'Mi amiga Eva' - Van dos y se cae el del medio
Viendo la última película de Cesc Gay no podía dejar de pensar en 'Rifkin's Festival', la penúltima película de Woody Allen; bueno, más bien... en intentar recordar su nombre. Puede que sea la película de Woody Allen que más se le haya sudado a Woody Allen. Una película escrita, rodada y montada en punto muerto de la que sólo nos acordamos porque se rodó en San Sebastián.
'Mi amiga Eva' es, igualmente, una película que al igual que aquella parece hecha por hacer. Por inercia, por rutina. Por costumbre, por nombre. Para hacer tiempo. Porque se puede y algo hay que hacer en la vida. Una sensación en realidad muy parecida a la que ya ofrecía la anterior película de Gay, 'Historias para no contar', formada por cinco chascarrillos ligeros y olvidables.
En 'Mi amiga Eva' sólo hay uno, pero es igualmente ligero, olvidable y altamente ordinario. Cierto es que a lo largo de su carrera Gay ha cultivado este tipo de cine sencillo, cercano y liviano; pero también que títulos como 'Sentimental' o 'Truman' tienen un volumen, refinamiento y empaque del que carecen sus dos últimas películas. Historias para olvidar que parecen hechas por hacer.
Películas que si se ponen de lado, desaparecen. En el caso de 'Mi amiga Eva', agravado además por unas elipsis que parecen concebidas para quitarse de problemas y evitar tener que explotar una historia que se presenta tan simple, escueta y rudimentaria como un teletipo. De una manera vagamente agradable, pero también de una manera rematadamente frívola, elemental y efímera.
Nunca es tarde para volver a enamorarse. El principio, el medio y el fin de una película que no sale de ahí, absorta por un eslogan al que no busca darle ni media vuelta. Una explotación superficial, bienintencionada, atonal y muy básica en la que poco hay de interés que haya sobrevivido a los recortes, dando la impresión de que se han confundido y montado con las tomas descartadas...
Por Juan Pairet Iglesias
@Wanchopex
