'The Last Showgirl' - To Pamela

Mientras veía 'The Last Showgirl' no podía dejar de pensar en 'To Leslie', película que al igual que la presente parece que se vende y se compra a través de la figura de su protagonista, una Pamela Anderson que nunca había tenido una oportunidad como esta para parecer una actriz; para comportarse y que además la viéramos como una actriz.
Anderson es el centro de todo, al igual que Andrea Riseborough lo era en aquella, en uno de esos papeles que dan sentido a una carrera, de paso que a su vez, también, pretenden definir toda una película. Una película, 'The Last Showgirl', tirando a funcional convocada para la causa por ella, por Jamie Lee Curtis o por las pintas de Dave Bautista.
He dicho "funcional", pero también podría decir "correcta". 'The Last Showgirl' aguanta el tipo durante su escueta y ligera hora y media de metraje, en una historia de contornos melodramáticos evidentes que se desarrolla más o menos sobre lo previsto. Sin grandes sorpresas, altibajos o aspavientos. De manera sencilla, cálida, amable; discreta, casi transparente.
De manera también más o menos convencional, y hasta cierto punto de manera tan superficial y a la vez honesta como el ajustado bikini rojo que lucía Anderson en 'Los vigilantes de la playa'. Una referencia inevitable, más por el morbo o el erotismo en el que evita caer 'The Last Showgirl': Un retrato retro granulado, bienintencionado y políticamente correcto que por descontado poco tiene que ver con lo que hubiera hecho un Paul Verhoeven.
Porque en líneas generales 'The Last Showgirl' es una película bastante convencional, normativa y poco arriesgada, sin que eso tenga por qué ser malo. Y es que esto es, precisamente, lo que le permite a Anderson brillar en un papel que recuerda al de Demi Moore en 'La sustancia'. Para Anderson, al igual que lo ha sido para Moore, es su postrera reivindicación personal y profesional. Lo que le permite ser algo más que dos tetas (operadas).
Aunque la película de Coralie Fargeat cuente más o menos lo mismo con más ímpetu y argumentos más estimulantes; con más riesgo y menos contención.
Aun si bien con menos "brillibrilli" Anderson lo consigue, igualmente, por su buena labor y por romper con su imagen profesional: La de -hasta ahora- no ser más que un póster pechugón para camioneros. Una sorprendente buena labor respaldada por el no menos notable desempeño de Jaime Lee Curtis o las pintas de Dave Bautista, lo que aporta algo de color a una propuesta de mecha corta que si no fuera por ellos no destacaría.
Por nada, y en nada en particular.
Por Juan Pairet Iglesias
@Wanchopex

