Buscador

Twitter Facebook RSS

'Mi semana con Marilyn': Cuando el MITO se come a la persona

Vía El Séptimo Arte por 24 de febrero de 2012

Sin lugar a dudas, preguntes a quien preguntes la actriz más famosa de todos los tiempos siempre ha sido y será Marilyn Monroe. Las ha podido haber más guapas (muchas) y mejores interpretes (todavía más), pero hemos de reconocer que ninguna ha llegado a alcanzar las cotas de popularidad que alcanzó Marilyn no sólo en su época, sino incluso en la actual. Porqué llenaba las salas como las llenaba es algo que aun hoy en día sigue siendo un misterio, pero lo cierto es que la gente acudía en masa a verla allí donde apareciese, fuese en una película, acto público o cualquier otro lugar, su carisma era de tal magnitud que su historia sigue fascinando hoy en día a miles de personas de todo el mundo.Es curioso como siendo la industria de Hollywood tan aficionada a los biopics (películas biográficas del ingles biographical motion picture) de cualquier tipo de personalidad destacada a nivel mundial y con lo acostumbrados que estamos a que se haga no una sino varias películas de una misma persona (de Cleopatra van 5 películas y de John Dillinger, Abraham Lincoln o Julio César otras 4) sea esta la primera vez que alguien se atreve con el MITO femenino por excelencia. Bien es verdad que existe un precedente televisivo del año 1996 llamado Norma Jean y Marilyn que casi nadie recuerda, con Mira Sorvino como Marilyn, lo cierto es que parece extraño que semejante icono de la cultura popular de los últimos 40 años nunca haya sido objeto de estudio cinematográficamente hablando. Por indiferencia no puede ser, Marilyn puede caer mejor o peor (también tiene legiones de detractores) pero indiferente no deja a nadie, por respeto tampoco, si hay algo que a Hollywood le gusta es sacar provecho del escarnio público al que se puede someter a todo personaje conocido y Marilyn tiene historia truculenta como para escribir dos Quijotes. No siendo ninguna de las anteriores, justificación para desaprovechar una vida tan de cine como la suya, a mí personalmente se me ocurre una: Miedo.

Parece mentira que haya tenido que venir una pareja de debutantes (director y guionista), curtidos en televisión pero debutantes en cuestiones de celuloide, los que hayan tenido que venir a intentar plasmar la vida de Marilyn o mejor dicho, un pequeño pasaje de su vida. Partiendo del libro de memorias de Colin Clark, en el que cuenta la suerte que tuvo de ser el tercer ayudante de dirección de la película El Príncipe y la Corista, director y guionista nos intentan mostrar a través de los ojos fascinados del joven Colin no sólo la tormenta que se generaba alrededor de la estrella sino como esta luchaba y alimentaba a la vez a ese monstruo devorador de almas que es la fama desbordada y desbordante. No sólo era el público de a pie el que idolatraba a la joven estrella, muchos de sus propios compañeros de profesión como bien refleja el film estaban deseosos de compartir escena con ella, no tan sólo por los beneficios que traería a sus carreras sino por el magnetismo que irradiaba Marilyn, todo el mundo quería conocerla, fotografiarla, besarla e incluso odiarla.

Si en algo coincidían todos aquellos que trabajaron con la actriz, además de con sus continuas faltas de puntualidad y repentinos cambios de humor, era en que llenaba la pantalla con sólo aparecer en ella. La cámara sólo tenía ojos para ella y eso era lo que hacía que se llenaran las salas y que todo el mundo la quisiera en su película. Aproximadamente lo mismo es lo que ocurre en esta película con Michelle Williams. Desde el momento en que aparece en escena, dejan de importar todos los que están a su alrededor. Por muy buen trabajo que haga siempre Judy Dench (y en esta lo vuelve a demostrar) o por mucho que se esfuerce Kenneth Branagh en parecerse al soberbio Lawrence Olivier (con nominación incluida) lo cierto es que Michelle Williams se apodera de la película como hacía Marilyn y tras escasos 5 minutos, uno se olvida de que sea Michelle Williams la que aparece en pantalla viendo en todo momento el trabajo Marilyn Monroe. Incluso en esos momentos de dualidad en los que aparecía la frágil Norma Jean, uno no pueda por más que admirar el imponente trabajo de Williams no por meterse en la piel del personaje, sino por ser la propia Marilyn.

Desde luego, tachar de biopic una película que tan sólo muestra el escaso tiempo que duró el rodaje de El Príncipe y la Corista me parece exagerado, si que es cierto que en tan solo ese pequeño lapso de la existencia de Marilyn que se describe en la película, se llega a entender la angustia, los temores y el sueño destruido que era la vida la estrella. Cómo actuaba dentro de su propia vida a fin de conseguir alcanzar una felicidad que parecía darle al público a través de sus personajes pero que para ella era incapaz de lograr en su día a día. No me cabe duda de que si Meryl Streep tiene alguna rival a tener en cuenta para su enésima carrera al Oscar, esta es Michelle Williams, y aunque soy de los que piensan que Streep se merece no sólo el oscar por La Dama de Hierro sino también por algún otro anterior que no se le concedió, he de reconocer que vería totalmente justo que de nuevo se quedara con la miel en los labios mientras una rubia platino abraza una estatuilla dorada y rememora con lágrimas en los ojos a su también oscarizado y difunto marido.

Tras todo esto, no vayan ustedes a pensar que la película es nada del otro mundo, porque no lo es, ni el guión es bueno, ni hay nada que resaltar más allá de ver de nuevo a Marilyn en pantalla. Eso sí, como todo seguidor de mitos que se precie, a veces merece la pena pagar sólo por estar cerca de las estrellas, en ustedes está el decidir si es su esterlla o buscan otra.

Nota: 5.5

Por elbombardero

< Anterior
Siguiente >

Comentarios