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'Salidos de cuentas': Dos son (sólo) compañía

Vía El Séptimo Arte por 04 de noviembre de 2010

Peter Highman, arquitecto con serios problemas a la hora de controlar sus ataques de ira, está a punto de ser padre. Cuando el avión que va a llevarle junto a su querida esposa está listo para despegar, un altercado accidental hará que las autoridades le impidan efectuar el viaje por aire. Sin dinero en efectivo y con el tiempo echándosele encima, Peter se verá obligado a aceptar la ayuda de Ethan, un alocado aspirante a actor en busca de la fama que no va a traerle más que problemas. A partir de aquí empezará un viaje que llevará a estos amigos a la fuerza a cruzar medio país y a enfrentarse a todo tipo de peligros.

Hay gente que se desenvuelve mucho mejor en grupo que no en el cara a cara. No es que les cueste interactuar con los demás, lo que pasa es que les reconforta saber que cuantas más personas haya a su alrededor, menor será el peso ''social'' que les tocará soportar. Pura física. Viendo las películas de Todd Phillips, podría decirse que el director neoyorquino presenta este comportamiento. Rápido vistazo a sus triunfos y tropiezos. En la primera categoría nos topamos con títulos como 'Road Trip (viaje de pirados)', 'Aquellas juergas universitarias' y 'Resacón en Las Vegas'. Entre sus películas menos acertadas estarían 'Starsky y Hutch' y 'Escuela de pringaos'. Conclusión: este realizador/guionista/actor prefiere las multitudes (primeras películas citadas) que no las parejas (segundo montón).

'Salidos de cuentas', que precisamente sigue las aventuras de -sólo- dos personajes, aunque no quepa clasificarla en la carpeta de fiascos, sí que evidencia ese ''síndrome Phillips''. Por suerte, pocas quejas puede ponerse al trabajo de Robert Downey Jr. (cada vez más cómodo en el registro cómico) y Zach Galifianakis (que entre porro y porro sigue en la línea del ''resacón'' que le puso en el punto de mira de medio mundo, es decir, ejerciendo de zumbado y simpático bufón). Uno es serio, responsable, aplicado, incluso algo gruñón... el otro encarna todo lo contrario. Es el enésimo caso de amigos condenados a entenderse; de extraña pareja que, por recorrido geográfico y determinadas circunstancias, se sitúa muy cerca de la que en su día formaron Robert De Niro y Charles Grodin en la cinta de culto de la década de los ochenta, 'Huida a medianoche'.

Si aquella película dirigida por Martin Brest consiguió colarse en el corazón y la memoria de tanta gente fue por su ritmo, por la química que desprendían sus protagonistas y por el tropel de riquísimos personajes secundarios (imagínense si lo eran, que el gran Paul Thomas Anderson decidió empezar su andadura por el mundo de los largometrajes centrándose en 'Sidney', especie de consigliere de un mafioso de Las Vegas, que apenas debía aparecer diez minutos en pantalla). De estos ingredientes imprescindibles para conseguir el éxito, 'Salidos de cuentas' parece tenerlos todos, pero ninguno de ellos en la justa medida. Las situaciones cómicas se suceden con fluidez pero sin brillantez; la pareja Downey Jr. & Galifianakis es solvente pero no trasciende más allá de la gracieta de turno... y sobre todo, fuera del dúo principal, hay un vacío que desde luego no llenan los cameos de rigor de Juliette Lewis o el propio Todd Phillips, y algunos otros más prestigiosos como el de Jamie Foxx o el rapero RZA.

Esta falta de efectivos nos lleva de nuevo a la constatación que el Sr. Phillips prefiere moverse en grandes grupos, aquellos en los que la juerga está asegurada ni que sea por el conflicto multitudinario de egos que se dan en su seno. No es éste el caso, al haber aquí enfrentadas solamente dos personalidades bastante estáticas y que por ello no tarda en hacerse algo repetitivo su continuo fuego cruzado. Eso sí, después del éxito cosechado en la Ciudad del Pecado, el director sabe lo que el público espera de él, y como no tiene un pelo de tonto, le da al César lo que es del César... aunque no en las cantidades tan bestias de otras ocasiones en las que estuvo más inspirado. De todos modos, que estén tranquilos los amantes de las grandes farras, pues esos ''adultos'' que combaten las crisis de los cuarenta con un exacerbadísimo síndrome de Peter Pan van a llegar a casa con la camisa manchada de sangre, con alguna que otra cicatriz en la cara y unas manillas de la policía a modo de pulsera.

El problema es que tanto desmadre huele a déjà vu, al hacerse demasiado obvios los referentes externos e internos de la película. En el primer pack hallamos la todavía fuerte influencia del humor soez de los hermanos Farrelly, y si cogemos la lupa, el incidente del avión parece directamente sacado de 'Los padres de ella', de 'Ejecutivo agresivo', o de la ya comentada 'Huida a medianoche', el tarro de café que lleva siempre consigo Ethan nos recuerda al bueno de Donny de 'El gran Lebowski', etc. Mientras, Phillips tampoco oculta que está en permanente búsqueda de sí mismo, al visitar con demasiada frecuencia aquellos lugares o entornos en los que en anteriores aventuras demostró sentirse muy cómodo. Una búsqueda que en alguna ocasión consigue esbozar una sonrisa en el espectador, pero que en muchas otras deja latente que este director lo que realmente necesita es exceso carga en el compartimiento de pasajeros... para ello tocará esperar a la ya anunciada secuela de 'Resacón en Las Vegas'. De momento tocará encontrar consuelo en esta gamberra pero inofensiva; simpática pero olvidable buddy/road movie.

Nota: 5 / 10

por Víctor Esquirol Molinas

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