'Sin oxígeno' - Aguadilla

Alex Parkinson debuta en la dirección de ficción con 'Sin oxígeno', película basada en hechos reales recogidos por el propio cineasta británico en 'Último aliento', documental de 2019 que según Donald Clarke de Irish Times "da la sensación de que se ha alargado al máximo para que sea un largometraje". No he visto 'Último aliento', pero sí he visto 'Sin oxígeno', y la sensación, ciertamente, sea casualidad o no, es que también "se ha alargado al máximo para que parezca un largometraje".
Ambas tardan más o menos lo mismo en narrar la "increíble historia" de Chris Lemons, un buzo profesional que por accidente quedó atrapado en el fondo del Mar del Norte, en una situación realmente desesperada. Una historia tal vez increíble, pero también muy sencilla; como para que parezca que, como tal, sólo ocupa la mitad de los 90 minutos que dura 'Sin oxígeno'. Una situación de vida o muerte que parece reducida a ser poco más que una anécdota. Porque en realidad, lo es.
O al menos lo parece, suponemos que salvo para Parkinson o el propio Chris Lemmons. Y es que a decir verdad... no pasa gran cosa, siendo además una situación tan limitada y/o condicionada por el entorno en el que sucede que dicha sensación se ve reforzada: La de una película maniatada, y atrapada en su aparente fidelidad a una historia que bloquea o anula buena parte de sus posibilidades como una emocionante y/o emotiva ficción que se queda corta, en todos los sentidos.
Una en la que la mayoría de sus personajes están a merced de la circunstancia, empezando por un "falso héroe" que prácticamente ni se entera de una odisea que no lo es. O que no lo parece, siendo que la película no hace mucho porque parezca lo contrario. Alex Parkinson se limita a contar la historia con tanta corrección, sencillez y austeridad, que la misma acaba reducida a ser una excusa para hacer una película. Una película demasiado correcta, sencilla y austera a la que le falta algo.
¿El qué? Pues nada más y nada menos que el principio cinematográfico. Ese "factor X" que de alguna manera nos haga o bien empatizar con su protagonista, o bien vibrar con las acciones de sus compañeros. Sin embargo no sucede ni lo uno ni lo otro, quedando 'Sin oxígeno' reducida a ser un solvente, lacónico y parco "cosas que pasan" equiparable a una "aguadilla" que si bien puede ser satisfactoriamente competente, al mismo tiempo resulta insatisfactoriamente efímero y conciso.
Por Juan Pairet Iglesias
@Wanchopex