'Slow Horses' (T5) - The Jackson Five
Y van cinco. No hay quinta mala. Sigue siendo un placer pasar un rato en compañía de Jackson Lamb; bueno, y también de los suyos. Pero sobre todo de Jackson Lamb, el sostén y alma de la serie.
Una serie, de nombre 'Slow Horses' que sigue dando la cara. Como lo han hecho las cuatro temporadas anteriores. Suma y sigue. Sigue y suma. La quinta temporada mantiene el encanto, el vigor y la efectividad de las temporadas anteriores. Lo mantiene. Como por poder, puede que simplemente lo mantenga. Que no vaya a más, pero que tampoco vaya a menos. Que se mantenga.
El agua moja, el cielo es azul, y 'Slow Horses' es una serie muy sólida, tal y como viene demostrando temporada a temporada, para sorpresa de nadie que las haya visto. Sobran las presentaciones: Jackson Lamb y los demás son como de la familia. Una familiaridad con algún que otro síntoma de acomodada costumbre. Al fin y al cabo ya van cinco. No es fácil sorprender ni evitar ciertas rutinas.
Sucede hasta en las mejores familias, más no por ello se dejan de querer. O de disfrutar de la compañía de unos y otros. El roce hace el cariño. Ese confortable y cálido roce que por otro lado, a fuerza de insistir siempre ha sido la base de la televisión y de la familia. Una serie es tan buena como lo son sus protagonistas. Y no hay duda que el Jackson Lamb de Gary Oldman es de los grandes.
El sostén de 'Slow Horses', su alma. Una serie que no ha mostrado aún síntomas reales de fatiga, por más que a estas alturas tampoco parezca tener grandes aspiraciones. Salvar el mundo para poder vivir un día más. Lo cotidiano y familiar de saber ya qué esperar, qué te vas a encontrar. Acostumbrarse a que un buen trabajo, sólido pero no brillante parezca sólo hacer su trabajo.
Un buen trabajo como el de 'Slow Horses', serie no parece querer encontrar al nuevo Charlie Parker, ni falta que le hace. Ya tiene a Jackson Lamb. Será todo lo que pueda parecer que es, pero ni es un estúpido ni mucho menos un inútil; ni ha perdido la confianza ni la seguridad en sí mismo, como tampoco lo ha hecho una serie que sabe a lo que va, cómo ir y cómo llegar. Y van cinco.
No hay quinta mala. Sigue siendo un placer pasar un rato en compañía de Jackson Lamb; bueno, y también de los suyos. Aunque ya no sea tanto una novedad, como una (agradable) costumbre.
Como las celebraciones de Navidad.

Por Juan Pairet Iglesias
@Wanchopex







