Ya se haya visto o no se hace evidente que resulta tan fácil y previsible como inevitable comparar un filme tan característico como 'La gran aventura de Winter el delfín' con otros filmes del estilo no menos característicos como 'Flipper' o 'Liberad a Willy', y de la misma manera que por ejemplo resulta casi imposible que no se nos vengan a la cabeza títulos como 'Das Boot' o 'La caza del Octubre Rojo' cuando una nueva película "con submarino" acecha bajo o sobre la superficie. A su vez se hace palpable la sensación corroborada tras su visionado de que estamos ante la inevitable y habitual "feel good movie" de la temporada, un filme que según podemos importar de la terminología norteamericana está concebido, diseñado y perpetrado para que todos sus esfuerzos se centren en hacer sentir bien a su público. ¿Lo consigue? Pues lo cierto es que, con franqueza, así es, y lo hace básicamente por eso mismo, porque lo hace con franqueza y sin disimulo, y si me apuras, incluso con un poquito de gracia... la justa y necesaria, tampoco nos pasemos.'La gran aventura de Winter el delfín' es a todas luces una producción formulista a la que se la ve venir desde lejos, prácticamente desde donde podamos localizar el horizonte más lejano a nuestra posición y que ha sido medida con tiralíneas para cumplir como no más que un efectivo (e inocente) pasatiempo a ser digerido preferiblemente en y para toda la familia. Y al igual que por ejemplo la reciente 'Criadas y señoras', otro filme concebido al amparo de la partidista formulación de una serie de típicas y tópicas operaciones matemáticas, convencerá a todo aquel que salga convencido de casa y predispuesto a ser manipulado por un filme al que por otro lado enfrentarse con acritud y mala leche no supondrá reto alguno doblegar. Y si en 'Criadas y señoras' encontramos a un entonado reparto que proporcione ese salto de calidad para hacer de ella algo mejor de lo que es, en 'La gran aventura de Winter el delfín' nos encontramos, evidentemente, al Winter del título.
Aunque no esté particularmente bien escrita o dirigida; aunque sea tan predecible en su desarrollo como artificiosa en su postulado dramático; aunque sea más un producto de fábrica, una pieza de una cadena de montaje, que una verdadera película como tal... lo cierto es que aun siendo una película realizada en punto muerto... esta funciona dónde, cuándo y cómo pretende funcionar, en esos pequeños detalles que provocan que un metraje que por otro lado ni se hace pesado ni molesto esté salpicado por destellos de suma eficacia sensiblera, tales como la aparición sorpresa de una niña con uno de sus miembros amputados o el inevitable momento en el que Willy... perdón, Winter acepta por fin su prótesis (y si alguien considera esto un spoiler... mejor, pues la película le gustará aún más). Pequeños detalles que marcan la diferencia de un filme pequeño, menor, plenamente servilista y que si bien puede que no surjan del talento depositado en la pantalla no le restan un ápice de su solvencia a la hora de encarar al espectador haya por donde se le espera, la siempre molesta experiencia del defensa que sabe por dónde se la van a colar... y aun así se la siguen colando. A falta de talento, aptitudes o posibilidades 'La gran aventura de Winter el delfín' se hace fuerte en su franqueza, en la aceptación sin reservas del qué y del cómo es.
'La gran aventura de Winter el delfín' no es nada del otro mundo, y al margen de la muy solvente banda sonora de Mark Isham no encontramos nada en ella que destaque, nada que merezca la pena señalar como un verdadero valor a tener en cuenta, ni tan siquiera un reparto del que lo más destacable es la correcta labor de los niños o el haber recuperado -aunque sea a este precio- a Ashley Judd... al tiempo que su falta de méritos se convierte a su vez en la ausencia de motivos para condenarla por unos pecados que en todo caso son inherentes al producto. Ni resulta molesta ni tan siquiera irritante. Es, en resumen, una producción familiar a la que pedirle que sea más de lo que ya es no es su problema, sino del espectador... al menos del que está informado. Visto así cumple, y se podría decir que dentro de su especie merece sobrevivir... al menos mientras no devore al cine de verdad.
Nota:
6
Por Juan Pairet Iglesias
Un padre que lo abandonó, un adorado primo que vuelve herido de la guerra y un refugio de animales en bancarrota con algunos de los problemas a superar para ofrecernos la típica explosión final llena de júbilo y esperanza y como no, buscando la lágrima fácil.
Valoro positivamente que se cambie aunque sea minimamente la estructura de "problema inicial - mejoría - bajón - explosión final" por una constante sucesión de caidas de las que hay que levantarse y reponerse a cada momento y que además ofrece las esperadas moralejas de superación, de no rendirse nunca, etc
Como digo, basicamente es un telefilm de media tarde con dos caras conocidas como las de Ashley Judd y Morgan Freeman pero con la mayoría de sus trampas y tópicos y con unos personajes que parece que se les vaya a desencajar la mandíbula con sus falsas sonrisas y que trasmitan peor cuando su estado anímico es el contrario.
Aunque de forma buscada y tramposa, es difícil que no se te escape alguna lágrima en alguna escena y sobretodo con las imágenes de la historia real en la que se basa la película. Es ideal para ver una tarde de cine con toda la familia.
Un 4.5
Machote, un respeto por Kris Kristofferson aunque no sea mucho más que un adorno al fondo.
Lo del reparto es discutible. La historia se puede quedar algo pequeña para algún actor, pero no hasta el punto de verlo deshubicado.
Nota: 6,5.