O mejor que se muera, o hay que matar al guionista o haber que se hace, porque
Mejor es que Gabriela no se muera es casi un burla mal desarrollada. Después de de haberse decidido por el título inicial -la segunda opción era
Mejor es que el Gavilán no se muera-, por fin se estrena esta cinta que aunque tiene un buen cartel, lo cierto es que deja mucho que desear. En la cinta se nos cuenta la historia de
Miguel, un escritor frustrado de telenovelas que conoce al policía
Bracho, quien es un fanático de la telenovela
Destino de amor.
Bracho le perdona una infracción a
Miguel, a cambio de información sobre la villana del programa. Sorpresivamente la actriz renuncia y su personaje debe desaparecer. El policía se siente traicionado y busca a
Miguel para cobrarle su deuda. Esta comedia de enredos tiene a Mauricio Isaac, Dagoberto Gama y a Gabriela Roel en los estelares. Francamente el
timing de la historia en general es un desacierto a causas de un guión que se torna poco convincente y hasta risible. Es un poco lo que le paso a la también mexicana
Un mundo raro. Es decir, la tragicomedia llevada al exceso y a lo risible puede llegar a parecer tonta y burda. La premisa original de esta comedia pudo haber quedado mejor en manos más serias.