Invitados de excepción
Estás que te subes por las paredes, que te tiras del pelo, que te ahogas en tu propia bilis, que te bajas las escaleras de casa haciendo el pino-puente y blasfemando en arameo... Esto es un ultraje; es indignante. Jamás en tu vida te habías sentido así porque de hecho, jamás te habían tratado así de mal. Y eso que ya te habían prevenido de que aquí, en Cannes, no...