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Capítulo I - Y a la tercera fue la tercera

Vía El Séptimo Arte por 26 de mayo de 2015

Hemos vuelto. Y van tres años seguidos. Comenzó en uno de los cines con más encanto de Madrid, el Palafox, una nueva edición de Nocturna, el Festival Internacional de Cine Fantástico de Madrid... y ya de todos los madrileños.

Aunque como tantos comienzos el de este año no ha sido precisamente brillante por culpa de 'Indigenous', una chapucera cinta de terror sobre un grupo de por supuesto guapos turistas norteamericanos perdidos en la selva de un país "de la otra América", en este caso Panamá, y a merced de una criatura de leyenda, el "chupacabras".

"¡Porque las leyendas están para algo!" exclama un personaje como tratando de justificar una película que no tiene justificación alguna. O en otras palabras, puro relleno mediocre y anodino que se permite, además, el lujo de despreciar un minúsculo conato de aportar algo a un subgénero tan trillado al que directamente, por vaguería, como que avergüenza. Tan hueca como las cabezas de sus protagonistas, y lo que se dice empezar con mal pie.

Todo lo contrario que 'The House on Pine Street', a la que si algo no se le puede echar en cara son sus esfuerzos, primero, por encontrar su propia voz, y segundo por dotar de credibilidad a la misma. Incluso demasiados esfuerzos una vez vistos sus excesivos 111 minutos de duración, que reducen considerablemente la intensidad, y toda una retahíla de finales que, una vez agotado, ríete tú de los de 'El retorno del Rey'.

Y es que aunque elegante y voluntariosa a la cinta le pierde relamerse en su insistencia, una reiteración que minimiza el alcance de la duda suscitada por la sutileza de sus mejores momentos. Un poco como le ocurría a 'Babadook', en donde unas buenísimas intenciones no se ven del todo rubricadas por la torpeza con la que se encaran sus limitaciones, así como por algún desliz propio de la inexperiencia en especial a la hora de complicar innecesariamente una historia que exigía un desarrollo más frontal.

Y frontal y muy, muy directa es 'Lost After Dark', un homenaje al slasher de los 80 en plan "grindhouse" que se erige en todo un "must see" dentro de un festival como el de Nocturna. ¿Por qué? Pues porque es lo que vendría a ser un mal filme "hecho aposta", algo así como el 'Hatchet' de Adam Green pero en bueno y sin ego. O lo que antes era "malo" por inercia ahora lo es de una manera "burlesca".

O lo que es lo mismo, un título ridículamente absurdo a disfrutar en compañía a poder ser de otros "friquis", que no escatima su necesarias dosis de sangre y frases estúpidas, juega con acierto con algunos clichés a los que pervierte y presenta a un impagable Robert Patrick riéndose de su imagen de "tipo duro de película", en lo que supone una prueba evidente que se trata de un filme a tomar muy poco en serio.

Paralelamente, en la sala principal, tenía lugar la "gala" de inauguración del festival, caracterizada por el tono friki y desenfadado que lo caracteriza y en la que, además de la entrega del Premio Visionary al francés afincado en USA Alexandre Aja, hubo varias sorpresas. Miguel Ángel Vivas fue el encargado de presentar los 10 primeros minutos de su nueva película, 'Extinction', un inicio que ya tiene más planos que toda su anterior película y que nos puso los dientes largos para esperar a su estreno, este mismo verano.

Pero, yendo a lo realmente importante, la cinta encargada de inaugurar oficialmente el festival no era otra que 'Horns', mundialmente conocida por la imagen de tener al protagonista de Harry Potter con cuernos de diablillo. Cumplió con creces como divertimento nocturno pese a la complejidad tonal de su apuesta. Una cinta larga en la que cuesta entrar en su propuesta y que se mueve entre lo romántico, el thriller, el drama y la comedia gamberra y cutre que tantas alegrías nos ha dado en el cine de Aja.

La película, que además juega entre dos líneas temporales, no consigue sin embargo escapar de una irregularidad rítmica derivada de la introducción de largos y repetitivos flashbacks que en realidad, no añaden nada, y de optar por confiar en la decena de giros de guion que parecen advertir de un final que no llega. Pese a todo, la cinta de Aja sorprende al diferenciarse del resto de cine comercial del estilo con un propuesta que, aunque no acabe de culminar del todo, tiene detalles que la magnifican y que aseguran su disfrute.

Continuará.



Por Juan Pairet Iglesias & Diego Sánchez Izquierdo
@Wanchopex / @DSaniz


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