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'Ema' - La República independiente de tu música

Vía El Séptimo Arte por 21 de enero de 2020
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'Ema' no es un mueble de Ikea.

Y seguro que eso no es lo que nos quiere vender, ni mucho menos lo que aspira a fabricar Don Pablo Larraín, un cineasta bastante menos convencional y mucho más inquieto que lo que puedas encontrar dando una vuelta por un Ikea.

Nueva prueba de ello es 'Ema', una especie de cuento en torno a la brecha generacional, el concepto de familia, el patriarcado y demás derivados a través del reggaeton (con eróticos resultados, por descontado). Agresiva y dulce a la vez, tan anárquica como dispersa. Su aparente voluntad abstracta no obstante resulta tan forzadamente guay, del Paraguay, que cuesta creer que no sea, a su vez, condescendientemente, esclava de su propia noción partidista e interesada de libre albedrío.

Una interesante cuestión que nos lleva a preguntarnos si realmente alguno de nosotros somos libres como tal. Si nos lo podemos creer o considerar cuando, en esencia, y como advertía Tyler Durden, lo que posees te acaba poseyendo.

Mejor: Si a alguien le importa verdaderamente esa llamada "libertad" que siempre, siempre, siempre está supeditada a los intereses, reales o virtuales, que nos hacen sonreír a cada uno en nuestro día a día. Una reflexión más que interesante con la que 'Ema' no nos deja tarareando, canturreando o bailoteando a pesar de sus loables e intrigantes esfuerzos, siempre bienvenidos. Si acaso, con ganas de ponernos los cascos que algunos ni se quitan para poder escuchar nuestra propia música.

No, 'Ema' no es un mueble de Ikea, sino uno de esas piezas artesanales en busca de un poco de amor con las que nos podemos encontrar paseando por el Rastro un domingo a la hora del vermú. Algo que no se posee, se quiere.


Por Juan Pairet Iglesias
@Wanchopex

Posdata. Lo mejor de la película...

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Comentarios

  • Avatar de NicolasPileci
    NicolasPileci 27 de Agosto de 2020, 02:00:52 AM

    Ema es una película dramática chilena de 2019, dirigida por Pablo Larrain y protagonizada por Mariana di Girolamo y Gael García Bernal.

    La historia sigue los pasos de Ema, una peculiar bailarina, quien deberá reconstruir su vida dejando atrás algunos sucesos desfavorables.

    La película representa una muestra artística, sensorial y mezclada con componentes de problemáticas sociales. Posee escenas simbólicas y de larga duración que nos invitan a pensar mientras el sonido de fondo y la danza nos acompañan.

    La historia carece de un rumbo fijo o camino marcado. Más bien se centra en un devenir de sucesos que la componen lentamente y, conforme avanzan las escenas, podemos apreciar el caudaloso pasar de Ema, donde se involucran su contorno y los personajes. También nos mantiene en un estado de incertidumbre, intentando imaginar lo que siente la protagonista y balanceándose entre misteriosos y tristes sentimientos.

    A nivel técnico, las escenas de baile, la música, los sonidos y las luces recrean un escenario frenético y motivador, cargado de sentimientos experimentales y con planos largos y centrados. Por su lado, el baile, un espectro simbólico, se mantiene como pieza fundamental en toda la película. Se lo ve como un respiro, como ese aliento que necesita la protagonista para seguir con su vida.

    La caracterización de Ema es sorprendente; fría de alma y oculta de sentimientos, con una mirada helada y regia e impactando con sus diálogos fuertes, crudos y directos, esos que van directo al corazón y se escapan de la cordura. Además sus acciones esconden tendencias violentas, algunas de las cuales superan los límites convencionales.

    El desenlace se caracteriza por ser oportuno, desorbitado, apasionante y perverso, donde las realidades de todos los personajes se confrontan y se revelan todas las facetas.

    En conclusión, Ema es una película brillante que refleja posturas partidarias y sentamientos tan complejos como peligrosos. Todo envuelto en un manto de locura, amor y sexo, donde el baile es la liberación y la exposición del ser real.