Y si de reírse un rato se trata, bueno, pues la comedia de turno es un ejercicio de descaro que se desborda hasta al absurdo. Si eso es bueno o malo depende de la apelación al buen gusto y sobre todo a las que tantas ganas se tengan de reírse. Una comedia política y cinematográficamente incorrecta como Una guerra de película (Tropic Thunder, EUA-2008) puede cumplir con esas expectativas siempre que se tome en cuenta lo que anteriormente se ha mencionado. Ahora bien, si cuando se pretende hablar de comedia queremos hablar de gags medidos y efectivos dentro de tiempo e incluso a pesar de ser comedia encontrarle ciertos factores de profundidad al guión como meollo de la trama, pues decididamente esta no es ni por mucho la mejor opción… esta es una comedia llena de humor y violencia bastante gratuita que se arroja en los excesos de lo exagerado -y eso ya era bastante redundante-.

Una guerra de película es dirigida por Ben Stiller y resulta ser el cuarto filme que dirige después de La dura realidad (Reality bites) en 1994, Dr. Cable: El desastre llama (The cable guy) en 1996, y Zoolander en 2001. Y aunque Una guerra de película en muchos sentidos deja mucho que desear, a la vez resulta ser una cinta divertida con un significado verdadero de comedia entre su cometido y prometido. Stiller desarrolla la premisa de la cinta con el también actor Justin Theroux y se hacen acompañar en el guión por el propio Ethan Coen –yo aún quiero saber qué parte escribió él-. Pero sin duda alguna, lejos de ver a los otros protagonistas (Jack Black, Robert Downey Jr., y Nick Nolte) sin duda aquí lo más importante y la verdadera razón por la que sólo vale la pena verse puede ser por los cameos incluidos en la cinta y es interesante como ejercicio visual identificarlos, así que no diré más acerca de ello.

En la cinta, la estrella de acción Tugg Speedman (Stiller), el comediante Jeff Portnoy (Black), el rapero Alpa Chino (Brandon T. Jackson), el galardonado actor Kirk Lazarus (Robert Downey Jr.) y el desconocido Kevin Sandusky (Jay Baruchell) son los protagonistas de una película de guerra basada en el libro de John “Four Leaf” Tayback (Nolte) “Tropic Thunder”, sin embargo, el ego y descuido de los actores, aunado a la inexperiencia del director Damien Cockburn (Steve Coogan), han retrasado la filmación y aumentado el costo de la producción. A raíz de ello, el productor le da a Cockburn un ultimátum si es que no logra terminar la película, por lo que Tayback junto con Cockburn, llevan a los actores a una situación de combate más realista en medio de la jungla, abandonados a su suerte sin saber que la locación donde se encuentran forma parte del “Triángulo Dorado”, una región de Asia donde los fabricantes de heroína trabajan con impunidad… y ellos no lo saben.

Esta es una de esas ocasiones en que Hollywood se ríe de sí mismo, por más absurda que se torne la situación ocurrida en la cinta. Dentro de esa crítica a Hollywood, los personajes ficcionales pueden hacer recordar en uno que otro momento, lo real dentro del conglomerado de la industria cinematográfica anglosajona. Así, tenemos visos latentes y una mirada de reojo a la verdadera vida de los actores y todo lo que puede conllevar ser uno de ellos. Ahora bien, esta situación bastante lograda es desplazada por el mérito principal de la cinta que es la de mostrarnos una comedia dividida entre la acción y el enredo. Con ello por encima, Una guerra de película se hace interesante de poco a más y para que ello quede demostrado es necesario aguantarse en la butaca con algunos gags fuera de ritmo, escenas llenas de clichés, e imágenes de mal, pero muy mal gusto –están justificadas-.

El absurdo se torna característico de buenas a primeras en este tipo de comedias de Ben Stiller, e incluso podría pasar por una sátira muy bien lograda a no ser por la barbarie cometida en afán de hacer de lo grotesco y lo penoso causa de risa. Esto es una característica de un guión un poco bizarro y un tanto inconsistente. Nos encontramos aquí a actores que interpretan a actores y una película que habla sobre una película. Aunque suena interesante, no es una trama del otro mundo, ni es ingeniosa, ni es ocurrente, y mucho menos imaginativa, ni provocativa. Es sólo que se hace muy obvia en cuanto transcurre, pero por deficiencia del mismo guión que la hace parecer ante todo una película más donde se puede parodiar todo al extremo sin necesidad de explicarse nada a sí mismos ni al público.

La cinta que ha sido publicitada con trailers, webs y posters fake en un plan muy mockumentary, ha sido causa de protesta entre varias organizaciones que trabajan por los derechos de los discapacitados, argumentando que se burla de las personas con discapacidades mentales -¿y saben qué?, si es cierto-. Y es que ciertamente la cinta resulta ofensiva –no que pudiera resultar- en muchos aspectos. Las interpretaciones se denotan espectaculares en sí mismas pero por requerimientos de desglosar la trama ficcional de la real y aunque hay cosas que rayan en lo desagradable y el colmo, es un hecho que la disfrutarán todos aquellos que gocen del humor incorrecto lleno de tópicos conocidos; pero sobre todo aquellos a los que no les importa reírse de nada, ni a costa de nadie. A los demás les costará trabajo pelear por seguir viéndola.

(+ Críticas de 'Tropic Thunder'...)