es que no divierta en algún momento, no es que no... no es que no, pero tampoco es un sí ni mucho menos algo que se le parezca, una sensación agridulce que nos hace dudar cuando la duda, per se, es de por si una respuesta, incluso una ofensa, ya se sea juez o jurado, ya se sea crítico o público.

Nota: 5.5

Por Juan Pairet Iglesias

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