Hay directores que, por méritos propios, parecen estar abonados al éxito. Película tras película, mantienen el idilio tanto con la crítica como con el público. Pasan los años, se van sucediendo los proyectos, y no pierden la inspiración. Están en estado de gracia. El veterano David Cronenberg puede ponerse en dicho grupo. Ya desde sus inicios adquirió la categoría de autor de culto, pero no ha sido hasta hace relativamente poco que se ha consolidado como un autor maduro y respetado por todos los sectores de la industria cinematográfica. Es una auténtica referencia.

Sobretodo desde que encontró su particular método, en el que la provocación no empaña nunca la inteligencia de la propuesta. El método Cronenberg, que hace que éste sea uno de los nombres más deseados entre los festivales de cine más importantes del mundo. Un nombre que en esta ocasión ha ido a parar a la de nuevo consolidada cita de la ciudad de los canales. Otro puntazo para el equipo de Marco de Muller, que suma y sigue en el contador de aciertos. En el primer fue George Clooney; en el segundo Roman Polanski; en el tercero David Cronenberg. Y la gente en pie.

En pie no sólo por el indiscutible interés que levantan dichas estrellas, antes incluso de que presenten sus trabajos, sino más bien porque éstos realmente merecen la ovación con la que han sido despedidos. En las dos primeras jornadas el éxito en la Sección Oficial a Competición fue rotundo, y ésta tercera no iba a ser la excepción... ni mucho menos, porque según los primeros sondeos, ahí va otro serio candidato a recibir al final de esta 68ª edición de la Mostra, el preciado León de Oro.

Tomen nota, el título es 'Un método peligroso' y gira entorno a la rivalidad entre Sigmund Freud y su alumno aventajado Carl Jeung. Un duelo de titanes que tiene su epicentro en la concepción del psicoanálisis y en un triángulo amoroso de lo más tormentoso. Un duelo de titantes magnificado por las interpretaciones del trío protagonista (Keira Knightley, Viggo Mortensen y Michael Fassbender), así como por la sobria y técnicamente perfecta dirección de Cronenberg, un autor en pleno apogeo creativo que, para no desentonar con la tónica de esta Mostra, para nada puede ser descartado para erigirse este año como máximo conquistador de Venecia.

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