Imagínense que tienen delante, no sé, al Donald Sutherland de 'Novecento'; esto es, a un hijo de perra, algo que a tío Donald se le da de miedo. E imagínense que a ese hijo de perra le están apaleando a base de bien. De hecho, así es más o menos como comienza la citada mini-serie (...) de Bernardo Bertolucci. Es Donald Sutherland, sabemos que es un hijo de perra, y sabemos que muy posiblemente se lo merezca; es más, de no ser porque hay un tumulto alrededor -incluyendo a uno con un casco que nadie sabe de dónde ha salido- tú mismo entrarías a darle alguna, por aquello de la violencia, la ira, el odio... por aquello de ser humano, en resumen. Pero tampoco puedes dejar de sentir algo de lástima, de pena. Algo así ocurre con el cadáver escupido sobre una pantalla que es 'Vampire Academy'.

Somos humanos, para bien y para mal. Al menos la mayor parte del tiempo, y al menos la mayoría de nosotros. De igual modo una película es una película; o al menos, la mayoría de ellas. Y de la misma forma que podemos generar algún tipo de sentimiento hacia uno lo podemos generar hacia el otro. 'Vampire Academy' es ese Donald Sutherland de buena parte de su carrera; o al menos, nos incita al odio en igual medida por culpa de unas prestaciones tan pobres como película que su visionado, lisa y llanamente, supone una pérdida de tiempo. Y los vampiros viven muuuuuucho tiempo, nosotros no. La ves y no puedes sino lamentar el no haber invertido esos 100 minutos en seguir durmiendo, por ejemplo. Al menos el montaje de los Weinstein es cortito, lo dicho, 100 minutos. No todo es malo.

Como película. Desconozco la obra original en la que se inspira, me consta por terceros que mejor de lo que las imágenes dejan entrever... aunque, como cabe suponer, la adaptación respete en gran medida su contenido. Pero como película, amén de clavar una estaca en el corazón de la obra de Richelle Mead, tenemos el enésimo intento por reeditar el éxito de 'Crepúsculo', y el enésimo fracaso en todos los sentidos. Económico, artístico... incluso moral, ético. 'Vampire Academy' es un producto al que, haciendo valer su argumento, es cómo si le hubieran chupado toda la sangre. Una propuesta fantástica en clave romántico-juvenil que carece de amor propio, tan impersonal, típica y anodina que se diría dirigida por homólogo mexicano no sindicado de Brett Ratner. Un desperdicio.

En realidad, baste fijarse en su cartel. En tiempos el cartel para una película eran como los ojos para el alma, esto es, su reflejo. En algunos casos sigue siéndolo. Y lo peor de un cartel tan horrible como el de 'Vampire Academy' no es el propio cartel, sino el hecho de que, ains, refleja fidedignamente a la película que se supone que nos vende. De ahí en parte procede la lástima de la que hablaba al principio: vas tan sobre aviso que ver la película es igual que ver como le dan una paliza a un hijo de perra. Te gustaría ensañarte con ella, pero al mismo tiempo sientes lástima, pena, provocando que cual Oliver Platt al final incluso te apetezca invertir en la segunda parte... ¿segunda parte? Ummmm, ¿por qué no mejor un remake dirigido por Jim Jarmusch? Así al menos no perderemos el tiempo, al menos podremos echar una cabezada...

Por cierto: Te la van a chupar... la sangre. Malpensados.

Nota: 3,0

Por Juan Pairet Iglesias