'La conductora' - Cajón de sastre

La ópera prima de Shawn Simmons recuerda bastante a 'Baby Driver'. De hecho, parece incluso que su título español pretende reforzar dicha asociación. Aunque 'La conductora' no es una película tan jovial, decidida y romántica como la de Edgar Wright, ni tampoco tiene su energía, su personalidad... o su falta de mesura. Es, en líneas generales, una película bastante contenida que en comparación, o sin ella, no tiene tan claro lo que quiere ser.
Puede parecerlo porque a ratos funciona muy bien, pero el guión, el ritmo y el tono del relato no dejan de dar continuos bandazos, sin llegar nunca a achuchar todo lo que insinúa querer abarcar. Que es mucho, quizá demasiado para un debutante; tanto como para dar la sensación de que pretende ser no menos de tres películas a la vez; lo pretende, pero de tal manera que al final no termina de ser ninguna de ellas. De ser una suerte de "cajón de sastre".
Un "cajón de sastre" irregular y algo disperso que aún a pesar de tener buenas cartas va dejando pasar las manos sin apostar, con o sin decisión y valentía por alguna de ellas. En fútbol diríamos que le ha faltado ir a por el partido, siendo que en la práctica si 'La conductora' nunca le pierde la cara al juego es en gran parte por Samara Weaving y Karl Glusman. Simmons plantea bien el partido, pero falla en la lectura del juego y la gestión del banquillo.
Quiero decir, la peli comienza prometiendo estar a la altura de esa asociación (fundada o infundada) con 'Baby Driver' (y/o similares). Pero si bien nunca deja de dar juego y moverse o plantear alternativas interesantes, apenas concreta o saca provecho de las muchas puntadas que da; recursos que a la postre hacen de ella una cóctel pretendidamente molón que sin embargo, a pesar de sus bondades, resulta un tanto frívolo.
O sea, pan para hoy... hambre para mañana.
Por Juan Pairet Iglesias
@Wanchopex