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'Vermin: La plaga' - Ocho patas, dos colmillos y una actitud

Vía El Séptimo Arte por 03 de febrero de 2024
Vermin: La plaga

Apunten el nombre del director Sébastien Vanicek en su libreta. Su ópera prima, esta especie de cruce entre 'Aracnofobia', 'Attack the Block' y '[Rec]' titulado en España 'Vermin: La plaga', es todo un puntazo en el que un grupo de vecinos debe enfrentarse a una plaga de arañas muy chungas en su maltrecho edificio de los suburbios.

Una premisa atractiva que desde fuera puede parecer simple y poco original, pero que tras tomarse unos minutos para asentar sus bases, presentando a la amenaza y a los personajes y sus conflictos, se crece gracias a un guion muy inteligente, a un ritmo endiablado y a una brutalidad concisa pero no por ello menos contundente. 

Pocas películas han sabido explotar de forma tan acertada, eficiente y -dentro de lo que cabe- realista la sensibilidad hacia las arañas. No por casualidad se utilizaron arañas reales para gran parte de sus escenas, lo que le añade una fisicidad que se entrelaza de forma sumamente creíble y estimulante con sus brillantes efectos especiales.

Poco más de 100 enérgicos minutos de tensión y suspense planteados con sentido común, buen gusto y un acertado sentido del humor, en una película de género muy sólida, convincente y con una incisiva planificación en escenas -atención a las del cuarto de baño o el pasillo del garaje- que evidencia el mimo con el que se ha hecho.

Como asegura el propio Vanicek, "quiero hacer una película por la que valga la pena pagar la entrada, un espectáculo por el que merezca la pena ir al cine". El único "pero", su forzado sentimiento anti-policía. Por ponerle un "pero". Porque por lo demás, 'Vermin: La plaga' es una estupenda y muy sólida película que funciona con terrorífica precisión.


Por Juan Pairet Iglesias / Marc Sacristán García
@Wanchopex / @TheLebowskiMan

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