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'Good Boy' - Un perro llamado Indy

Vía El Séptimo Arte por 01 de octubre de 2025
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Hace unos meses se estrenó 'Presence', película de Steven Soderbergh a la que, precisamente, haciendo honor a su título, le faltaba algo más de "presencia". De fuerza. De empaque. Una "película de fantasmas" que muestra la historia desde el punto de vista del "fantasma".

'Good Boy' es también una "película de fantasmas", y que en este caso muestra la historia desde el punto de vista del "perro". Como suena, siendo no obstante un planteamiento que está respaldado y fundamentado de manera dramática. No es un capricho, hay un por qué...

Un por qué que da para 68 minutos de reloj, tan distraídos como condicionados por la propia evidencia de su planteamiento: El protagonista es un perro. Un perro que no es como el de las pelis para críos. No habla. Y no hace nada que no haría un perro. Es sólo un perro.

Un perro llamado Indy. Cuando salió el tráiler de la película, fueron muchos los que le preguntaron a Google si moría al final de la misma. Algo que debería de considerarse un espóiler, si bien los amantes de los perros -supongo- lo posicionaron como un miedo real.

¿Ver una película en la que al perro le pasa algo? ¿Al perro del propio director? 'Good Boy' es un mediometraje curioso, pero también demasiado condicionado por su protagonista: Un perro al que no puedes pedirle que abandone su papel de perro. No puede. Es sólo un perro. 

Un perro al que no quieres que le pase nada, empezando por su director y dueño. Puedes matar a mil personas. Pero no lastimes al perro. Nadie te lo perdonará. 'Good Boy' es una película "barata" muy condicionada por esto: No hay medios para ponerle en peligro.

Y esa falta de medios para dobles, unido a que se trata de un perro "como los de la vida real", lastra una película curiosa; en especial, para los amantes de los perros, quienes sin duda caerán en la tentación de verla con sus amiguitos de cuatro patas. Visto así, ni tan mal.

Curiosa, pero también algo escasa como película, propiamente dicho. Una que acaba además resultando demasiado light, toda vez que el primero que no quiere lastimar a Indy, el perro, es su propio dueño, el director de la película, y que no hay recursos para disimularlo.

Algo que condiciona sobremanera y al final lastra las escenas de suspense, ya que, en contrastre con las más calmadas, parece obvio que se han rodado "como se ha podido", no tanto "como se ha querido"... para tranquilidad de los amantes de los perros...

... e indiferencia de los que no.

 

Por Juan Pairet Iglesias
@Wanchopex

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