Las acciones del Movimiento por la Liberación de la Mujer durante la retransmisión del concurso Miss Mundo 1970 son la base sobre la que gira 'Rompiendo las normas', comedia con intenciones reivindicativas en la que la lucha por los derechos de las mujeres se da la mano con la lucha contra el racismo.

Vale, de acuerdo. Puede ser. Pero por encima de cualquier otra consideración o aparente reivindicación, 'Rompiendo las normas' es una película ligera, más bien sencilla y de agradable visionado a la que su acertado reparto reafirma como una película ligera, más bien sencilla y de agradable visionado.

No es desde luego un drama que vaya a cambiar el mundo en el que vivimos aunque parezca que pretenda (en vano) lo contrario. Tampoco una comedia que vaya a cambiar la carrera de ninguno de los presentes, atraídos por la buena conciencia que ni les exige como intérpretes ni les deja mal como personas.

Porque 'Rompiendo las normas' es, por encima de cualquier otra consideración o aparente reivindicación, un agradable, inofensivo e ingenuo pasatiempo escudado en un par de buenas causas a la que remite sin sacarle punta ni tampoco herir la sensibilidad de nadie, no vaya a ser que alguien se ofenda.

"Dorar la píldora", que dicen.

No es desde luego 'La estación de la felicidad', en donde Clea Duvall no da puntada sin hilo, si bien tampoco se queda demasiado lejos de ella... en cuanto a su efectividad como pasatiempo resultón para ver en familia y con una sonrisa. No más que un superficial e inofensivo pasatiempo de cara a la galería.

Por Juan Pairet Iglesias
@Wanchopex