Buscador

Twitter Facebook RSS

'Como perros y gatos: La revancha de Kitty Galore' - ¿Miau? ¿Guau?

Vía El Séptimo Arte por 19 de agosto de 2010
Imagen destacada

¿Es necesario ver esta 'Como perros y gatos: La revancha de Kitty Galore' para poder juzgarla? La respuesta, si atendemos a la lógica, debería ser casi siempre más bien un si; por respeto, decencia o ética, y aunque sólo sea por otorgarle el beneficio de la duda... al menos, si consideramos un derecho fundamental el dar una oportunidad a casi todo lo que se encuentre impreso en celuloide antes de bramar una opinión a los cuatro vientos. Algo que, además, aboga por una amnistía con la que tratar de minimizar o neutralizar los posibles prejuicios y suposiciones varias.

A pesar de los pesares que a priori puedan insinuar una posible amenaza para la integridad mental del espectador, y que a veces condenan a un filme de antemano con, en no pocas ocasiones, crueles, salvajes y hasta inhumanos veredictos que condicionan un posible visionado posterior supeditado, casi lo menos, que a certificar y aunque sea de una forma artificiosa, a dar validez a una opinión fundamentada de antemano cuya negación, aparentemente, parece que podría conducirnos a una situación en la que nos considerásemos menos hombres, mujeres o algo parecido.

En fin, que como pueda parecer lucir 'Como perros y gatos: La revancha de Kitty Galore' no es obstáculo para que en la práctica tengamos la obligación, casi moral y suicida, de catarla antes de descartarla mediante poco elaborados juicios premeditados, temerarios e interesados... aunque, como en tantas ocasiones, su resultado final esté ampliamente advertido por una promoción que evidencia lo que no deja de ser. Si, por supuesto se trata de una cinta eminentemente infantil; y lo es hasta un punto tan excesivo que incita a la confusión en torno a las aparentes similitudes entre los términos "infantil" y "estúpido".

No habría que ser, desde luego, exigente desde el punto de vista de un adulto, sin descartar la posibilidad poco realista y demasiado optimista de que pueda resultar, sin embargo y a pesar de sus dificilmente cuantificables defectos, un pasatiempo más que aceptable para niños a los que aún les quede unos cuantos años para conocer la adolescencia. Una cinta sencilla y simple, evidentemente floja si se le pretende exigir un mínimo pero que, no obstante, al menos entretiene gracias a una duración muy limitada y a ocasionales bromas aisladas que, en última estancia, evitan la debacle completa e inmisericorde de una producción, por demás, excesivamente prefabricada y tremendamente supeditada a la escasa ambición que muchos, parecen considerar, representan las expectativas mayoritarias del público más menudo.

Un compañero recientemente me ha vuelto a preguntar lo de "para qué darle y dedicarle tantas vueltas y palabras" a una producción cuya calidad queda definida, desde un principio, de forma lo bastante escueta y clara, con apenas un puñado de expresiones o términos. Y yo he vuelto a responder que he aquí la diferencia entre crítica y opinión, tratando de dar fundamento a lo que en verdad no deja de ser un presunto ejercicio de estilo de dudoso regodeo moral que trata de subrayar los ya, de por sí, evidenciados puntos débiles de una película 'Como perros y gatos: La revancha de Kitty Galore', tratando de resultar lo más ingenioso posible a base de, eso sí, más o menos repetir lo mismo pero con diferentes palabras y/o expresiones.

No deja de ser un placer que a veces no conduce a nada en particular; otras veces, a experimentar de primera mano la soberbia y prepotencia de quien opina, valiente y cómodamente, desde una butaca en vez de salir a jugársela sobre el terreno; o simplemente, a sentirse como un estúpido por regodearse en una mala experiencia cinematográfica que más valdría olvidar en vez de, como si se fuera un cerdo, retozar en ella.

Y porque no todas las películas han de ser buenas, pues tiene que haber otras tantas que no lo sean para darle un valor añadido a las de por ejemplo Pixar, una compañía que parece haber entendido como pocas que "infantil" no quiere decir necesariamente "estúpido". Una costumbre muy fea para los que piensan que cualquier tontería es aceptable, siempre y cuando ésta se excuse ante la alusión de ser vehículos para el regocijo inconsciente e irracial de los que miden medio palmo, o menos. Que he aquí que los progenitores para lo único que están es para contribuir cual ciudadano con sus impuestos, con el agravante en los últimos tiempos que la dictadura del consumismo infantil ha encontrado en el 3D para aplicar un valor añadido al precio de la exclavitud parental.

Hallazgos ocasionales diseminados por todo su metraje, por lo general en forma de parodia y particularmente de James Bond, no son suficientes para contentar a un adulto que se precie de serlo a pesar de que mantengamos, o podamos mantener cierto interés con la esperanza de que a la vuelta de la esquina de 'Como perros y gatos: La revancha de Kitty Galore' nos aguarde algún que otro "momentazo", por demás demasiado esporádicos que rompa la desidia que produce lo relatado.

'Como perros y gatos: La revancha de Kitty Galore' es un filme estúpido, puede que incluso también para aquellos a los que va dirigido que, no obstante, todo es posible, lo pueden acabar disfrutando como enanos que son ante una propuesta sin patas ni rabo -dicho así para que parezca un chiste a la altura de las circunstancias- que apenas alcanza para 80 minutos de metraje, con créditos. Lo que evidencia lo telegráfico de su guión en formato SMS cuya esperanza de vida se fundamenta en las perrerías y gatonerías de unas animales monísimos... al menos, cuando los gráficos digitales no interceden entre ellos y el espectador. Aunque bien mirado sigue siendo más barato y menos molesto ir al cine que comprarse un perro o un gato, y al menos sabemos que no se meará en la alfombra ni te destrozará las zapatillas de casa...

 

Nota: 3.5

Por Juan Pairet Iglesias
@Wanchopex

Temas relacionados

< Anterior
Siguiente >