En una desolada carretera secundaria norteamericana, un hombre maniatado se arrastra hacia un buzón de correo y logra deslizar un mensaje de ayuda manchado de sangre antes de ser acechado por una figura misteriosa.

Funde a negro. Título. Dicha nota llega a la oficina de Correos del condado y al escritorio de Jasper, un experimentado y hábil investigador de "cartas muertas", responsable de investigar el correo perdido y/o sin identificación...

Tengo que admitir que la revelación al final de 'Dead Mail' de que se trata de una historia real me ha impactado y dejado con el culo torcido. Un filme basado en hechos reales que reproduce fielmente la estética a VHS de baja calidad y gastado de los años 70 y 80 en los que transcurre de forma para nada gratuita, lo que le aporta un encantadora armonía narrativa y audiovisual a su por otro lado sólido desarrollo argumental.

Fundamentada en la empatía hacia (casi) todos sus personajes y en el tranquilo pero inexorable devenir de los acontecimientos, el estilo y la sustancia, el fondo y las maneras se fusionan en 'Dead Mail', un telefilme retro de apariencia cutre y banal que se erige en una experiencia magnética y extraña que roza lo fascinante. La comunión casi perfecta entre una apuesta estética radical y una narrativa true crime con sabor añejo.

Por Juan Pairet Iglesias
@Wanchopex