'Jurassic World: El renacer' - Hemos reparado en riesgos

Seth Rogen interpreta en 'The Studio' al recién nombrado jefe de un estudio de cine. El trabajo de sus sueños. Alguien que se metió en ese mundo porque le encantan las películas... pero que ahora tiene miedo de que su trabajo sea destrozarlas. Porque los ejecutivos de Hollywood están mal considerados, como por norma lo suelen estar prácticamente todos los ejecutivos. Por algo rara es la vez que estos ejecutivos no son retratados en el cine como villanos...
... como sin ir más lejos sucede con el que interpreta Rupert Friend en 'Jurassic World: El renacer', personaje que para sorpresa de nadie acaba siendo como cabe sospechar que es desde el principio: un corporativista interesado. Y es que para sorpresa de nadie, 'Jurassic World: El renacer' es una de esas películas en las que uno ya sabe de antemano quién va a morir y quién no; una de esas pelis que, de hecho y de antemano, uno ya sabe cómo se van a desarrollar.
Pero con un buen envoltorio, el que proporciona un Gareth Edwards que ya ha demostrado su solvencia estética en títulos como 'The Creator', otra película cuya apariencia también estaba muy por encima de su guión. Una película, no obstante, más sentida y consistente que esta 'Jurassic World: El renacer', a todas luces un encargo resuelto con tanta profesionalidad como desapego emocional. Lo que deriva en una producción conformista y complaciente.
Lo habitual. Han reparado en riesgos. Y 'Jurassic World: El renacer' es una falta de riesgo totalmente calculado. Como si fuera 'Parque jurásico III', sólo que durando media hora más... lo que inclina la balanza a favor de la película de 2001. Más corta, concisa y directa. Más efectiva. Puede que también, incluso, más convincente y con cierto grado de incertidumbre, y por ende, con algo de ese suspense y emoción que le faltan a esta insipida séptima entrega.
"El renacer", aunque más bien debería ser "El insistir". Porque dejando de lado la elegancia formal de Edwards, que así a bote pronto, y a pesar de unos cromas demasiado pobres para una producción de 180 millones, resulta superior a cualquiera de las tres anteriores 'Jurassic World'. La película no aporta nada novedoso o sustancial. Poco más que darle algo que hacer a Mahershala Ali mientras Marvel intenta patinar sobre hielo cuesta arriba con 'Blade'.
Sí, hay nuevos dinosaurios, pero para el caso, todos hacen lo mismo: comerse a unos y dejar escapar a otros. Enseguida sabrán quiénes son unos y otros. Porque no hay grandes sorpresas ni giros, lo que una vez ya en la isla lastra claramente al conjunto. Un conjunto que permanece a flote mientras está sobre el agua, pero que hace aguas al llegar a tierra firme. Porque su desarrollo acaba siendo demasiado convencional y rutinario. Demasiado sobre seguro.
Sirva como ejemplo la partitura de Alexandre Desplat, de una discreción tan inusual que sólo llama nuestra atención cuando recurre al famoso tema de John Williams. Y es que 'Jurassic World: El renacer' es una película tirando a discreta, que si llama nuestra atención de manera intermitente es porque sus 180 millones de presupuesto le permiten aparentar estar a la altura de lo que debe ser todo buen y bonito, complaciente e insipido blockbuster veraniego.
Aunque a decir verdad, no es que 'Jurassic World: El renacer' sea mala; de hecho, es posible que sea la mejor 'Jurassic World' de las cuatro... que tampoco es mucho decir. Pero a la séptima uno tiene la sensación de que esta película, tan sumamente correcta y formal, ya la ha visto antes, y además unas cuantas veces. Una familiaridad impulsada por un patrón argumental repleto de clichés que en la práctica tumba casi cualquier noción de suspense y emoción.
Porque no es una saga ni una película en la que mueran niños, sino una en la que lo hacen los malvados ejecutivos, empresarios o benefactores como los que han interpretado Arliss Howard, Rafe Spall o en esta Rupert Friend. Y si esta revelación les ha pillado por sorpresa, es que aún han visto pocas películas... y entonces podrán disfrutar de 'Jurassic World: El renacer' como si en vez de ser la séptima fuera la tercera, la cual después de todo no estaba tan mal.
Por Juan Pairet Iglesias
@Wanchopex






