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Capítulos I & II: Promesas y temporales

Vía FICX por 17 de noviembre de 2013
Ha comenzado la 51 edición del Festival Internacional de Cine de esta ciudad tan acogedora que es Gijón, y lo hace como todos los festivales con unas cuantas promesas bajo el brazo, la primera y más importante de ellas, a nivel personal, la de una conexión wi-fi estable, causante directa de que hoy tenga que recuperar con un dos por uno en esta la primera crónica de la semana... esperemos. La segunda de ellas, de más interés para los presentes, la de ver buen cine cualesquiera que sea su condición.

La primera promesa cinematográfica de este FICX 2013 venía en la Inauguración con precisamente 'Une promesse', de un Patrice Leconte que ya de paso ha aprovechado el viaje para recoger el galardón pendiente el año pasado por 'Le Magasin des Suicides', su incursión en el cine de animación (en forma de musical), así como para presidir el Jurado de la Sección Oficial.

No está nada mal, como tampoco lo está el filme de producción francesa, rodaje en inglés y localización alemana que protagonizan Rebecca Hall, Alan Rickman y Richard Madden, un drama romántico apreciable y narrado de forma bastante ágil al que sin embargo le falta aplomo para sobrevivir a su propio encorsetamiento y, sobre todo, química entre sus protagonistas para transmitir emoción.Un filme interesante en su concepción y que a pesar de sus esfuerzos por evitar los manierismos habituales de los filmes de época cae en la indiferencia, tanto por su argumento plano, descafeinado y harto previsible como por la constante manía, de dudosa efectividad, de salpicar su metraje de pequeños zooms y paneos, como si fueran ligeras correcciones de encuadre, revelando constantemente el artificio de una historia que se quedan en la "promesa" de su título.

Peor no obstante termina siendo el resultado de 'Death March', de Adolfo Alix Jr., la cual recoge un cruento episodio no demasiado conocido de la II Guerra Mundial bautizado como La Marcha de la Muerte de Bataán, y que presenta una particular apariencia visual que sorprende al principio, sólo al principio, para terminar por aburrir incluso mucho antes de que llegue su final. Un filme de un efectismo estético vacío, monótono y hueco que transmite tanto cansancio como largos se hacen sus 105 minutos de duración.

Un tiento, y nos vamos a la cama, no sin antes recordar la proyección de otros dos títulos durante el primer día de los que, vistos en Sitges 2012 y 2013, respectivamente, ya hemos tenido la oportunidad de hablar en anteriores ocasiones: 'Antiviral', el intento de Brandon Cronenberg por hacer un filme "como los que papá" hacía hace tiempo de exquisita factura, sorprendente para un debutante, pero que se queda en eso, en un intento denso, enrevesado y pesado al que cuesta pillar el punto (especialmente de buena mañana); y 'Haunter', con la que Vicenzo Natali confirma su condición de eterna promesa, un compendio de lugares comunes con olor a déjà vu que sin embargo, al César lo que es del César, resulta muy entretenida e incluso simpática, por más que como siempre en su director prometa más de lo que ofrece al final... sin por ello tener la sensación de perder la fe o el tiempo. Lo de siempre.

Comenzamos el segundo día, aún haciéndonos a la ciudad, al Festival y a sus gentes, con la proyección de la primera contendiente a la Sección Oficial, 'Henri', de la belga Yolande Moreau. Interesante propuesta de corte dramático, bien planteada y llevada en la que se echa en falta algo de mala leche, mordiente o humor negro, un tanto superficial y demasiado contenida que a pesar de disfrutarse sin problemas no termina de transmitir nada en particular, como bien demuestra un final de esos de ¿y ahora qué? Un gracias por venir y se agradece el esfuerzo, pero que para cuando ya estemos de nuevo en Madrid ni me acordaré de que existes...

A continuación, sin otra alternativa ni mejor ni peor, una cinta de animación titulada 'The Legend of Sarila' que recientemente ha sido incluida entre las pre-candidatas al Oscar en dicha categoría... ver para creer. Una pésima producción reconvertida en un jocoso despropósito -para consuelo del espectador- que literalmente "viola" la idea del "todo vale si es infantil". Todo en ella es sencillamente mediocre, ya sea su calidad técnica con gráficos a lo Spectrum, su escasa integridad moral o un guión sencillamente infumable, el cual carece de lógica, decencia o sentido común. De vergüenza ajena... de al menos divertida vergüenza ajena eso sí.

Recobrado el aliento tras el susto tocaba el turno de zambullirnos en la aventura, con Christophe Offenstein y la presentación en España de 'En solitario', toda una experiencia popular a disfrutar en una pantalla bien grande que le haga justicia a la fuerza de sus imágenes. Un filme espectacular que aprovecha muy bien su rodaje al nivel del mar para transmitir una gran sensación de realismo y veracidad, lo que unido a una narrativa ágil y la presencia de Francois Cluzet, siempre Francois Cluzet, hacen de esta co-producción francoespañola un filme, ante todo, muy efectivo. Tanto, que logra que los españoles podamos pasar por alto el qué pinta José Coronado en ella, siendo que sólo aparece en siete planos de relleno -los conté- y no abre la boca... ¿una película afinada en la fase de montaje? Para el caso, un gran filme para un gran público, si es que su clara vocación comercial supone algún problema. Para nada.

Probando un poco de todo, que en la variedad está el gusto, el destino nos había puesto por delante a 'Drew: The Man Behind the Poster', un documental de claro caracter laudatorio en donde lo importante, y prácticamente lo único, es la figura del homenajeado. Más allá de su capacidad evocadora a través de los carteles de una vida, tanto la de Drew Struzan como las nuestras, y de la presencia de un nutrido grupo de personalidades de la industria norteamericana, con George Lucas o Frank Darabont a la cabeza, una producción bastante correcta a la que podríamos echarle en cara lo mismo que le echaríamos en cara si su protagonista fuera alguien como Justin Bieber. Claro que Struzan cae mejor... interesante, pero si le añadimos el manido "para fans", casi mejor.

Para rematar esta segunda jornada, que ya va siendo tras dos jornadas resumidas de una tacada (y a altas horas de la madrugada tras haber disfrutado de algunas de las bondades de un sábado noche en Gijón...), nada menos que un Kore-eda, 'Like Father, Like Son'. Un bondadoso, sencillo y encantador drama marca de la casa que sin embargo no está a la altura de los últimos trabajos del director japonés, y que si bien cuenta con una primera hora muy lograda poco a poco se va dejando llevar por los instintos más sensibleros y menos sutiles de su director, lo que emborrona un poco lo que no deja de ser una buena película, sí, pero que carece del impacto o suficiencia emocional de los mejores trabajos de Kore-eda.

Continuará.

Por Juan Pairet Iglesias

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Comentarios

  • Avatar de Genjuro
    Genjuro 27 de Noviembre de 2013, 06:19:12 PM
    Precisamente por eso, si el tema fuera coger una francesa, tenían tropecientas opciones diferentes de mucho nivel (Le passé entre ellas). Que aquí no haya gustado a casi nadie no significa que a los críticos franceses (y no franceses) no les pueda gustar mucho.

    Mira, en el pasado festival de Cannes los de Les Inrockuptibles la pusieron muy bien (no sería raro que apareciera en su propio top-10): http://cannes2013.lesinrocks.com/la-guerre-des-etoiles/
  • Avatar de Wanchope
    Wanchope 27 de Noviembre de 2013, 06:34:49 PM
    No digo que fuera "por coger una francesa", me refiero a que "por ser francesa" posiblemente la han valorado de forma más generosa que si hubiera sido, no sé, portuguesa. Y como prueba de ello, diría, que a diferencia de 'La vida de Adèle' más allá de sus fronteras no ha sido recibida con el mismo entusiasmo.

    Por otro lado no sigo con tanto interés como tú la cinematografía francesa, de hecho vengo a seguir con relativo entusiasmo sólo lo que se estrena en España, por lo que igual lo mío es sólo una opinión sesgada. Ya digo que así como a otros filmes les puedo reconocer valores aunque no los aprecie, a Solférino le reconozco en todo caso su buen tramo final, casualmente, cuando se olvida y deja de lado la "segunda" historia.
  • Avatar de Genjuro
    Genjuro 27 de Noviembre de 2013, 07:24:54 PM
    Sí, entonces estamos de acuerdo. Yo soy un enamorado de la cinematografía francesa, pero seguramente tienen un sesgo favorable hacia sus películas, aunque sin llegar al nivel de tantos norteamericanos con las suyas. También es verdad que la cercanía cultural les puede hacer apreciar más su propio cine de una manera totalmente natural. Porque nivel, desde luego, tienen.
  • Avatar de Wanchope
    Wanchope 27 de Noviembre de 2013, 07:33:17 PM
    Si es que los franceses siempre han tenido ego, eso les viene de raza. Aunque como dices en cuanto a calidad, al menos en lo que a cine se refiere, van servidos en buena medida sabiendo, además, hacer un poco de todo.
  • Avatar de Genjuro
    Genjuro 27 de Noviembre de 2013, 11:32:12 PM
    Bueno, ego lo tenemos casi todos. Échale un vistazo al Principe de Asturias de los deportes (que es un premio internacional), que en España el deporte es una cuestión de estado y orgullo nacional como probablemente allí lo sea el cine hasta cierta medida.