Su título español aclara las dudas: 'El regreso de Ulises' se centra en los últimos cantos de la Odisea, el poema épico griego de Homero al que dentro de un año muchos conocerán por ser una película de Christopher Nolan. Sin embargo, en mi corazón seguirá siendo una de Ray Harryhausen, aunque a decir verdad creo que nunca lo adaptó. Da igual. Es mencionar una obra clásica de este estilo, y pensar en un relato de aventuras como aquellos de Ray Harryhausen. 

Aunque 'El regreso de Ulises' no es un relato de aventuras, ni mucho menos como los de Harryhausen. Es un thriller dramático sobre un soldado que vuelve de la guerra, avergonzado por haber sido el único de los suyos en regresar con vida. Un soldado que vuelve a su tierra y a su reino, a su esposa y a su hijo. Una historia en la que hay más palabras que acción, los efectos especiales brillan por su ausencia y le vemos el pito a Ralph Fiennes. Interesante, ¿verdad?

La historia de un reencuentro familiar al final de un viaje del que no somos partícipes, en lo que su director describe como "una Odisea de la mente, sin viajes, sin monstruos, sin dioses". Un padre cuya identidad ha sido destrozada por los horrores de la guerra; una esposa presa de la incertidumbre de su regreso; un joven en busca de su identidad. Se reconoce la obra original, por descontado, pero se trata de un acercamiento mucho más solemne, íntimo y austero.

Mucho más de lo que estamos acostumbrados a ver, no ya digamos por parte de Hollywood, como bien demostrará Christopher Nolan en un año... hasta el punto que 'El regreso de Ulises' podría pasar por un drama shakespeariano. Ser o no ser, y ese tipo de cosas que se alargan peligrosamente hasta las dos horas de un metraje durante el que queda claro quiénes son sus protagonistas: los dos que ya lo fueron también de 'El paciente inglés', allá por 1996.

Una película, recuerdo, con fama de ser algo pesada, densa y aburrida... algo que también podríamos decir de 'El regreso de Ulises', si bien, al igual que el citado filme de Anthony Minghella, lo es más por una cuestión de ceremonioso clasicismo narrativo. De que al fin y al cabo, dado que el foco de interés humano es reducido aunque aparezcan muchos personajes, al final no deja de sentirse como una historia la mar de sencilla: la de un efímero reencuentro.

No es tanto que su austeridad pueda derivar en cierta languidez monótona, como que a la postre su relativo narcisismo dialéctivo no venga acompañado por una riqueza o profundidad argumental; o que precisamente por esto, dicho reencuentro, más de 100 largos minutos después, carezca de fuerza, sepa a poco y resulte un tanto frío. Quizá, también, porque al no haber sido partícipes del viaje, el destino, de sobras conocido, nos es un tanto indiferente.

Así, al igual que sucede con 'El paciente inglés', nos queda el recuerdo de una película muy correcta, apreciable y respetable que sin embargo estamos seguros que no volveremos a ver, porque ya sólo su recuerdo nos trasmite una pereza que incluso pesa en nuestro estado de ánimo. La certeza de que la versión de Nolan arrollará a esta de Uberto Pasolini (junto a todas las demás...) tampoco ayuda a una película a la que, en resumen, le falta fuerza y autoridad.

Por Juan Pairet Iglesias
@Wanchopex

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