Algo tarde -es de 2006- pero al fin se estrena Familia tortuga, una cinta sencialla que se autocelebra por un hábil manejo del lenguaje cinematográfico en su relato simplista y a la vez grandilocuente en donde se describe crudamente la disfuncionalidad familiar. Parece que las grandes cintas mexicanas, esas que son premiadas en cantidad de ocasiones, sólo verán la luz con pocas copias, y esta no es la excepción, ya que sólo se exhibirá con 20 copias. Familia tortuga, ópera prima de Rubén Imaz Castro, la cual es su proyecto de tesis y fue producida por el Centro de Capacitación Cinematográfica (CCC), a lo largo de 139 minutos, nos relata las vidas de José (Dagoberto Gama), un padre que acaba de perder su trabajo y su hijo Omar (José Angel Bichir), un joven frágil que duda de su sexualidad. También encontramos a su hija Ana (Luisa Pardo), una chica rebelde y peleada con la vida; y a Manuel (Manuel Plata López) el tío de éstos, un jubilado con cierta discapacidad, amante de las mascotas, pero que a pesar de todo, ve por ellos. Es el primer aniversario de la muerte de la madre cuando todos se sumergen en una depresión colectiva y es el detone de los problemas y resentimientos guardados, encerrándose en sus propias angustias. El único pero es el manejo de la fotografía algo fría -y no es propuesta-, y ese estilo medio oligofrénico con el que se maneja durante la primera media hora. La cinta ha obtenido el premio a Mejor Ópera Prima y del Premio del Público a la Mejor Película, en el Festival Internacional de Cine Contemporáneo de la Ciudad de México (FICCO) 2007; el Gran Prix Coup de Coeur a la Mejor Película de Cinémas de Amérique Latine Toulouse 2007; el Lino Micciché a la Mejor Película; el Premio CinemAvvenire a la Mejor Película de la 43 Mostra Internazionale del Nuovo Cinema, Pesaro 2007; la Mejor Ópera Prima Mexicana en el X Expresión en Corto, en Guanajuato 2007; y el de Mejor Película Latinoamericana en el Tercer Festival Internacional de Cine de Santiago (SANFIC) 2007, en Santiago de Chile.