Buscador

Twitter Facebook RSS

'Rebelde': ¿La inocencia nunca muere?

Vía El Séptimo Arte por 09 de mayo de 2013

A primera vista 'Rebelle' parece que, en términos siempre estrictamente cinematográficos (y 100% huérfanos de moral), podría ser sólo una más, una cinta de aspecto más o menos comprometido que se vale de una situación espantosa (en este caso, el nauseabundo mundo de los niños-soldado) para armar un discurso con el que golpear la conciencia del espectador. O al menos intentarlo. Y así podría ser, perfectamente, de no ser por su cuidadísimo apartado visual, su pulso netamente emocional desprovisto de manierismos y la frivolidad -justificada- de añadir a su historia un ligero matiz de corte fantástico que, echando mano de alguna que otra pincelada onírica (reforzada mediante el empleo de la voz en off), ayudan a configurar una especie de fábula cruel pero bondadosa sobre los horrores (y la fortaleza) de la condición humana.¿La inocencia nunca muere? Komona es una joven de 15 años que antes de traer a su hija a este mundo siempre predispuesto a la crueldad, decide contarle la historia de cómo ha llegado a ser quien ha llegado a ser, una más de tantos (y tantos) "daños colaterales" de cualesquiera sea un conflicto bañado en sangre, particularmente, en la de los inocentes que para su desgracia "simplemente pasaban por ahí". Y Komona, con 12 años, "simplemente pasaba por ahí" cuando unos rebeldes de vete a saber qué causa -es lo de menos- la obligan a, primero, matar a sus propios padres, y segundo, a irse con ellos para ser entrenada en la noble causa de cargar con su rifle a sol y a sombra con el objeto de matar, matar y matar. Dicho así, recalcando la palabra maaatar... para que en contraposición a la dureza de su discurso resalte el mensaje de este agridulce canto a la vida que hace de 'Rebelle' el canadiense Kim Nguyen.

A través de la honesta credibilidad de la amateur Rachel Mwanza, curtida a la buena de Dios en las calles de Kinshasa, 'Rebelle' es tanto una dura historia sobre el horror como una esperanzadora carta de amor que, ambientada en algún lugar del áfrica subsahariana, deja al margen posibles consideraciones políticas e ideológicas que puedan nublar su determinación -o la nuestra- para centrarse, de forma desinteresada, en el núcleo duro de lo que de verdad importa, las personas, mostrando sin tapujos un drama tangible que pueda abrir brecha en la moral del espectador a través de su realismo. De su naturalidad. De su cercanía. De su sencillez. Nguyen se inmiscuye con agilidad y aplomo en este reverso tenebroso al que encara con respeto pero sin miedo, mostrando sus penurias sin maniqueísmos y de forma moralmente ambigua sin caer en el sensacionalismo o la pirotecnia, permitiendo así una reacción emocional que pueda brotar del conjunto de una experiencia cuya arrollador espíritu humano puede llegar a descolocar.

'Rebelle', la que "nos faltaba" de la terna de aspirantes al último Oscar a la mejor película en lengua no inglesa (buena cosecha), es una arriesgada mezcla conceptual que maquilla, con un ligero lirismo que le transfiere su personalidad, una realidad que igualmente se muestra espantosa, consiguiéndose así un sano equilibrio entre la denuncia y el relato dinámico, es decir, aquel que sacrificando densidad en favor de movilidad nunca pierde interés. Si bien el resultado no escapa de cierta y forzada conveniencia argumental en los momentos más oportunos, si se presenta como muy equilibrado en su balance entre lo que muestra y lo que sugiere, muy abierto a la reflexión y los pelos de punta en donde, a diferencia de cintas como 'Bestias del sur salvaje', a la que le une una cierta similitud espiritual, no parece revestida de ningún tipo de prepotencia artística y/o posado progresista apto para el servicio en la versión mainstream de Sundance. ¿La inocencia nunca muere?

Nota: 7.5

Por Juan Pairet Iglesias

< Anterior
Siguiente >