Acción-Reacción.
Termina la primera sesión de la mañana en el Grand Théâtre Lumière y durante unos pocos segundos, reina el silencio. Como es sabido, en este mundo existen pocas cosas tan incómodas como la falta de decibelios. Más aún cuando estamos en esta olla de grillos llamada Cannes, donde, entre otras cosas, se viene a hacer ruido. Que no cunda el pánico, la prensa española...