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'Desterrado': Cabelleras cruzadas

Vía El Séptimo Arte por 13 de marzo de 2015

Oriente Medio, siglo XII. La situación es tan mala como lo es ahora mismo. Qué noticia. Bandos enfrentados por motivos religiosos bañan la tierra con la sangre de unos inocentes que, para mayor desgracia, son totalmente ajenos a los asuntos celestiales. Ídem. No hay duda, se ha perdido el norte, y lo que en un momento se consideró ''Tierra Santa'' se ha convertido en poco más que un yermo donde los fanáticos de las Sagradas Escrituras (sean cuales sean), trasformados en asesinos sanguinarios, campan a sus anchas. Por si fuera poco, los designados para encarnar el papel de héroe, parece que se hayan dejado llevar (sin demasiada resistencia) por la vorágine homicida. ¿Quiénes son buenos? ¿Quiénes son malos? Pregunta trampa: Sólo hay de lo segundo. Y por si todavía había dudas al respecto, entra en escena Nicolas Cage. Que conste en acta, una vez más, el escenario: Oriente Medio... con vistas a latitudes mucho más lejanas.

¿Dónde ha quedado Detroit? ¿Y Nueva Orleans? ¿Y Las Vegas? ¿Y todos esos enclaves fundamentales para trazar el mapa de la geografía de la decadencia humana? De nuevo: siglo XII. Aún quedaba mucho terreno por descubrir, y por ende, había lugares mejores en los que desplomarse de la manera más vergonzosa. Este arte viene perfeccionándolo el actor ahora mencionado desde que nos enteráramos, hará ya una eternidad y media, de sus problemas financieros. La búsqueda de capital por parte de Nic es una rutina tan vitalmente necesaria que poco o nada importan las fronteras con tal de echarle el guante a una nueva inyección que ayude a aliviar, ni que sea un poco, sus muy angustiosos problemas con los acreedores. China, Francia y Canadá al rescate. Lo que el cine y Mr. Cage han unido, que no lo separe el hombre. 'Desterrado' no es el estatus jurídico que figura en el pasaporte del famoso intérprete, sino una coproducción de nacionalidad improbable que sirve, y no es poco, como excusa ideal para que los amantes del trash fílmico hagan la primera peregrinación trimestral del año hacia ese templo de la risa colectiva que puede ser cualquier sala de cine.

Por supuesto, siempre queda la opción de darle al botón de ''Descarga'', pero claro, aplicado a este caso, dicha acción supondría la amargura del posterior arrepentimiento de quien se sabe anti-solidario con la situación de los más necesitados. Pero basta de hablar de Nicolas Cage, porque por increíble que parezca, en 'Desterrado' él no es el protagonista. Pecado capital. Afortunadamente, los focos apuntan hacia otra razón de peso para que los paladares más atrofiados saliven de forma indecorosa. Ante nosotros, el fantasma de Anakin Skywalker (el de la trilogía ''mala'', no el de la ''buena''). Hayden Christensen no solo sigue dedicándose a la muy respetable profesión de actor cinematográfico (para quien siga sin tener claro el peso del criterio de la crítica especializada en la industria), sino que además se presenta a la ocasión con un peinado que, teniendo en cuenta las fechas por las que se mueve el filme en cuestión, le convierte el Adán de la raza hipster.

Cage, que suficiente tiene con digerir el segundo plano al que le ha relegado el debutante en la dirección Nick Powell, además se ve obligado a lidiar con una de las pelucas (coleta incluida) más ridículas que jamás le hayan obligado a ponerse. DEFCON 1. La batalla capilar está servida. A este duelo de titanes cabe añadir la cicatriz en el ojo que luce el púgil más veterano. Una cosa es segura, si el famoso bebé de 'El francotirador' de Clint Eastwood llenó artículos, esa línea de rotring rojo sumada a uno de los guiños más raros de la historia del cine merecerían libros enteros. Más allá de esta contienda estética, 'Desterrado' se queda en triste quiero-no-puedo de esas producciones épico-aventureras que tan ciegamente siguen el manual marcado por cineastas como Ridley Scott o Peter Jackson. El problema es que para emular tanto uno como el otro modelo se requiere de unos estándares (en la potencia productiva, en las dotes artísticas...) que aquí no se alcanzan de ninguna de las maneras.

Powell acusa en exceso la calidad de novato y se arruga sobremanera ante cualquier situación que huela mínimamente a reto. Torpe y tramposo en la acción; tremendamente impersonal a la hora de llevar una narración en la que en ningún momento sabe sacar jugo ni de las peripecias planteadas ni mucho menos de las sombras (a las que vamos a llamar personajes) que las pueblan, ni, ya puestos, del encanto roñoso de sus estrellas... Sería un desastre si realmente importara lo más mínimo. Pero no, la película se destierra a sí misma hasta los límites de la más intrascendente de las insignificancias. Por su falta de amor; por su nula capacidad y/o voluntad de destacar en cualquier aspecto más o menos icónico dentro de un género en el que, por cierto, ya hace tiempo que el aire está viciadísimo. Tanto como las súbitas (aunque para nada inesperadas) perretas de la marca Cage, presentes, como no podía ser de otra manera, pero en esta ocasión tan adormiladas como el conjunto. DEFCON 5. Y hasta dentro de 3 (o menos) meses.

Nota: 4 / 10

por Víctor Esquirol Molinas
@VctorEsquirol


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