'Mátalos suavemente' - El que paga, manda
La nueva película de Andrew Dominik encaja en la descripción de lo que se considera una buena película; una muy respetable y convincente como tal, en la que además no hay nada que desentone y todo lo que hay roza lo notable.
Una película que más que una historia, es un recorte de periódico en torno al que se elabora un discurso no tan soterrado ni tan manifiesto que habla, entre líneas, de un país y de un momento. Los gánsteres son tan sólo gánsteres.
Gánsteres que hacen lo que hacen porque les pagan, como a todo el mundo. América no es un país, es un negocio. Así es el capitalismo, así es la democracia. Y por si hubiera alguna duda, el propio Brad Pitt la resuelve de viva voz al final.
Un final evidente pero resolutivo, lo que es este drama criminal de apariencia tan inmaculada como desesperada por convertirse en un clásico moderno, de nombre 'Mátalos suavemente' que suavemente intenta convencernos.
¿De qué? De lo mucho que ella misma se gusta, por momentos demasiado, lo que rebaja de forma considerable el impacto de su engolado virtuosismo impostado; de sus desvaríos dialécticos con clara tendencia al onanismo.
De la superposición constante del mensaje a la trama, remarcado con una sosegada sutileza pasiva-agresiva que a menudo parece no tener muy claro hacia donde conduce una historia que, más bien, acaba siendo un MacGuffin.
Una excusa para hacer una película que pueda encajar en la descripción de lo que se dice, es, una película hecha y muy derecha, de paso que desliza de forma no tan soterrada ni tan manifiesta un manifiesto sociopolítico y económico.
Una historia de gánsteres con más miga que acción, más ornamental que insondable en la que los gánsteres son sólo eso, gánsteres que hacen lo que hacen porque les pagan, como a todo el mundo. Eso es el mercado, amigo.

Por Juan Pairet Iglesias
@Wanchopex
Además si el primero está enamorado de si mismo el segundo ya ni te cuento y tomando las notas de FA como referencia me parece más objetiva la disparidad de opiniones en cuanto "Mátalos Suavemente" que el ensalzamiento de vulgaridades como "Kill Bill 2", y ojo que a mi Tarantino me parece un gran director pero no por ello le rio todas las gracias.
Y meter a Tarantino no es idea mía, es de sus productores y publicistas y de algunas de las críticas en prensa que he leído. Más quisiera el amigo Dominik. O vamos, querer sí que quiere, pero no le sale.
Pués de ser así, que lo desconozco, tampoco estoy de acuerdo con todos esos publicistas y críticos que lo comparan con Tarantino porque yo al menos no les encuentro parecido, y si todo esto viene por los citados diálogos como el de Gandolfini pienso que esto es un mero recurso cinematográfico como lo puede ser el slow-motion en las escenas de acción y nadie lo compara con los hermanos Wachowski.
Además criticar a Dominik por tomar referencias de otros directores utilizando a Tarantino para ello es cuanto menos contradictorio, porque precisamente este último no sólo se inspira en otros directores de su gusto sino que les copia, les rinde homenaje e incluso reutiliza su material en cada una de sus películas.
Pintaba bien esta cinta. Un reparto de auténtico lujo (lástima que James Gandolfini y Ray Liotta ya no estén entre nosotros, se les veía buena gente además de grandes actores) con nombres que hasta al que vea cine solo como entretenimiento pasajero les sonará y una historia de thriller pesimista que podría triunfar con todos estos actores. Pues no, no triunfa; es más, no es anormal sentirse estafado.
Y es que en poco más de media hora no da tiempo a conocer bien a los personajes, ni a intentar sacar alguna opinión de la fotografía, ni nada. Todo pasa tan rápido que no da tiempo a degustar lo que se ofrece, que es como uno de esos platos de un restaurante de lujo que pagas más por el prestigio de local que por el plato en sí. En esta película pasa lo mismo. Mucho prestigio, aunque poco contenido.
Es una pena porque creo que el director tiene una cierta reputación y el elenco podría haber dado bastante más de lo que les permite el guion, pero es un producto rápido con duración corta, mala combinación. No tengo duda de que no le habría venido nada mal explayarse más sobre los protagonistas, tomarse más pausa en deleitarnos con la fotografía de un paisaje estadounidense deprimente y algo más de acción. Al final, da la sensación de que más que matar suavemente a los tipos que hayan metido la pata es al mismo espectador a quien se quieren quitar de en medio con un filme tedioso.
No es una película para mandarla al sumidero, pues queda un libreto que consigue mantener como puede el interés en como va a resolverse todo, las interpretaciones de Brad Pitt como sicario cínico y un James Gandolfini como otro sicario en decadencia que se adueña de la pantalla cuando hace acto de presencia y alguna secuencia a destacar como un asesinato a cámara lenta, del que no quiero decir quien es para no arrebatarles la sorpresa si terminan dándole el beneficio de la duda al largometraje. Pero que esta reseña sirva como advertencia para que luego no se sorprendan si les parece un tostón.
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