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'Asalto al tren Pelham 123': Acción que no se descarrila

Vía El Séptimo Arte por 23 de julio de 2009

Sobra decirlo, esto es un remake. Pero es uno de esos remakes que funcionan no sólo por ser una revisión de la obra de Joseph Sargent de 1974, sino porque logra plasmar en la pantalla que hay 25 años de diferencia entre ambas. Esta vez Tony Scott (Man on Fire 2004) ha hecho una labor bastante aceptable, pero sobre todo entretenida.

¿Quién no se ha subido a un tren suburbano? Ya sea férreo o neumático, los trenes se han vuelto un elemento imprescindible para el transporte público en cualquier ciudad que tenga al menos un millón de habitantes. Es impresionante que a pesar de esta importancia, pocos ejercicios se hayan realizado alrededor de este ente que para la mayoría de sus usuarios sólo se reduce a vías, conductores y vagones.

Denzel Washington (Inside Man 2006) interpreta a un coordinador de flujo del sistema suburbano de Nueva York. Su trabajo consiste en dar soluciones reales sobre problemas de tránsito en las vías y es así como cuando Pelham 123 empieza a mostrar señales de comportamiento fuera de lo establecido, él es quien se comunica con los secuestradores del tren. Esos momentos que preceden la comunicación entre John Travolta (Hairspray 2007) y Washington muestran esa intimidad de cualquier sistema de trenes suburbanos desde su centro de control. Esto se va alargando mientras seguimos encontrando referencias a como trabajan los trenes al enfatizar que el conocimiento de su flujo es necesario para la misión de los secuestradores que deberán salir del túnel que ha sido llenado de policías.

Si este viaje por las entrañas del transporte colectivo no es suficiente atractivo, tenemos ante nosotros un manejo muy logrado de los ambientes claustrofóbicos de una cabina de conducción y del centro de operaciones dónde ambos personajes se encuentran. Un constante cambio muy notorio en cuanto a la fotografía no se puede dejar de mencionar, ya que mientras los secuestradores se encuentran en ambientes oscuros, las tomas de la ciudad son llenas de luz y colores. Sumado a esto el trabajo de Travolta y Washington es poco menos que un deleite. No es que sea un duelo de actuaciones, pero es muy entretenido verlos interactuar, pues a pesar de no verse físicamente logran transmitir al espectador sus emociones conforme van entablando un lazo, que si bien es forzado, para ambos resulta una confrontación con sus miedos y anhelos más profundos.

No hay que confundirnos. Como película de acción no nos deja ni un momento de respiro, pero a su vez no se trata de agobiar a la audiencia con una exploración de personajes exhaustiva. Es más, varias de las circunstancias que suceden tanto fuera como dentro de la situación son por demás inverosímiles y faltas de congruencia, pero son justificables por el bien del entretenimiento. De hecho varias de ellas son confrontadas por los mismos personajes dentro de la misma película, logrando comentarios sarcásticos y llenos de ironía hacia los valores preestablecidos y la hipocresía de la sociedad de Nueva York.

Donde encuentro su mayor falla es un final por demás convencional que apuesta por dar una lección de moral dónde "los ciudadanos" comunes y corrientes que cometieron errores pero lo hacen por el bien de sus familias encuentran redención mientras que los malos son castigados. También le resta méritos la exageración del personaje de Travolta, que parece haberse olvidado de innovar y saca a relucir un mosaico de todos sus personajes mafiosos claramente reconocibles por cualquier cinéfilo, aunque esta auto-revisión es hecha de manera convincente.

por Jalex

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