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'Votemos' - Disfruten lo votado

Vía El Séptimo Arte por 11 de junio de 2025
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Todos somos como somos. Eso nos gusta pensar. Pero la realidad es que, muy posiblemente, la gran mayoría sólo nos lo creemos porque es lo que parece. Vivimos en una sociedad, y como tal estamos sujetos a las convenciones sociales y al escrutinio de los demás, ya sea de forma directa o indirecta. Y es que no somos como somos, sino cómo puedan vernos o podamos encajar dentro de una sociedad sobre la que además no tenemos el control.

En una comunidad de vecinos, como también puede ocurrir en tu trabajo o en tu bar de referencia, todos nos conocemos "de vista". Por lo general, sabemos ubicarnos unos a otros dentro de un contexto dado: el que le da fundamento a nuestra relación. Es mi vecino, es mi compañero de trabajo, etc. Y a base de pequeños esbozos nos hacemos una idea de quién es quién, y de cómo es cada uno. "Este vecino es majo... porque saluda por la escalera".

'Votemos' incide en todo esto de una manera tan clara como rotunda. Somos como somos... hasta que las circunstancias nos liberan del yugo del qué dirán. Del cómo se supone que somos, o tenemos que ser para encajar... o no encajar. Porque los vecinos no se eligen; te tocan. O se aguantan, porque no hay más remedio... En 'Votemos', eso sí, tienen la aparente oportunidad de elegir a un nuevo vecino... en base a lo dicho, un (muy) pequeño esbozo.

Por descontado, la de 'Votemos' se trata de una reunión de vecinos "caliente" en la que se dirán muchas cosas. El tipo de cosas que uno piensa, deduce, cree o sabe... pero que no dice en voz alta, porque no es educado. Porque es una falta de respeto. Vivimos en una sociedad residencial cimentada en un castillo de naipes formado por el interés, la apariencia, la oportunidad, el bienquedismo y la conveniencia. Porque no podemos valernos por sí mismos.

"Un problema de salud mental" es el detonante del 'Votemos' de su título, una comedia amarga, ácida y percutora sobre, obviamente, quiénes somos o dejamos de ser cuando las circunstancias nos aprietan las tuercas. Cuando nos calentamos. Cuando dejamos de ser... normales, y tal vez nos convertimos en anormales. Una película de claras reminiscencias teatrales, fundamentada en el diálogo sin pausa y que se desarrolla en un único escenario.

Una comedia arrolladora, por cuanto el terreno de juego y el efecto bola de nieve complica sobremanera que perdamos de vista la pelota. Una pelota que, por supuesto, se va haciendo más y más grande, hasta dar forma a una intensa e incómoda reunión de vecinos, tan punzante como divertida que ojalá no durase tan sólo 85 minutos. Es complicado no identificarse en alguna medida, tanto como lo es no disfrutar (desde fuera) de 'Votemos'

Una película que, en resumen, demuestra que la democracia es una mierda. Porque seamos sinceros: los demás, por lo general, y llegado el caso, son unos gilipollas. Aunque saluden amablemente por las escaleras como si no lo fueran.

 

Por Juan Pairet Iglesias
@Wanchopex

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