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Capítulo IV - Todos jugamos, todos morimos

Vía Festival de San Sebastián por 27 de septiembre de 2017
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Parece ser que la rivalidad entre Björn Borg y John McEnroe fue legendaria. Parece ser, digo, porque no es que sea especialmente aficionado al tenis. Si acaso llego de vez en cuando a agitar la bandera con orgullo cuando gana uno de los nuestros. O bueno, cuando gana Nadal que viene a ser lo msimo.

Esta es la verdadera prueba de fuego de películas como 'Borg/McEnroe': Interesar al que no está interesado en el deporte que muestra... salvo en según que momentos más o menos oportunos. A efectos prácticos la cinta me recuerda a 'El caso Fischer' aunque a la europea; esto es, siendo una representación de la historia en la que no sólo existe o importa Estados Unidos. Para el caso lo que ofrece viene a ser lo mismo, sólo que un poco mejor: Un filme agradable capaz de forzar el tie-break con una consulta en Wikipedia.

¿Shia LaBeouf interpreta a John McEnroe o simplemente se deja llevar? Buen papel el del norteamericano, lo mismo que el de Sverrir Gudnason en un duelo en el que damos a los dos por vencedores, por tener la fiesta en paz.

Aunque no se trate de 'La batalla de los sexos', aunque no se trate de una inspiradora dramedia made in USA (como aparenta ser). O tal vez si pero condicionada por el cariz algo más serio, solemne e inquieto del norte de Europa. Sea lo que fuera funciona, llama la atención e interesa. Especialmente a la hora de extraer emoción e incertidumbre a lo que no deja de ser un partido en diferido. También, al ir un poco más allá de lo que sería el cara a cara de manual y contextualizar a sus dos protagonistas dentro de aquel momento.

Desde luego que está mucho más lograda que 'El secreto de Marrowbone', el guantazo a mano abierta con el que debuta el guionista Sergio G. Sánchez. A simple vista, desde fuera, todos sus elementos parecen lucir bien... como también lo parecían en 'Regresión'. El problema es un guión que no hay por dónde cogerlo. Poco importa que todo parezca lucir bien, que no es más que una impersonal apariencia, encima, heredada y con aroma a déjà vu.

Baste decir que se han escuchado en la sala más risas que con 'Operación Concha'. A cada cual peor, cada una a su manera y en su especie.

Dentro de un género usualmente tramposo, esta cinta se destapa como una estafa en toda regla. No hay ninguna hábil manipulación, sino un torpe y vil engaño que toma por tonto al espectador. Literalmente. Un guión estructurado de tal manera que tira por la borda todo lo demás, sumiendo al conjunto en algo tan frustrante, irritante e indignante como para reírse en los momentos supuestamente más importantes, lo que hablando de "una de miedo" lo dice prácticamente todo.

Como prácticamente lo dice todo señalar que 'Morir' es del mismo director de 'La herida', cinta con la que comparte pros y contras a partes iguales. En particular esa monotonía narrativa que igual que atrae de primeras, de segundas genera una expectativa que no llega a cumplirse. Uno está toda la película esperando a que suceda algo, a que aparezca una nota discordante que de alguna manera de un vuelco al orden pre-establecido. Pero no, no aparece.

Una larga espera de algo más de 100 minutos que a pesar de su indudable interés y su convincente caligrafía, no evita que tengamos dicha sensación de "espera infinita". A qué, ni lo sabemos, ni nos importa mientras lo podamos resumir con un socorrido "le falta algo". Porque del mismo modo que el título es claro, es igual de claro como un spoiler que sin embargo asumimos con tanta naturalidad como para que no suponga ninguna revelación inesperada... o no.

Continuará...


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Por Juan Pairet Iglesias
@Wanchopex

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